En Cuba la santería es una industria
Esta práctica, que siempre ha estado asociada a la isla, está generando
beneficios económicos
SINCRETISMO RELIGIOSO
Especial
El olor a pinotea (un tipo de madera que se usaba hace años) y barniz
envuelve el estrecho local donde Idelfonso, junto a tres ayudantes,
tallan en madera una colección de jícaras, amuletos y artilugios
utilizados en las iniciaciones de santería.
El taller está climatizado y la calidad en su trabajo le ha permitido a
Idelfonso renovar la casa y comprar en 14.000 dólares un añejo automóvil
de la era soviética con motor diesel y caja de velocidad automática alemana.
Y no le faltan clientes. "Tengo compradores cubanos y foráneos. Rusos,
suizos, cubanoamericanos y hasta japoneses. La santería se va
expandiendo por el mundo. Y colateralmente crece una industria para
satisfacer la demanda local y de extranjeros que se inician en el rito",
dice, mientras coloca una estampa desmesurada recién barnizada de San
Lázaro en un closet donde se amontonan otros objetos religiosos que
vende al por mayor a un intermediario.
Siempre presente
A pesar que en los primeros años de la revolución verde olivo el
autócrata Fidel Castro sostuvo su particular beligerancia contra la
iglesia católica, religiones sincréticas, sociedades masónicas y el
ñañiguismo, los cubanos de a pie nunca dejaron de adorar a sus santos.
Era habitual en la sala de la casa de un intransigente defensor del
castrismo, ver colgado una foto de Fidel y un poco más abajo, una
estampa de la Virgen de la Caridad y un pequeño armario repleto de
ofrendas para alguna deidad africana.
El sincretismo en Cuba es proverbial. Mucha gente que desayuna solo café
bautiza a sus hijos en la iglesia católica y luego consultan su Itá con
el padrino de santería en un tablero de madera repleto de piedras y
caracoles.
Cuando el barbudo Castro quedó colgado de la brocha tras la caída del
imperio soviético, que arrastró en su derrumbe a los países satélites de
Europa del Este, diseñó una estrategia política donde las diversas
denominaciones religiosas fueran un nuevo y poderoso aliado.
Se podía entender el plan. El continente americano cuenta con el mayor
número de devotos católicos en el mundo y en países centroamericanos,
caribeños o sudamericanos se adoran a dioses de origen africano o de los
indios nativos.
Entonces en Cuba se comenzó hablar menos de Lenin y Carlos Marx. Y se
abrió la cancha para el abanico religioso nacional, siempre y cuando
comulgaran con el régimen.
Un permiso
El trabajo por cuenta propia autorizado por el Estado en 1993 y ampliado
en 2010 por el general Raúl Castro, permite a yerberos, cartománticos y
babalaos ofrecer consultas, tirar barajas o vender estampas religiosas.
Abdiel es uno de ellos. Desde hace diez años oferta yerbas medicinales y
collares de santería en un tenderete, a tiro de piedra del antiguo
paradero de La Víbora.
"También vendo figuras talladas en madera y animales por encargo para
sacrificios religiosos. Las ventas son buenas. Se paga relativamente
poco dinero por concepto de impuestos al Estado", expresa sentado en un
pequeño banco de madera.
En el patio de una casona de puntal alto en San Miguel del Padrón,
Arturo gana dinero vendiendo chivos, gallos y palomas, los animales más
usados en "trabajos" de la santería.
"Estoy en este bisne [negocio] desde 1998. No te puedes imaginar la
cantidad de personas que en Cuba se enrola en la santería. Puede parecer
un culto primitivo o de negros, pero la mayoría de mis clientes son
blancos y pudientes", señala Arturo.
José Ignacio, babalao con 35 años de experiencia, afirma que los
seguidores de ritos africanos superan a los devotos del catolicismo
local por un amplio margen. "Ninguno de los tres Papas que han visitado
Cuba se reunieron con líderes de la religión yoruba. Ni siquiera porque
el sincretismo fusiona santos de las dos religiones".
El babalao habanero opina que la jerarquía católica los ve con ojeriza.
Y señala que "los practicantes de la santería pertenecientes a la raza
blanca son tantos o más que los negros y mestizos. Es lógico, los
blancos suelen vivir mejor y tienen más dinero".
Y es que hacerse santo en Cuba pasó de una necesidad espiritual a una
moda. Una pasarela social para mostrarse como persona boyante. Detrás,
una industria empírica y rentable la sostiene.
Yoruba en números
*El auge de la santería, el palo y otras creencias que llegaron de
África, están apuntaladas por una pujante industria privada que
satisface la demanda de fetiches, animales, estampillas, oraciones y
pócimas.
*Sólo en 10 de Octubre, municipio que con sus más de 200.000 habitantes
lo convierte en el más poblado de Cuba, hay alrededor de un centenar de
negocios relacionados con la religión.
*Hacerse santo en Cuba es altamente costoso. Reinaldo, reconocido
santero, aclara que "puede costar entre 4.000 y 8.000 dólares o más,
según el tipo de santo. No debiera ser así, pero muchos inescrupulosos
han convertido la santería en un negocio muy lucrativo".
*Para un extranjero el costo es aún mayor. A Frank, un canadiense casado
con una cubana, hacerse un Ifá de Shangó le costó 13.000 dólares. "Y lo
peor, todavía estoy soltando plata", se queja.
Source: -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3420308_cuba-santeria-iglesia-catolica-cubana-ivan-garcia.html
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