miércoles, 23 de julio de 2014

Defraudar el servicio eléctrico - una rutina en Cuba

Defraudar el servicio eléctrico: una rutina en Cuba

Para muchos cubanos, hurtar electricidad se ha convertido en un arte.

Otros prefieren pagar por debajo de la mesa al cobrador.

Iván García Quintero

julio 23, 2014



Pasada la siete de la noche, Esteban, dueño de una pizzería particular,

conecta un interruptor directo a la red eléctrica pública: así abarata

el consumo energético de su negocio.



"Por las noches apenas hay inspectores de la compañía eléctrica en la

calle. Entonces aprovecho y me enlazo al tendido público. Por 100 cuc

(87 dólares) un electricista me hizo la conexión. Es que los dos hornos

eléctricos que tengo consumen demasiada energía. De lo contrario,

pagaría 4,500 pesos mensuales solo en electricidad. Demasiado dinero. Si

le sumas los elevados impuestos, salarios a tres trabajadores y otros

pagos que debemos hacerle al fisco, quebraríamos", se justifica Esteban.



Leovigildo, campesino y dueño de una finca, también se queja del alto

consumo energético. "Nosotros debemos pagar el combustible en moneda

convertible. Un galón de cinco litros nos cuesta 5 dólares. Gasto mucha

corriente para extraer agua de los pozos. En consumo eléctrico pago más

de 3 mil pesos al mes. Eso encarece la producción lechera y agrícola. En

2009 el Estado comenzó a pagar 15 centavos de dólar por cada litro de

leche, intentando estimular la menguada producción. Pero al poco tiempo

todo se fue al garete cuando se elevó el precio del kilowatt. No da

negocio producir leche. La opción es entregar la leche a Acopio, ellos

elaboran quesos artesanales y obtenemos mejores dividendos".



Después que Fidel Castro llegara al poder en enero de 1959, el consumo

eléctrico fue subsidiado por el Estado. Hasta 2005, su costo no

representaba un problema en el ámbito domestico.



Durante 30 años la extinta Unión Soviética a precio de saldo exportaba

millones de barriles diarios. Toda la industria y equipos automotores

eran rusos y de otros países del antiguo bloque comunista de Europa del

Este.



Los camiones Zil, autos Moskovich, aviones Ilushin, tractores o los

ómnibus Ikarus, fabricados en Hungría, eran altamente consumidores y

nocivos al medio ambiente, igual que los electrodomésticos soviéticos.



Cuando en 1991 la URSS dijo adiós al comunismo, Cuba entró de lleno en

una crisis económica estacionaria que aún perdura. La producción de

electricidad fue uno de los rubros más afectados. Las ciudades sufrieron

apagones de 12 horas diarias y los bueyes sustituyeron a los tractores.



Pero en 1998 llegó una racha de buena suerte para el apesadumbrado

comandante. Su compadre ideológico Hugo Chávez ganó las elecciones en

Venezuela. Cuando el bolivariano llegó a Miraflores, se rubricaron

intercambios comerciales ostensiblemente ventajosos para Cuba.



Por decreto, PDVSA, se convirtió en la caja de caudales de los proyectos

mesiánicos o populares del difunto Chávez y la isla comenzó a recibir

más de 100 mil barriles de petróleos diarios, a cambio de médicos,

asesores militares y profesionales civiles.



Pero había que modernizar las añejas redes de distribución y producción

energética. También los electrodomésticos, bombillos y motores de

vehículos con elevado consumo.



Castro, experto en gobernar teniendo de fondo alguna campaña

publicitaria, inventó una nueva revolución dentro su inconclusa

revolución. La denominó Revolución Energética.



Comenzó por cambiar los equipos anacrónicos utilizados por la mayoría de

la gente para cocinar y conservar sus alimentos. Sustituyó millones de

bombillos derrochadores por otros 'ahorradores'.



En sus casas, los cubanos tenían artilugios de mediados del siglo XX, no

porque fueran coleccionistas, sino porque el Estado era el proveedor y

dueño de la vida ciudadana. Detrás de la cruzada aparentemente populista

y generosa de Fidel Castro, se encubrió un alza de las entonces

asequibles tarifas eléctricas.



Con la llegada del Raúl Castro al poder en el verano de 2006, el precio

del servicio eléctrico sufrió una nueva vuelta de tuerca. Ahora mismo,

en Cuba se paga 0.09 centavos de peso por el consumo de cada kilowatt.



Pasado los 100 kilowatts y hasta 150, el consumo se eleva a 0.30

centavos. Los precios van subiendo gradualmente. Después de los 300 se

paga 1.50 el kilowatt consumido.



Y los altos consumidores, dueños de paladares, fincas, hospedajes y

pizzerías privadas, que consumen más de 5,000 kilowatts deben pagar a 5

pesos el kilowatt.



El promedio de gasto familiar por consumo eléctrico en Cuba es de 85

pesos mensuales, unos 4 dólares (el salario medio no sobrepasa los 25

dólares). Con el aumento de aires acondicionados y cocinas eléctricas,

muchas familias cada mes pagan entre 400 y 500 pesos (20 o 25 dólares).



Gracias al dinero enviado por sus parientes en Miami, Susana, maestra,

ha podido comprar un aire acondicionado y equipos de cocina. "El consumo

eléctrico se ha disparado hasta los 511 pesos en verano y mi salario es

de 415 pesos. La solución es pagarle 5 cuc (120 pesos) al cobrador de la

luz para que nos manipule la factura".



En La Habana son miles los clientes que defraudan el pago de

electricidad. Según Norberto, es un negocio que deja beneficios a unos y

otros. "Los núcleos familiares y negocios particulares se ahorran

cientos o miles de pesos mensuales. Y los cobradores, que ganamos poco,

hacemos un dinero extra por la izquierda".



En las dos décadas que lleva trabajando, Norberto ha visto toda clase de

trucos para defraudar o amortizar el pago del servicio eléctrico. "Desde

un edifico de 11 apartamentos que tenía habilitado un sistema para

engancharse a la red de una empresa estatal hasta dueños de talleres y

cafeterías que manipulan los relojes contadores".



Para muchos cubanos, hurtar electricidad se ha convertido en un arte.

Otros prefieren pagar por debajo de la mesa al cobrador. Inclusive,

algunos se marchan del país y tratan de ver cómo 'abaratan' las facturas

eléctricas y telefónicas. "Lo que pasa que afuera la cosa no es tan

fácil", dice Ramón, un habanero reconvertido en madrileño.



Source: Defraudar el servicio eléctrico: una rutina en Cuba -

http://www.martinoticias.com/content/defraudar-el-servicio-electrico-una-rutina-en-cuba/38829.html

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