¿Qué significaría el levantamiento de las sanciones?
¿Puede una decisión de la administración de Estados Unidos eliminar el
sufrimiento provocado por una dictadura que ha durado más de medio siglo?
jueves, enero 29, 2015 | Vicente P. Escobal
MIAMI, Florida -La inesperada noticia sobre el restablecimiento, o si se
prefiere, la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba
ha dejado perplejos a no pocas personas en el mundo.
Cuba, esgrimiendo desde hace más de cincuenta años la bandera del
"antimperialismo", arrojando virulentos ataques contra los yanquis e
incluso sugiriendo el lanzamiento de cohetes nucleares a las principales
ciudades estadounidenses, ahora acepta la rama de olivo extendida desde
Washington por una administración complaciente incapaz de comprender lo
que ha significado para Cuba, y para el resto de América Latina, la
llamada revolución cubana.
Todos, desde cada una de nuestros diferentes enfoques ideológicos,
queremos lo mejor para Cuba y para los cubanos. No aspiramos a una
nación arrasada por la barbarie stalinista que demore cincuenta años más
en alcanzar su libertad, como tampoco aspiramos a poner en riesgo su
soberanía.
En el ámbito de las relaciones de Cuba con Estados Unidos las llamadas
sanciones económicas han constituido el tema más controversial cuyo
debate implica discrepancias incluso entre quienes se oponen al
castrismo. Es bueno recordar que el embargo y las sanciones de
Washington a La Habana constituyen el argumento que más fragmenta a los
cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida.
¿Qué significaría el levantamiento de las sanciones? ¿Sería razonable
creer que la reconquista de la libertad y la democracia para Cuba
dependen de las decisiones del gobierno de Estados Unidos? ¿Lograría el
régimen cubano hacer más eficiente, prospera y competitiva la economía
si se suspendieran unilateralmente las sanciones? ¿Qué mueve al régimen
castrista a aceptar la normalización de las relaciones con Estados
Unidos? ¿Constituye un error de los asesores del presidente Obama?
No es ocioso recordar que al castrismo le interesa bien poco la
felicidad de los cubanos, algo que ha demostrado por más de cinco
décadas. En el fondo de su retórica populista se mueve un solo
propósito: mantener el poder al precio que sea necesario, preservar los
privilegios e hipnotizar a los cubanos con ilusiones y promesas.
Cuba no es una isla aislada comercialmente del resto del mundo como
consecuencia de las sanciones. Cuba tiene acceso a todos los mercados
internacionales incluso, y aunque resulte paradójico, al de Estados
Unidos. No hay un solo país que haya puesto obstáculos a sus relaciones
con Cuba. El único requerimiento es que Cuba pague sus obligaciones y
honre sus compromisos. La época en que las relaciones de Cuba con la
URSS y sus satélites de Europa oriental se mantenían gracias al
intercambio de azúcar por chatarras ya concluyó. La globalización de la
economía ya no responde a los absurdos criterios del Consejo de Ayuda
Mutua Económica (CAME) cuya política desangro literalmente la economía
cubana.
No ha sido justamente el embargo económico el que ha conducido a Cuba
por el sendero de la depauperación y la improductividad hasta llevarla
al nivel en que actualmente se encuentra ni el que echó a andar un
terrible sistema de represión y terror.
La filosofía castrista ha eliminado todo vestigio de progreso económico
en Cuba y lo ha hecho de una manera deliberada y fría alcanzando por
momentos una dimensión criminal. Y esa filosofía estúpida afectó la
capacidad productiva de la nación y la probada capacidad del cubano en
términos profesionales y empresariales.
Un considerable número de cubanos con una incuestionable formación
profesional abandonaron la isla mientras la improvisación y el ordeno y
mando, junto a la mediocridad y la incompetencia desataban sobre Cuba
sus nocivos resultados.
Y es justamente la ocultación de esa devastación la que se relaciona con
algunas consideraciones más específicas. . La primera de esas razones
tiene que ver con la idea de la revolución, del antiamericanismo, de la
defensa de la dignidad y la independencia nacionales. En muchas mentes
calenturientas persiste la idea de la bandera roja ondeando sobre el
Kremlin, las imágenes de Marx, Engels y Lenin presidiendo los desfiles
militares en la Plaza Roja de Moscú o la foto del Che Guevara en la
Plaza de la Revolución en La Habana. Esa "pasión revolucionaria" es la
que impulsa a ciertos sectores del gobierno estadounidense a influir en
la política de la Casa Blanca respecto a Cuba. Y junto a esa política
los cuestionables objetivos de los sectores económicos.
El peor embargo impuesto a los cubanos es aquel que ha limitado su
capacidad creadora, reduciendo al mínimo la posibilidad de convertirse
en auténticos forjadores de su futuro. El embargo que sufre la sociedad
cubana y que le ha impedido evolucionar hacia un sistema de
prosperidad y bienestar se enmarca en las políticas represivas
dirigidas contra la libertad de expresión, de inversión, de asociación,
de emigración.
¿Puede una decisión de la administración de Estados Unidos eliminar el
sufrimiento provocado por una dictadura que ha durado más de medio
siglo? ¿Se puede ser indulgente y solidario con ese régimen? ¿Qué se
puede hacer cuando se trata de imponer la democracia y el Estado de
Derecho incluso en países sometidos a tiranías crueles en países tan
lejanos como Irak, Siria, Libia, Egipto mientras en esa pequeña nación
del Mar Caribe, a solo unas cuantas millas de Estados Unidos, un pueblo
se debate entre la tiranía y la democracia? Resulta evidente que más
alla de las declaraciones oficiales no hay un compromiso real con la
libertad .de Cuba.
Tiene que doler, y de hecho duele y mucho, la indiferencia de un líder
mundial como Estados Unidos hacia la tragedia que ha enlutado y
empobrecido a Cuba.
Source: ¿Qué significaría el levantamiento de las sanciones? | Cubanet -
http://www.cubanet.org/colaboradores/que-significaria-el-levantamiento-de-las-sanciones/
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