viernes, 19 de abril de 2013

La petro-dependencia, un mal mayor para Cuba

La petro-dependencia, un mal mayor para Cuba



Depender de una potencia extranjera, especialmente en materia

energética, es un viejo signo de nuestra historia. Cuando desapareció la

URSS nos las vimos negras en el completo sentido de esta palabra.

Mario Hechavarria Driggs

abril 19, 2013



La mayoría de los cubanos rezan, junto a sus gobernantes, para que el

gobierno chavista controle al fin la situación creada. No es que muchos

acá seamos devotos de Chávez, tal cual nos pintan en los medios

nacionales de prensa, es que no queremos volver a las velas, el agua de

beber a temperatura ambiente y los frecuentes apagones.



Depender de una potencia extranjera, especialmente en materia

energética, es un viejo signo de nuestra historia. Cuando desapareció la

URSS nos las vimos negras en el completo sentido de esta palabra. Vino

el triunfo de Hugo Chávez, amigo personal del liderazgo histórico de la

Revolución y como dicen los cubanos, llegó un "salve".



Ahora Venezuela está dividida políticamente luego de los resultados

electorales, sorpresivos para la mayoría en mi país. Aquí juzgamos el

acontecer político a través de los cristales que la burocracia regente

sobre la prensa nacional coloca ante nuestros ojos.



Antes de las elecciones se hablaba de "marea roja en Caracas",

recalcando "un récord histórico de participación popular" en los

comicios presidenciales. Nicolás Maduro utilizó a su favor ventajas

sustanciales: Su condición de Presidente en ejercicio, unos escasos

treinta días previos al referendo y en especial los sentimientos

populares, motivados por la pérdida del líder revolucionario que le

designó como sucesor.



Aún contando con tales vallas delante, Henrique Capriles obtuvo

setecientos mil votos más que cinco meses atrás. Los sapientes

comentaristas de la prensa cubana, unidos a sus homólogos de los medios

chavistas en Venezuela, señalaban toda clase de errores al actual

gobernador de Miranda, sin embargo, el resultado final fue un empate

técnico, lógicamente cuestionado por el opositor.



En Cuba hay silencio absoluto en torno a una lógica explicación de estos

resultados, que causan verdadero estupor tanto en la Isla como en las

tierras del Orinoco. Allá será contraproducente el uso de las fuerzas

armadas como elemento represivo, dadas las reiteradas declaraciones del

desaparecido Chávez, en torno al carácter genuinamente popular de este

cuerpo armado.



Hasta ahora el Presidente electo habla de Paz, intentando ganar tiempo.

Tiempo se intenta ganar también por acá, dadas las inesperadas

circunstancias. Cuba está a punto de perder el petróleo fácil que le

llegaba desde Maracaibo. Apelando a la intuición, dentro de tres años la

oposición podría reclamar un referendo revocatorio. La hora de Capriles

habrá llegando entonces, por aquello de que a la tercera va la vencida.



Queda el cuestionamiento de un proceso revolucionario carente de apoyo

mayoritario dentro de la población, a pesar de los catorce años de

demagogia chavista, repartiendo los recursos petroleros entre los

pobres, sin construir una sólida economía nacional. La imagen nos toca

de cerca, aunque en Venezuela el don del subsuelo les permite aguantar

la parada.



Los comunistas reparten mientras pueden, crean una gran burocracia y

posteriormente la historia les pasa la cuenta. Burocracia corrupta,

inflación, altos índices de desempleo, caída del poder adquisitivo por

la devaluación monetaria y elevadísimos índices de violencia. De tales

problemas no se habló nunca en la prensa oficial cubana o venezolana.



Ahora enfrentamos la sorpresa que no era tal si se hubiera hablado

claramente de los asuntos antes enunciados. Para los que no encuentran

salidas propias, como sucede en Cuba, la opción es rezar por el milagro

de evitar una guerra civil, entre tanto buscan un "Plan B" ante la

próxima victoria electoral de Henrique Capriles Radonski.



http://www.martinoticias.com/content/article/21711.html

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