lunes, 26 de enero de 2009

EN GRAVE PELIGRO LAS INVERSIONES EXTRANJERAS EN CUBA

EN GRAVE PELIGRO LAS INVERSIONES EXTRANJERAS EN CUBA
2009-01-25.
Elías Amor, Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- Aviso a navegantes. Aquellos empresarios
que estén pensando en este momento cómo invertir en Cuba, que aprendan
la lección. Los hermanos Castro siguen haciendo de las suyas.

Y si no, que se lo pregunten a los directivos de la empresa petrolera de
Canadá Perbercan, que, después de 16 años continuos de negocios en Cuba,
han recibido una orden inmediata de abandonar sus actividades en la
Isla, poniendo así punto y final, sin aviso previo, a la licencia que
tenían concedida para la explotación de petróleo en la zona de Canasi,
Seboruco y Santa Cruz, al norte de las provincias de La Habana y
Matanzas. Y, después de todo, que den gracias por haber salvado sus
vidas, y que no han sido empujados a ningún tipo de procesos judiciales
de esos que tanto efecto, tienen en la Isla.

Parece mentira. Muchas veces lo hemos dicho: el castrismo no es fiable,
ni como sistema económico, ni como sistema político. Los hechos
confirman nuestra afirmación. Ahora, Pebercan y su gobierno, Canadá, han
aprendido la triste lección. Es sólo cuestión de tiempo que los demás
obtengan la misma medicina.

Cuando en un país no existe independencia entre los poderes judicial,
legislativo y ejecutivo. Cuando no existen instituciones fiables y
estables de regulación del marco de los derechos de propiedad. Cuando la
planificación económica es utilizada como instrumento para someter a la
población a la escasez, la miseria y el control, qué puede pedir una
empresa internacional seria y responsable para desarrollar sus
actividades dentro de ese marco de oscuridad y confusión.

Seguro que son muchos los que están aplaudiendo la decisión de Raúl
Castro de liquidar los negocios con Pebercan. Lo de menos son las
razones, porque sabido es que, en el mundo de los negocios, suelen
aparecer conflictos cuya solución exige negociación y habilidad,
variables que, no están muy desarrolladas en aquellos que están
acostumbrados al poder omnímodo.

Tiempo habrá de conocer los motivos reales que han llevado a los
dirigentes comunistas de La Habana a romper sus actuales relaciones con
Canadá, uno de los principales socios de la dictadura durante el período
especial, y de los que mayor volumen de inversiones ha realizado en la
Isla desde entonces, que de buen seguro, adoptará a partir de ahora una
posición más crítica con el régimen.

Posiblemente, la decisión venga motivada por una concesión a los
empresarios rusos, es seguro, incluso, que los yacimientos sean tan
escasos y de mala calidad que no compensen el esfuerzo económico
realizado. Tal vez, la respuesta se encuentre en la escasez de divisas
de Cupet, la empresa estatal de petróleo de Cuba, que no puede asumir
sus compromisos con Pebercan. Serán muchas las razones, pero de lo que
no cabe duda es que de esta lección hay que sacar varias enseñanzas.

Primero, que la fiabilidad del régimen cubano como socio comercial está
en entredicho y que, pese a las buenas palabras, ninguna empresa debe
establecer acuerdo alguno con aquellos que sólo tratan de aprovecharse
de su posición de poder, en beneficio propio.

Segundo, que no es éste el mejor momento para invertir en Cuba con
visión de largo plazo, ni siquiera para actividades o sectores que, en
principio, parezcan ofrecer alguna rentabilidad. Con los hermanos Castro
al frente del poder, no existe seguridad alguna para las propiedades,
los negocios o las operaciones empresariales solventes. En ausencia de
un marco estable que respete la propiedad y el libre ejercicio de las
actividades económicas, más vale esperar para no tener que lamentar.

Tercero, que las dificultades financieras del régimen empiezan a
plantear serias dificultades a la viabilidad del mismo. Si Cupet, que
goza de absolutos privilegios para obtener sus recursos, no ha podido
atender los compromisos con Pebercan, en un negocio en el que es cierto
que los precios han bajado con fuerza en los últimos meses, pero que
ofrece grandes perspectivas a medio y largo plazo, qué podemos pensar
entonces del resto de empresas estatales de los distintos sectores de la
economía cubana.

La bancarrota final del castrismo está a las puertas, y la crisis de
2009 va a pasar como un "huracán de destrucción creadora" por la Isla.
Parece que el régimen ha entrado de nuevo en una fase de "sálvese quien
pueda", parecida al "período especial", cuyas consecuencias, me temo,
van a ser terribles para los niveles de vida y bienestar de la mayoría
de los cubanos.

Cuarto, ya se verá si la ruptura en los negocios con Canadá está
directamente relacionada con un nuevo proyecto de actividad con Rusia.
Dejemos que pase el tiempo. Nada hace pensar que los magnates rusos del
petróleo acepten márgenes de beneficio inferiores a los que desea
obtener la empresa canadiense, porque el mercado tiene sus reglas para
todos por mucho que el castrismo no lo quiera reconocer.

En La Habana todavía existe un sector de la gerontocracia
"revolucionaria" instalado en el poder para siempre, que sigue creyendo
que la actual Rusia es heredera de los "valores" de la extinta URSS
comunista. Y así, como están de alejados de la realidad, su sorpresa
será tanto mayor cuando vean como hacen negocios los nuevos empresarios
rusos, competitivos con los alemanes o estadounidenses en los mercados
mundiales.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=18983

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