Cuba crece, sólo falta comida...
3-Agosto-07
Como resultado de una práctica escapista y ancestral, que algunos
sociólogos incluyen entre los rasgos de su nacionalidad, los cubanos
suelen burlarse hasta de su suerte. "El único problema del socialismo en
la isla –dicen– es el desayuno, el almuerzo y la comida."
Y esa observación jocosa de la economía cotidiana permite hasta
reconocer el principal terreno en el que, desde hace casi medio siglo,
diez administraciones consecutivas en Washington han tratado de ganarle
la partida al único liderazgo que conoce el país caribeño desde 1959.
"Entronizar el caos interno y propiciar un alzamiento contra Fidel
Castro", le recomendaron analistas al presidente de Estados Unidos,
Dwight D. Eisenhower, quien en 1960 cortó las compras de azúcar,
suprimiendo así la principal fuente de ingresos del país. Desde un año
antes, el gobierno revolucionario había comenzado a inclinarse hacia
Moscú, en momentos en que soviéticos y estadunidenses mantenían la pugna
de la guerra fría.
De entonces a la fecha y aun cuando la guerra fría terminó a favor de
Washington, con la desintegración de la Unión Soviética en 1990, EU ha
mantenido la misma línea hacia el gobierno de Castro, con el bloqueo
como carta de triunfo, pese a lo cual los cubanos se las han arreglado
para sobrevivir con el cinto apretado y desarrollarse con el soporte
soviético hasta finales de 1980 y ahora con el respaldo de Venezuela y
China.
El secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL), José Luis Machinea, destacó esta semana el
crecimiento de 12.5 por ciento registrado por la economía cubana en 2006
y atribuyó ese resultado, entre otras causas, "a la inversión en
recursos humanos que ha hecho Cuba".
Esa formación de técnicos y profesionales, unido a fuertes inversiones
en la creación de centros de investigación y de producción científica,
ha puesto a la isla en condiciones "de exportar servicios mucho más que
en el pasado" para convertirse en "líder de la región", puntualizó Machinea.
Recordó que la economía regional creció el año pasado 5.6 por ciento y
vaticinó para 2007 una media de 5 por ciento, aunque hay países como
México, que según economistas apenas llegará a sobrepasar 3 por ciento.
Alegando una potestad nacional, desde hace algunos años los cubanos
calculan su producto interno bruto (PIB) mediante una fórmula que
contempla los costos de la educación y la salud públicas, así como otros
servicios sociales subsidiados por el Estado. "Hay países que calculan
hasta los resultados de la prostitución o el tráfico de drogas", dicen.
En 2007, no obstante, las autoridades cubanas esperan una
"desaceleración" de su crecimiento. "Pienso que este año la economía va
a tener un crecimiento no inferior a 10 por ciento […], sostener un 12.5
es sumamente difícil, pero 10 por ciento sería de nuevo, muy
probablemente, el más alto de América Latina", pronosticó el jefe de la
comisión económica del Parlamento local, Osvaldo Martínez.
Sin embargo, el gran reto de la estatificada economía local sigue siendo
que ese incremento se refleje en el desayuno, la comida y la cena de los
cubanos, y quizá por ello hasta el presidente provisional Raúl Castro
hizo énfasis en la necesidad de multiplicar la producción de alimentos,
cambiando incluso estructuras y conceptos, como eje del programa de
ajustes económicos que dejó entrever el 26 de julio pasado.
Analistas independientes estiman que "la ineficiencia de la economía
estatal es el talón de Aquiles para la continuidad del régimen
socialista en Cuba".
En tanto, economistas próximos al gobierno, al tiempo que elogian "el
papel del Estado para crear la infraestructura hidráulica o científica
con que cuenta el país", dicen que "urge modernizar la economía" y
proponen desde una "descentralización de la gestión económica" hasta el
desarrollo de "cooperativas en la producción no estratégica y en algunos
servicios", buscando "eficiencia por la vía de que el productor se
sienta vinculado al mercado y no como ocurre en las empresas estatales,
donde hay un divorcio total entre el mercado y el que produce". Esos
entendidos son partidarios también de "aumentar el espacio a la
actividad privada familiar" y consideran que "el socialismo no es
repartir la pobreza a partes iguales, sino eliminarla".
Con soporte soviético y bloqueo de EU, los cubanos llegaron a producir
por vía estatal a finales de 1980 unos 900 millones de litros de leche
fresca. Eran tiempos en que la leche se comercializaba en bodegas y
cafeterías a un costo irrisorio y Castro insistía en llegar a producir
"más tipos de queso que los franceses". Este año no se alcanzarán los
384 millones de litros previstos, el precio de la leche en polvo está
por las nubes en el mercado mundial y sólo en alimentos el país deberá
desembolsar 250 millones de dólares adicionales a los mil 500 gastados
por ese concepto en 2006.
Este panorama se registra mientras un millón 139 mil hectáreas de suelos
cultivables están cubiertos por malas hierbas y, además, sigue sin ser
cultivado 39 por ciento de las 318 mil 769 hectáreas que hace tres años
le fueron restadas a la producción de caña de azúcar para, precisamente,
producir alimentos.
La complicación cotidiana es mayor cuando la Oficina Nacional de
Estadísticas acaba de cifrar en 387 pesos cubanos (unos 18 dólares
estadunidenses) el salario medio mensual de los empleados del Estado,
que forman la mayoría de la fuerza laboral del país, y se agrava por la
circulación nacional de una segunda moneda, el peso convertible, que
equivale a 24 pesos y a 1.08 dólares.
Según estimados, una familia cubana de cuatro miembros necesitaría un
presupuesto mensual de mil 600 pesos (poco menos de 70 pesos
convertibles), no obstante todas las gratuidades de que se beneficia
(salud, educación) y una canasta básica subvencionada por el Estado,
cuyo contenido en alimentos y otros productos no cubre más de dos semanas.
De ahí que ante la poca oferta en las tiendas que comercializan en
pesos, las únicas alternativas son los comercios en divisas (que venden
con un impuesto de 200 por ciento para aportar el sector no productivo)
o la "bolsa negra", que se nutre del robo al Estado y es toda una
institución en Cuba.
El dilema de los isleños es cómo subsistir cada día y cada mes, mientras
la mayoría gana en una moneda que dejó de cumplir su papel de
herramienta económica. Y en ese contexto, cuando la prensa oficial
destaca los resultados de la macroeconomía, los chistes se disparan: "Al
paso que vamos pronto tendremos mayor crecimiento económico que los
chinos, y así y todo seguiremos como hasta ahora, en cueros y con las
manos en los bolsillos".
Manuel Juan Somoza/La Habana
http://www.milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=535110&sec=4
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