Overlin Barrientos canta clásicos revolucionarios, pero dejó atrás su
empleo en el sector público, una de las bases de la Cuba comunista, para
ganarse la vida con la propina que los turistas dejan caer en su gorra
gastada.
Un grupo de músicos amigos tocan en una plaza de Santiago de Cuba, entre
ellos Overlin Barrientos (izquierda), el 13 de enero.
Músicos en una plaza de santiago de cuba, entre
El trío de Barrientos, compuesto por músicos jubilados que ahora
integran el sector privado, pequeño y fuertemente regulado, toca en una
pintoresca plaza colonial de Santiago de Cuba, a sólo unos metros de
donde el ahora convaleciente presidente Fidel Castro pronunció su
discurso triunfal el 1 de enero de 1959.
Su repertorio incluye favoritos internacionales como 'Guantanamera',
pero también canciones que recuerdan las aventuras del pequeño grupo de
rebeldes que luchó en esta ciudad y en las montañas de la cercana Sierra
Maestra hace casi medio siglo.
Barrientos, de 69 años, parece desconcertado cuando se le pregunta sobre
qué depara el futuro para la iniciativa privada ahora que el hermano
menor de Fidel, Raúl, tiene las riendas del poder mientras el presidente
se recupera de la cirugía intestinal a la que fue sometido el 27 de julio.
No obstante, admite que él y sus compañeros músicos ganan ahora al menos
el doble que cuando el Estado les pagaba por tocar en eventos oficiales.
El Gobierno cubano recuerda que nadie pasa hambre en la isla, con una
libreta de alimentos subsidiados, y todos tienen un empleo garantizado,
además de vivienda, salud y educación.
Pero la disparidad entre los salarios estatales y los del sector privado
han llevado a muchos cubanos a buscar los codiciados permisos que les
permiten instalar pequeños negocios.
El número de negocios a los cuales uno se puede dedicar es limitado y
los empresarios deben cumplir estrictas reglas. Los restaurantes
privados, por ejemplo, pueden sentar un máximo de 12 personas, y no
pueden servir langosta, oficialmente sólo disponible en establecimientos
dirigidos por el Estado que atienden principalmente a turistas extranjeros.
Algunos cubanos expresan la esperanza de que las reglas se flexibilicen
un poco con Raúl Castro al frente del gobierno, pese a que éste ha
insistido en la continuidad de la revolución.
Varios analistas creen que Cuba eventualmente avanzará hacia el
denominado 'modelo chino', que adoptó algunas reformas de mercado
mientras mantuvo el sistema de partido único.
Pero Jorge Hidalgo duda de que Cuba emprenda este camino en un futuro
cercano. 'Creo que se van a endurecer, particularmente con los
restaurantes privados y el sector de la comida', opina Hidalgo, que
alquila decoraciones para fiestas en una tienda diminuta de una
bulliciosa calle de Santiago.
No está demasiado preocupado por el futuro de su propio negocio, ya que
asegura que no tiene casi competencia en su especialidad, la fabricación
de vistosas piñatas con forma de torta y decoraciones para fiestas
infantiles hechas con cartón y papel de aluminio.
Hidalgo, de 43 años, solía trabajar en el aeropuerto, pero decidió
instalar un negocio en la década del 90, cuando Cuba perdió a su
principal socio comercial y aliado político con el colapso de la Unión
Soviética, e inició un severo régimen de austeridad.
Fue durante esta época, conocida como 'período especial', cuando Cuba
alivió las restricciones a la empresa privada, prácticamente prohibidas
desde la revolución.
'No es fácil', dice Juan Pérez, un empleado de una fábrica jubilado que
asegura haber luchado en la revolución de 1959. 'Pero el capitalismo
tiene sus propios problemas, solamente vea el desempleo en esos países',
aseguró.
Hamacándose en una mecedora bajo una fotografía de un joven Fidel Castro
hablando a la multitud, palomas blancas posadas sobre sus hombros y
brazos, Perez, de 71 años, habla con nostalgia de los días pasados. Lo
que el país necesita no son reformas de mercado, sino 'más disciplina',
estima.
Terra Actualidad - AFP
http://actualidad.terra.es/articulo/cuba_iniciativa_privada_negocio_incierto_1328496.htm
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