lunes, 15 de octubre de 2012

Gregorio y los puercos de Acopio

Gregorio y los puercos de Acopio

Lunes, Octubre 15, 2012 | Por Leonel Alberto P. Belette



LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -El Partido Comunista exhortó

al campesinado cubano a convertir la producción de viandas en batalla

prioritaria para la subsistencia del sistema. Aguerridamente, entraron

las tropas de guajiros al surco, a sembrar plátanos para salvar el

socialismo.



Ahora no encuentran quién les pague la mercancía que las autoridades

dejaron pudrir en el campo, lo cual compromete la próxima cosecha, en un

país donde encontrar víveres ha devenido uno de los problemas más

difíciles para el ciudadano, y donde la falta de suministros dispara los

precios hasta alcanzar niveles de desastre nacional.



Gregorio es uno de los tantos campesinos a los que la cosecha se les

pudre en el campo. Los funcionarios de Acopio, única entidad acreditada

como intermediaria por el Ministerio de Agricultura, pretenden

condicionar la naturaleza a esquemáticas reglas elaboradas por sabe Dios

qué boniato con charreteras.



Después de escuchar la arenga de Raúl Castro, Gregorio llenó de

sembradíos de plátanos su finca, en la localidad de Güira de Melena, uno

de los principales municipios encargados de abastecer de alimentos a la

capital. A pesar de tener más de 70 años, madrugó durante un año para

invertir en su terruño mucho sudor y mucho dinero.



Preparar y abonar la tierra, adquirir nuevas posturas, reparar un

vetusto tractor ruso, además de sufragar combustible, luchar contra las

plagas, guataquear malas hierbas, pagar custodios para evitar robos en

las plantaciones, innovar el sistema de regadío para paliar la sequía y

rezar ante la zozobra provocada por la amenaza de ciclones. A todo ello

se entregó Gregorio, con las pocas energías que le quedan, porque el

plátano es un cultivo de ciclo largo, que requiera una considerable

inversión.



Sólo dos cosas no pudo prever Gregorio. Primero, el muy variable e

impredecible clima cubano, que esta vez provocaría la maduración

temprana de los frutos. Y segundo, la incompetencia de la empresa

estatal Acopio, que se declaró incapaz de canalizar el adelanto de la

producción del año.



Algunos guajiros afirman que las autoridades de Acopio en Güira de

Melena dejaron podrir intencionalmente numerosas carretas de plátanos,

tras adquirirlas, con la intención de venderlas a los criadores porcinos

in situ, y así generar fraudulentas ganancias. Incluso, la prensa

oficialista denunció parcialmente lo ocurrido. Pero, según los

productores, casi nada cambió; siguen afectados por la incompetencia del

sistema.



Durante meses, tras el escándalo inicial, Acopio ha omitido el pago de

indemnización por su incumplimiento del contrato, mediante el cual se

había comprometido a absorber toda la producción. Goza de impunidad para

hacerlo, pues ningún campesino considera que pueda ganar un litigio

contra esta entidad estatal.



Los campesinos están contra la pared, porque el seguro estatal, suscrito

por ellos, cubre exclusivamente los casos de desastres climatológicos.

La pérdida para sus bolsillos es considerable, e inestimable el trabajo

perdido bajo el implacable sol antillano. En Güira de Melena son pocos

los campesinos con solvencia económica suficiente para amortiguar el

golpe, la inmensa mayoría no posee más que sus humildes parcelas de tierra.



Gregorio no sabe qué hacer con los plátanos que aún penden de las matas.

Ante la negativa de Acopio, podría rentar un camión y trasladarlos poco

a poco hacia la capital, pero la ley establece que tiene que venderla él

directamente a la población, no puede hacerlo a otro intermediario que

no sea Acopio. No puede atender la finca y estar en el mercado al mismo

tiempo, ni tiene familiar alguno que se pueda encargar del asunto.



De momento, Gregorio dejó de pagar a los custodios. Y ahora le regala

los racimos de plátanos a quienes llega a su parcela con la intención de

robarlos. Hasta les ayuda a cargarlos, porque prefiere eso, a ver cómo

los gusanos devoran su esfuerzo. Ha pensando en la posibilidad de pedir

un préstamo al Banco para el año entrante, y comenzar de nuevo. Pero

tiene claro que no podría caer otra vez en la trampa de sembrar plátanos

para los puercos de Acopio.



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