2007-1-26
Nuevamente las autoridades cubanas asombran al mundo al anunciar un
estratosférico crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2006.
Si en el 2005 el aumento fue del 11,8%, en el año recientemente
terminado fue del 12,5%. Esto representa un engrosamiento del PIB del
25,4% acumulado entre enero del 2005 y diciembre del 2006, algo inusual
y posiblemente un record planetario, que quizás ni países como China han
podido lograr.
Si fuera cierto, pudiéramos congratularnos. Pero todo indica que hay un
alto grado de virtualidad en esta cifra, al no corresponder con lo que
se percibe en todo el país, donde los problemas en lugar de resolverse,
se agudizan.
Resulta que en adición de lo que nos pueden decir los sentidos, las
cifras que el gobierno brinda sobre el avance de determinadas ramas de
ningún modo coinciden con esos impresionantes crecimientos. El 2005
estuvo plagado de cortes eléctricos, los llamados apagones, e incluso
las estadísticas reconocen que la producción de energía eléctrica
descendió, al igual que varias importantes ramas como la agricultura y
la producción azucarera. Difícil es compatibilizar un crecimiento del
11,5% con menos generación de electricidad.
En el 2006, la historia se repite corregida y aumentada, ahora el PIB
alcanza un 12,5% de incremento y, si se excluyeran los servicios y el
comercio del cálculo de este indicador, la economía creció un 9,5%,
según el Señor José Luís Rodríguez, ministro de Economía y
Planificación. Sin embargo, resulta muy difícil concebir estos
impresionantes datos cuando se conoce que el pasado año el sector
agrícola decreció un 7,0%, con caídas sustanciales en la producción de
viandas, frijoles, maíz, hortalizas, cítricos y la cosecha de la caña, a
pesar de las excelentes condiciones climatológicas. La producción de
azúcar fue de 1,2 millones de toneladas, según cifras extraoficiales, la
peor en más de 100 años.
El turismo, un elemento fundamental de la economía cubana, tampoco
creció. Por otra parte, los crecimientos obtenidos en la industria
manufacturera se estiman en 2,0% y un 1,5% en la minería. Para tratar de
justificar el incremento se habla de ampliación de la colaboración en
salud con Venezuela, pero se soslaya que el envió de profesionales a ese
país ha significado la reducción de los servicios en la isla
cuantitativa y cualitativamente, un fenómeno observable también en el
sector educacional.En las cifras brindadas por las autoridades cubanas
se sigue insistiendo que el desempleo es de sólo 1,9%, lo que está
totalmente en contradicción con lo apreciado en cualquier esquina o
plaza de las ciudades y pueblos, a toda hora con personas en edad
laboral merodeando sin trabajar. Esto se une a centros de trabajo
atiborrados de personal innecesario, lo cual sólo contribuye a la
indisciplina laboral, bajos niveles de eficiencia y productividad, y
salarios reales que no alcanzan para vivir.
Llama la atención el silencio sobre el nivel de inflación en los parcos
informes presentados a la Asamblea Nacional este año, que la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL)
anuncia conservadoramente en 5,5%. Porcentaje que debe ser muy superior,
quizás de dos dígitos considerando que el precio del kilowatt se
multiplicó varias veces a partir de enero de 2006, al igual que las
tarifas de viajes interprovinciales por ómnibus aumentadas a mitad de
año, sin olvidar los incrementos de precios de los alimentos y otros
productos y servicios, provocando que los efectos de las alzas de
salarios y pensiones en 2005 fueran anulados y que la tasa de interés
pagadas en los bancos a las cuentas corrientes quedaran muy por debajo
de la tasa de inflación, depreciándose sustancialmente los ahorros.
El saldo de la balanza de pago en cuenta corriente pudo
tener el resultado positivo de
141 millones de dólares gracias a la subvención venezolana,
confirmándose la dependencia respecto a ese país. No obstante, se
reafirmó el deterioro del intercambio comercial de bienes con un
crecimiento superior de las importaciones en relación con las
exportaciones, a pesar de los excelentes precios existentes para níquel
y azúcar; por cada dólar vendido al exterior se compran cuatro.
La propaganda oficial enfatizó la terminación de 100 000 viviendas en el
año 2006, luego de un período de estancamiento, pero gran cantidad
corresponde a obras paralizadas desde hacía años, por lo cual el éxito
es bastante relativo.
En cuanto al supuesto avance alcanzado en reducir la relación entre el
déficit presupuestario y el PIB a un 3,2%, los elementos ofrecidos son
pocos confiables, pues el cálculo se efectúa sobre la base de un PIB
virtual y sin ninguna sustentación. Aunque la Sra. Georgina Barrero
Fajardo, ministra de Finanzas y Precios, no dio la cifra exacta del
déficit, éste ya debe rondar los 2,0 miles de millones de pesos, en un
país con un incremento del 6,0% de los niveles de liquidez monetaria en
manos de la población, de acuerdo con CEPAL. Estos factores pudieran
elevar las presiones inflacionarias en el 2007.
Las perspectivas para el 2007 parecen inciertas, dado el giro de los
acontecimientos en Venezuela y los reacomodos de los precios del
petróleo a niveles más bajos. A esto se suma los nuevos compromisos que
esa nación está estableciendo con otros países, lo cual pudiera
provocar un reajuste de la subvención a Cuba, con consecuencias
catastróficas para nuestra economía debido a la alta dependencia existente.
En el 2006, varias entidades de Naciones Unidas, entre ellas CEPAL y el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), no aceptaron las
cifras estadísticas sobre el desarrollo de Cuba brindadas por el
gobierno, por sus evidentes contradicciones y falta de credibilidad. Es
muy probable que la historia se repita en el 2007, debido a datos aún
más inconsecuentes e irracionales.
La Habana, 24 de Enero de 2007
Lic. Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente
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