Publicado el 01-08-2007
"Empresarios" de la Cuba de hoy abrigan esperanzas
Por David Adams
© St. Petersburg Times
LA HABANA – Bajo el régimen de Fidel Castro, el comercio privado ha sido
ilegal o extremadamente limitado. José Berrios es un mecánico que, en un
mundo ideal ya se habría jubilado, pero en Cuba, no puede darse el lujo.
Gana demasiado dinero arreglando llantas ponchadas.
Berrios está sumamente orgulloso de su trabajo y se considera como uno
de los pocos afortunados en Cuba que tiene licencia de comercio privado.
"Fui uno de los primeros en obtener una", dijo él mientras hundía una
cámara de llanta en una bañadera de agua sucia para saber donde tenía un
salidero.
Las licencias de trabajo privado son hoy en día oro molido en un país
donde las empresas privadas se ven con desagrado, si no son
completamente ilegales, durante los pasados 47 años. No obstante, a raíz
de la prolongada enfermedad de Fidel Castro, muchos cubanos ahora
expresan una esperanza ferviente –mezclada con cauteloso optimismo- de
que el nuevo liderazgo del país adopte medidas menos rígidas. Berros
obtuvo su licencia hace 13 años cuando el gobierno comenzó a repartirlas
en un esfuerzo para combatir el enorme impacto económico del colapso de
la Unión Soviética. La economía cubana, fuertemente enlazada al comercio
con el Bloque Soviético en Europa del Este, virtualmente se vino abajo y
el país entró en un régimen de severa austeridad, conocido como "Período
Especial".
Para ayudar la economía, un total de 117 oficios fueron abiertos al
comercio privado, incluyendo restaurantes pequeños y cuartos de alquiler
en viviendas privadas, así como plomería, barberos, electricistas y
taxis de bicicletas.
En aquellos momentos, con la legalización de pequeños negocios y el
permiso para legalizar el uso de dólares de los Estados Unidos, se tomó
como señal de que el régimen estaba dispuesto a cambiar su economía
socialista altamente centralizada y tomar una dirección más basada en el
mercado. Hasta entonces, solamente la agricultura tenía un permiso
limitado para funcionar como entidad privada.
En 1996, el número de licencias de oficios fue aumentado a 158. Ese año,
según cifras del gobierno cubano, casi 210,000 cubanos -conocidos como
cuentapropistas- tenían licencia para trabajar por su cuenta. Las
medidas fructificaron y la economía cubana comenzó a resurgir
lentamente, creciendo desde entonces.
Con todo, una vez que se hizo aparente que Cuba había sobrevivido el
"Período Especial", el experimento con el mecanismo mercantil comenzó a
perder terreno. El famoso desdén de Castro por el capitalismo se impuso
otra vez.
"La flexibilidad ideológica que permitió a los comunistas en China y
Vietnam sancionar grandes dosis de capitalismo no ha encontrado eco en
el Comité Central del Partido Comunista en Cuba", escribió Philip
Peters, vicepresidente del Instituto Lexington y autor de un informe
publicado el año pasado sobre el sector privado en Cuba, titulado "Los
pequeños empresarios de Cuba: Vencidos pero en pie".
En lugar de reformas mercantiles, Cuba optó por tener lazos comerciales
más estrechos con China, Irán y lo más importante, con Venezuela, rica
en petróleo. Las licencias de trabajo privado se redujeron al mínimo;
algunas formas de empleos privados se eliminaron completamente y el
dólar estadounidense dejó de ser moneda legal.
Según Peters, para el 2004, cifras del gobierno muestran que el número
de licencias ha bajado a menos de 150,000, menos del 3 por ciento de la
fuerza laboral de Cuba. Aunque su número ha bajado considerablemente,
los cuentapropistas son una presencia visible en las calles; muchos se
ellos se quejan de los altos impuestos y las regulaciones sofocantes.
Muchos cubanos se preguntan si a la muerte de Fidel Castro habría una
nueva era de reformas bajo su hermano Raúl Castro, Ministro de Defensa.
Muchos recuerdan que fue Raúl quien dirigió el proceso de modernización
comercial en los 1990, así como los mercados agrícolas privados.
Hablando ante los miembros de la Asamblea Nacional a fines de diciembre,
Raúl Castro dijo que no había "ninguna excusa" para muchos de los
problemas con que se enfrenta la isla, señalando la escasez del
transporte público y los problemas en el suministro de alimentos. Nadie
está seguro de que esto se traduzca en más iniciativa privada.-
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