lunes, 3 de marzo de 2014

Cuba sin Venezuela

ECONOMÍA



Cuba sin Venezuela

ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 3 Mar 2014 - 8:36 am.



Los efectos que podría tener para Cuba un eventual colapso del chavismo

—algo que La Habana ya no percibe como imposible— son difíciles de

precisar debido al secretismo con el que se maneja la abrumadora

dependencia económica cubana de Venezuela.



No obstante, es fácil advertir que se produciría una profunda recesión,

posiblemente tan grave como la ocurrida tras la desintegración de la

Unión Soviética, o quizás peor, pues la salud de la economía de la Isla

está hoy mucho más deteriorada que en 1991.



Quizás para aliviar el nerviosismo que hay en las altas esferas

militares y civiles del castrismo, algunos economistas oficialistas

afirman que un desplome chavista no sería tan devastador, ya que la

dependencia de Venezuela es menor que la que tuvo el país de la URSS.

Pero ocurre que los think tanks habaneros utilizan estadísticas

oficiales no confiables. Así no se pueden hacer pronósticos económicos

serios.



Según uno de esos análisis, en 1980 el intercambio comercial con la URSS

llegó al 39,3% del Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba, y en 1990

representaba el 28,2%, mientras que actualmente con Venezuela el

porcentaje es de 18,3%. Eso es difícil de digerir. Si el intercambio

total de bienes y servicios de Cuba con Venezuela en 2013 fue de 13.500

millones de dólares, según estiman organismos internacionales y la

revista británica The Economist, ese 18,3% equivaldría a un PIB cubano

de $73.770 millones, para un per cápita de 6.586 dólares, muy superior

al de Serbia, un país europeo, y al de Ecuador, exportador neto de petróleo.



El PIB real cubano probablemente no llega a los $40.000 millones (un per

cápita de $3.571 que es ya alto para un país que produce muy poco e

importa el 80% de los alimentos que consume). Lo que pasa es que el

gobierno castrista pasa gato por liebre y desde 2003 contabiliza los

gastos sociales del Estado como si fuesen nuevos valores creados. Un

caso único en el mundo.



Así, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) informó

que en 2012 el sector de la salud y asistencia social aportó el 17% del

PIB, solo superado por el comercio (19%), y muy por encima del 13,6% de

todas las industrias del país en su conjunto. Y mucho ojo, los ingresos

obtenidos por los servicios médicos en Venezuela no pueden ser incluidos

en el PIB de Cuba, pues son prestados y cobrados en el extranjero. Es

absurdo que los gastos de salud pública hayan aportado más al PIB que

las industrias.



Para realizar ese acto de "magia contable", varios burócratas averiguan

cuánto cuestan en países desarrollados las consultas médicas, rayos X,

análisis de laboratorio, o intervenciones quirúrgicas, aplican esos

precios a los servicios médicos cubanos y suman dichos valores ficticios

como si hubiesen sido cobrados, y a precios adicionalmente falseados

porque se infla el valor de las dos monedas del país.



Lo mismo se hace con los demás gastos estatales. Eso explica que la

educación aportó el 7,4% del PIB y superó al sector de la construcción

(5,7%), y que los egresos en cultura y deportes contribuyeron más al PIB

(un 4,2%) que la agricultura y la ganadería juntas (3,5%). La otrora

gigantesca industria azucarera apenas representó el 0,47% del PIB; la

minería un 0,61%, y la pesca 0,11%.



El mismo estudio cubano que sugiere que no hay que preocuparse demasiado

por una eventual caída del chavismo destaca que, si ello ocurriese "la

economía cubana acumularía una caída de 7,7% durante cuatro años", es

decir, mucho menor al descenso de un 35% registrado luego de

desintegrarse la URSS, entre 1990 y 1993. Falso, la caída del PIB sería

mucho mayor.



Sin combustible suficiente y sin subvenciones, la producción industrial,

el comercio, el transporte, la agricultura y toda la economía se

afectarían dramáticamente. Volverían las noches medievales de los años

90, con apagones de hasta 14 horas diarias en algunas regiones.



Además, al no recibir los 38 millones de barriles de petróleo anuales

obsequiados por Venezuela (105.000 barriles diarios), Cuba tendría que

gastar unos $3.000 millones para adquirirlo internacionalmente. Y el

país importa casi $2.000 millones anuales en alimentos. ¿De dónde

saldrían $5.000 millones solamente para combustible y comida? Habría que

reducir la compra de ambas cosas. Y comprar solo 19 millones de barriles

de crudo costaría $1.500 millones.



Sin su mecenas venezolano, La Habana ya no tendría los $10.000 millones

que recibe en subsidios y se quedaría colgada de la brocha

financieramente, ya que las exportaciones de bienes no superan los

$3.500 millones, y los ingresos netos obtenidos por el turismo no llegan

a los $800 millones. Además, Cuba no recibe créditos internacionales,

pues no paga ni siquiera los intereses de su deuda externa, que según

datos de la Unión Europea solo con el Club de París (un pool de 19

países occidentales) es de $31.681 millones.



Irónicamente, el país pasaría a depender económicamente más que nunca de

las remesas y los envíos de mercancías de los "gusanos" residentes en el

extranjero.



Subsidios estratégicos



Con respecto a los subsidios, con algunas operaciones aritméticas es

fácil cuantificarlos. Según el Ministerio del Comercio Exterior de Cuba,

en 2012 la exportación de servicios reportó a la Isla ingresos por

11.000 millones de dólares (extraídos básicamente de los médicos y

personal de salud que laboran en Venezuela). Asumiendo que en 2013 la

cifra se mantuvo igual, se le restan los $1.804 millones en ingresos

brutos del turismo el año pasado, según la ONEI.



Luego se le sustraen $1.596 millones correspondientes al supuesto pago

del 50% de los 38 millones de barriles de petróleo venezolano recibido

(el otro 50% dizque se pagará en 25 años), a un precio promedio de 84

dólares el barril (el crudo venezolano es pesado y cuesta 10 dólares

menos que el crudo ligero de Texas que se cotiza en Nueva York). Y

después se restan otros $200 millones que pudieron haber reportado los

servicios técnicos y de salud prestados en otros países.



El resultado es de $7.400 millones. A eso hay que añadir los ingresos

que Cuba obtiene por reexportar la gasolina y el crudo venezolanos que

el país no consume —fuentes en Caracas afirman que son unos $1.400

millones. Se agrega la fuerte "colaboración" venezolana en la Isla, y la

cifra resultante ronda los $10.000 millones, que en buen castellano se

llaman subsidios.



Abrir la mano



La cúpula dictatorial cubana sí sabe bien lo que le espera si el

chavismo desapareciese, o si solo se modificase mediante la sustitución

de Nicolás Maduro por Diosdado Cabello u otro jerarca chavista.

Cualquier nuevo presidente tendría que reducir las subvenciones a Cuba

por múltiples razones. Pese a sus crecientes esfuerzos por obtener el

favor de Brasil, China, Angola e Irán, la dictadura cubana ya no podría

encontrar otro tío "paganini" para mantener graciosamente en el poder a

los hermanos Castro, los proxenetas políticos más exitosos de la

historia moderna.



La buena noticia es que el gobierno de Raúl Castro tendría que emprender

reformas económicas verdaderas, dar más libertad a las fuerzas

productivas de la nación, y atraer inversiones extranjeras. De lo

contrario, la muy grave situación económica podría tal vez arrastrar

consigo al ancien régime impuesto hace medio siglo.



Source: Cuba sin Venezuela | Diario de Cuba -

http://www.diariodecuba.com/cuba/1393832206_7422.html

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