viernes, 16 de octubre de 2009

Cierre de comedores: ¿Solución efectiva?

Economía
Cierre de comedores: ¿Solución efectiva?

El gobierno toma, de forma casuística y con urgencia, medidas que
podrían crear mayores dificultades.

Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 16/10/2009

Desde hace decenios, los comedores de los centros de trabajo, junto al
racionamiento implantado en marzo de 1962, han constituido los
principales métodos para paliar los bajos salarios recibidos por los
trabajadores cubanos. Ambas vías han sido fuertemente subsidiadas por el
Estado, pero todo indica que, dadas las incrementadas dificultades que
enfrenta la economía actualmente y el previsible empeoramiento en los
próximos meses, el gobierno eliminará una parte sustancial de los subsidios.

El 1 de octubre empezó un ensayo en los Ministerios de Trabajo y
Seguridad Social, Finanzas y Precios, Comercio Interior, y Economía y
Planificación, para comenzar a eliminar los comedores obreros de forma
gradual en todo el país. A cambio, el gobierno pagará 15 pesos por día
laborado, o sea 0.62 centavos de peso convertible (CUC), equivalentes
0.75 centavos de dólar.

En realidad, esos comedores han brindado pésimos servicios, sin variedad
de platos, con comidas casi siempre mal elaboradas y dudosas condiciones
higiénicas. Al mismo tiempo, es ampliamente conocido que muchos de los
recursos asignados iban a parar al mercado negro. Según cifras
oficiales, el costo de los comedores, destinados a más de 3 millones y
medio de trabajadores, sobrepasa los 350 millones de dólares, sólo para
financiar cuatro artículos: arroz, granos, cárnicos y aceite, sin
incluir los gastos que ocasionan la adquisición de otros alimentos,
combustible, electricidad, el mantenimiento de los locales y el pago de
los salarios al personal de servicio.

Además, el descontrol ha sido inmenso, como quedó demostrado en junio de
2008, cuando se realizó un estudio oficial y se detectaron excesos en
los inventarios ascendente a 20.000 toneladas de arroz, 7.000 de
frijoles y 5.000 de aceite, equivalentes a más de 35 millones de dólares.

La suma del estipendio de 15 pesos por día trabajado que se entregará a
los empleados llegará a 360 mensuales, si el trabajador asiste todos los
días. Esto equivale al 87,0% del salario promedio mensual, 415,0 pesos
al cierre de 2008. Se dará la paradoja de que muchos trabajadores
tendrán un ingreso adicional superior a su salario.

Sin embargo, esto no necesariamente implicará un beneficio. Conseguir
una comida en la calle por 15 pesos no es fácil, al menos en La Habana.
Una pizza de queso con calidad regular cuesta 10 pesos; de inferior
calidad y cantidad (203gr), 5 pesos, y un refresco de lata "easy open"
(355ml), 10 pesos. Si se desea comer algo mejor, como una cajita con
pequeñas raciones de arroz, carne de cerdo, vianda y vegetales, hay que
pagar entre 20 y 25 pesos.

Una solución racional, pero sin respaldo

El sistema gastronómico, fundamentalmente estatal, es muy pequeño e
ineficiente. Si se ampliara, los problemas con el descontrol y el robo
de recursos existente en los comedores obreros se trasladarían a esos
establecimientos. Por ello, la mejor solución sería autorizar al sector
privado a brindar servicios, estableciendo regulaciones que garanticen,
entre otros, parámetros adecuados de higiene y el pago de impuestos.

Otra opción sería que los empleados, como en otros lugares del mundo,
llevaran su propia comida al trabajo, pero hay que tener en cuenta que
lo vendido por el sistema de racionamiento sólo permite garantizar —si
acaso— la poco variada alimentación de las dos primeras semanas del mes,
lo cual reconoce hasta el gobierno. Por tanto, los trabajadores tendrán
que recurrir a los Mercados Agropecuarios estatales y de oferta y
demanda, donde los precios son muy altos. Queda la posibilidad de compra
en las tiendas en divisas, pero los precios en ellas resultan
prohibitivos para la mayoría de los cubanos.

Las autoridades han decidido además eliminar paulatinamente el programa
de las Escuelas en el Campo, lo cual tiene aspectos positivos al
regresar los adolescentes al cuidado de la familia. Sin embargo, este
cambio también representa nuevas exigencias económicas, al incorporarse
otras bocas a las reducidas posibilidades hogareñas.

El cierre de los comedores obreros tiene elementos económicos
racionales, pero como en el caso de otras medidas, como el pago por los
resultados, el pluriempleo y la posibilidad de reincorporación de los
jubilados al trabajo, al efectuarse de forma aislada y sin existir un
programa coordinado e integral de reformas, genera disímiles problemas
que impiden o dificultan su efectividad, al implementarse en un marco
económico adverso, lleno de contradicciones.

Las medidas que se están tomando dan la impresión de ser casuísticas y
parciales, realizadas por la urgencia de resolver problemas
coyunturales, más que por una comprensión de las necesidades de la
sociedad. Por esta vía, sin apenas realizarse cambios en la decisiva
esfera productiva, poco se logrará e incluso se podrían crear mayores
dificultades.

© cubaencuentro.com

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cubaencuentro.com (16 October 2009)
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