El GAE, la mentira convertida en realidad
El Grupo de Administración de Empresas ayudaba a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias a mostrar operatividad, eficiencia, seguridad y solvencia.
Juan Juan Almeida
octubre 26, 2015
Las Fuerzas Armadas de todos los países del orbe se dividen en tres
grandes grupos: Marina de Guerra, Ejército, Fuerza Aérea y defensa
antiaérea.
La caída del campo socialista trajo a Cuba, entre otras cosas, el
Período Especial. Nadie ha podido olvidar la hambruna, la polineuritis,
el impresionante aumento de las salidas ilegales, más los sucesos del
94; creo conveniente recordar que la crisis no solamente afectó a la
población civil, también estremeció instituciones del gobierno, sobre
todo las improductivas, como el MININT y las FAR que, preparándose para
un cataclismo, ya habían sufrido su hecatombe en el año 89, provocando
que soldados, oficiales e incluso ciertos generales (algunos por
obligación y otros por convencimiento) abandonaran la institución.
Previo al Período Especial, la capacidad finaciera del país ya se había
reducido a la mínima expresión, y por eso se fueron creando reformas que
supuestamente "ayudarían" a afrontar las contingencias económicas que
para entonces ya existían y que luego empeoraron. En el mundo, no existe
crisis que explote sin previo aviso, o al menos sin mostrar indicios.
Por tanto, durante un Consejo Militar celebrado en el MINFAR, y agobiado
por la fragilidad defensiva ante cualquier inestabilidad, un conocido
asesor del general Raúl Castro, sugirió desmontar la estructura
tradicional de las fuerzas combativas y fusionar todas las tropas en
una. Así, la defensa antiaérea, que por mucho es lo más caro de
cualquier ejército, se fusionó con las terrestres, y los centros de
mando quedaron bajo las órdenes de un mando único central. Parece un
juego de palabras, pero no.
Por falta de suministros, y con técnica obsoleta, se acabaron las
maniobras y comenzaron los inventos. Por órdenes de Raúl surgió un grupo
de innovadores que con recursos nacionales creó un radar que no operó, y
un esperpéntico avión de fabricación cubana que eventualmente voló, se
estrelló y, como era de esperar, sus tripulantes fallecieron y ni
funeral tuvieron.
Y cuando las dificultades bordearon la casi invisible frontera que marca
la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado,
las circunstancias obligaron a los militares cubanos a producir y
generar dinero en empresas agrícolas, de transporte, hoteleras,
constructoras, financieras, y comercializadoras.
Fue entonces cuando para controlar la corrupción que aquel nuevo invento
militar-empresarial generó, se creó el GAE, un Grupo de Administración
de Empresas que no funcionaba muy bien pero parecía funcionar, que
ayudaba a las FAR a mostrar operatividad, eficiencia, seguridad y solvencia.
Para ponerlo sencillo: cualquier fábrica de tornillos tiene un costo de
producción que incluye, pago a los trabajadores, tecnología,
electricidad, el coste de la materia prima, y algunas cosillas más. Todo
eso influye en el precio final de venta; pero la fábrica de tornillos
del GAE, (un ejemplo) no gasta en combustible, lo toma de su
presupuesto, que además es regalado, y tampoco en empleomanía porque
para producir utiliza presos, soldados y reclutas en estado de
precariedad laboral. Un tornillo militar, en papeles no cuesta nada y se
vende en CUC. El cuento de la buena pipa.
El gobierno cubano nos engaña utilizando su experiencia en
procedimientos clandestinos y su innegable habilidad para estimular el
vicio de la habladuría. Se llama Medida Activa, y trajo como resultado
que la prensa (nacional y extranjera), los que mueven la opinión e
incluso nosotros, nos convertimos en eco de esta mentira repetida hasta
que la transformaron en una peligrosa verdad que, además de dominar
empresas y ministerios, genera, más que ganancias, cascadas de
incertidumbre.
Source: El GAE, la mentira convertida en realidad -
http://www.martinoticias.com/content/el-gae-la-mentra-convertida-en-realidad/107697.html
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