«El régimen quiere ser la solución, pero es el problema»
Michel Suárez
Madrid 05-11-2010 - 2:32 pm.
Joel Brito, director del Grupo Internacional por la Responsabilidad
Social Corporativa en Cuba, habla con DDC sobre los despidos masivos,
las 'reformas' castristas y sus posibles consecuencias.
Joel Brito.
Joel Brito, director ejecutivo del Grupo Internacional por la
Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), ha denunciado
reiteradamente, en las Sesiones de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH), así como en otros foros, las violaciones a las
normas fundamentales del trabajo y la represión a los trabajadores y
sindicalistas independientes en Cuba. Hoy conversa con DDC acerca de las
medidas económicas anunciadas por el gobierno y sus consecuencias para
los trabajadores cubanos.
Mientras los sindicatos del mundo se han lanzado a la calle a protestar
contra los recortes del déficit del Estado, en Cuba la CTC hace de
portavoz oficial del recorte masivo de empleos estatales. ¿Errores de
bulto como este ayudan a que los sindicatos internacionales entiendan la
naturaleza del totalitarismo cubano?
Hay que decir que la mayoría de los sindicatos a nivel internacional
sabe bien que en Cuba se vive un régimen totalitario, que no existe
libertad sindical ni de negociación colectiva, que se discrimina en el
empleo, que los salarios no cubren las más elementales necesidades
básicas y que los trabajadores están en total estado de indefensión.
Además, se sabe que la CTC y sus 19 sindicatos oficiales son una sección
estructural del departamento de organización del Comité Central del Partido.
El fenómeno es que este entendimiento no produce la debida acción
solidaria, y es doloroso que muchas organizaciones se nieguen a aceptar
esta realidad, algunas por motivos ideológicos, como pasa con ciertas
organizaciones europeas, o de comprometimiento, como es el caso de
organizaciones de América Latina, cuyos principales líderes han cursado
estudios en Cuba y tienen estrechas relaciones de trabajo con La Habana.
También quiero dejar claro que la AFL-CIO [Federación Estadounidense del
Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales], que fue tan activa y
solidaria con el proceso del sindicato Solidaridad en Polonia y con la
causa de la libertad sindical en tantas partes del mundo, no ha tenido
un gesto de compromiso solidario ante el sindicalismo independiente
cubano, lo cual es altamente reprochable.
Los que aún defienden al régimen de La Habana le permiten cualquier
tropelía, basándose en una curiosa lógica de excepcionalidad, según la
cual los principios dejan de ser universales al tocar las costas de la
Isla por tratarse de una situación política, social y laboral única. No
hay explotados porque la clase obrera no puede explotarse a sí misma y
cualquier medida en última instancia obedece a las restricciones
impuestas por el "bloqueo" imperialista.
El pasado 21 de octubre, junto a los líderes sindicales recién
desterrados a España luego de siete años y medio de presidio, fuimos
recibidos en Bruselas por la Confederación Sindical Internacional (CSI)
que representa a 176 millones de trabajadores en 151 países. Puedo
afirmar, luego de la hospitalidad y solidaridad mostrada por los
representantes de esa organización hacia el movimiento sindical
independiente cubano, que la mayoría de los sindicatos mundiales
entienden lo que está pasando en Cuba. Su Secretario General, Ajunto
Jaap Wienen, evidenció su preocupación por las consecuencias críticas
que tendrán estos despidos masivos y aseguró la solidaridad de esa central.
Ahora que la ley permite a los cuentapropistas, limitadamente, la
contratación de fuerza de trabajo, ¿creará el régimen un sindicato de
trabajadores autónomos bajo el paraguas de la CTC?
No me sorprendería en lo absoluto que la CTC intentara crear una
organización, algo así como el Sindicato Nacional de Trabajadores por
Cuenta Propia o Asociación Nacional de Cuentapropistas, y que para que
el gobierno te de una licencia para ejercer una profesión como
cuentapropista, tengas que estar afiliado y cotizar.
De lo que sí estamos seguros es de que el movimiento sindical
independiente tratará de unir y organizar a estos trabajadores para
luchar por sus reivindicaciones y verdaderamente desarrollarse este sector.
La existencia de más de un empleador podría colocarnos ante una CTC con
dos discursos: uno de apoyo absoluto al régimen en sus medidas y otro de
crítica acérrima hacia los privados con fuerza laboral bajo su mando.
¿Es este un escenario posible?
No creo que en un aparato de control como la CTC se plantee ese dilema.
Sus principales dirigentes son, ante todo, funcionarios del Partido.
Gracias a eso es que llegan a ser dirigentes sindicales. Y harán lo que
el Buró Político del Partido Comunista les ordene con la finalidad de
controlar esta mano de obra desplazada y expulsada a la informalidad.
Desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa,
¿cuáles son los principales problemas o limitaciones de la ampliación
del trabajo por cuenta propia?
No veo, en las condiciones actuales, la posibilidad real de desarrollar
en Cuba la responsabilidad social corporativa. Como responsabilidad
individual claro que existen algunas guías sobre actividad económica
dentro del concepto de RSC que podrían aplicarse, como el cuidado
ambiental y, en la eventualidad de generación de empleo, la calidad del
mismo. Pero el concepto de RSC no está ni siquiera planteado por el
gobierno en las inversiones extranjeras en la Isla, por razones obvias,
así que sería ciencia-ficción en estas nuevas profesiones del trabajo
informal en la Isla.
Con todas las limitaciones expuestas acerca del cuentapropismo, ¿cuál es
su opinión sobre la nueva ley tributaria, y qué pasaría si en un período
de tiempo razonable, digamos un año, el gobierno no logra recolocar a
los 500 mil despedidos?
El llamado cuentapropismo es un disfraz de la informalidad, que en
América Latina se incrementó a partir de la década del 70, y que no es
sino el refugio de la mano de obra desempleada, carente de toda red de
contención social, que absorbe entre el 45 y 60% de la fuerza laboral.
Cuba es la única economía del mundo que pretende crear con carga
impositiva y de manera regulada este sector. Podríamos decir que se
quiere institucionalizar el "rebusque". La naturaleza misma de esta
actividad por cuenta propia es precisamente su informalidad. El tratar
de ir contra la esencia de este fenómeno es un sinsentido que ni un
régimen de fuerza como el cubano logrará implementar.
A esto debemos agregar el absurdo nivel impositivo que se le pretende
imponer y la obsoleta y hasta risible lista de clasificación de oficios
que se pretenden permitir. Si no fuera trágico movería a la hilaridad
esta lista de 178 "profesiones", que por demás no podrá dar empleo a
medio millón de personas, más otras 800 mil que podrán salir también a
las filas del desempleo en cualquier momento. Debemos recordar que el
régimen cubano estuvo reportando hasta marzo del 2010 que su tasa de
desempleo era de 1.8% (pleno empleo) lo cual era una clara manipulación
de las estadísticas laborales.
Otra acotación es que en los sectores en que podrían desarrollarse
pequeñas empresas, aquellos que permiten el empleo de mano de obra
no-familiar, precisan de una inversión difícil de realizar por el grado
de incertidumbre e inestabilidad ya conocido en experiencias anteriores,
donde se revirtieron procesos similares y cientos de miles de
trabajadores que con su trabajo obtuvieron decorosos ingresos fueron
tildados de "vulgares ladrones y de traficar con las necesidades y
penurias del pueblo", como si el régimen no tuviera nada que ver con
esas penurias.
Mi sugerencia a los estrategas económicos del régimen es que el
desarrollo de verdaderas pequeñas y medianas empresas sí sería una
opción válida en la generación de empleos útiles y de salarios justos,
pero ellos están asesinando a la gallina de los huevos de oro antes que
esta nazca, se desarrolle y ponga los huevos. Que no jueguen a la
economía de mercado, ni a querer ser la solución del problema, cuando
ellos son, en esencia, el problema.
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