Por qué Chanel eligió Cuba y no cualquier otro lugar del mundo
Si nos hubieran dicho hace unos años que la firma desfilaría en La
Habana, nos habríamos echado a reír a carcajadas. Analizamos por qué el
país caribeño es el elegido.
LETICIA GARCÍA 27 DE OCTUBRE DE 2015 11:29 H.
11 millones de habitantes, tres millones de turistas al año, un proceso
de apertura al libre comercio y la histórica aprobación de los
norteamericanos. Pasará mucho, muchísimo tiempo hasta que Cuba entre en
el grupo de esos países denominados 'economías emergentes' (si es que lo
hace), pero a estas alturas del capitalismo, existe una dinámica social
innegable que se repite de forma casi matemática: allí donde se abren
las economías, donde la transición de un modelo de sociedad a otro da
sus primeros pasos, la industria de la moda (o más bien, del lujo) se
apresura a instalarse.
Chanel acaba de anunciar que su desfile Métier d'arts, ese que se lleva
a cabo en un punto del mundo diferente cada vez (y que, en teoría,
ensalza las materias primas y la cultura textil de la zona donde recae)
tendrá lugar en Cuba. Cuba y Chanel. Si nos lo hubieran dicho hace unos
años, nos habríamos echado a reir a carcajadas. Recordemos, por ejemplo,
que hasta hace muy poco los norteamericanos tenían muy difícil lo de
viajar a la isla. O que las vacaciones de Beyoncé y Jay- Z a La Habana
levantaron más de una ampolla hace unos años. Ahora una legión de
celebridades, ataviadas con carísimos modelos y rodeadas de flashes,
aterrizarán allí para contemplar qué tiene que decir esta temporada la
casa moda francesa más exquisita del mundo.
Pero antes estuvo LVMH, el conglomerado dueño de emblemas de la moda
como Louis Vuitton, Givenchy o Céline. El pasado mayo, puso en marcha
una iniciativa de patrocinio a artistas cubanos. Un paso iniciático para
tantear el terreno y plantar una semilla que es probable que florezca en
forma de tiendas y vallas publicitarias. No es nuevo; antes de Cuba,
para LVMH estuvieron Corea del sur, Mongolia o Kazajstán.
¿Colonialismo del siglo XXI? "Estas empresas desean instalarse en esos
territorios que quedan por explorar. Hay un punto de excentricidad en
sus movimientos", apunta Ángeles Caballero, periodista económica. "Ya no
es 'territorio maldito'; acaban de lograr la bendición de Obama", añade.
Las puertas acaban de abrirse y Cuba se ha convertido en una carrera por
ver quién llega antes. Y más lejos.
El lujo acaba de llegar, pero hace años que las marcas de gama media
están introduciéndose en la isla de forma lenta pero segura. Zara, Mango
o Lacoste ya tienen locales en La Habana. Eso sí, con restricciones. En
el caso de la enseña de Inditex, no se trata de un local propio, sino
franquiciado; controlado por proveedores locales y por el propio Consejo
de Estado. Una estrategia que ya se ha convertido en recurrente en
países que han seguido un proceso de apertura similar: en China, sin ir
más lejos, ciertos templos del lujo occidental, como los almacenes
americanos Barney's, ceden el nombre a empresarios chinos, que explotan
la marca en Oriente.
Obviamente, y dado el salario medio de los cubanos (unos treinta dólares
mensuales), el consumo de esta incipiente moda está destinado a los
turistas. Y ahora, con la flexibilización de su espacio aéreo, llegará
las familias poderosas de todas partes del mundo", apunta Ángeles
Caballero. Si ahora la isla recibe tres millones de visitantes al año,
es probable que, con la reciente apertura, la cifra se duplique en poco
tiempo.
Más allá de las variables económicas, lo cierto es que Cuba ha sido y es
caldo de cultivo para el diseño. De allí proceden, curiosamente, dos de
los diseñadores favoritos de Michelle Obama: Narciso Rodríguez e Isabel
Toledo. Quizá desde la Casa Blanca no estén dando puntada sin hilo, y la
indumentaria de la Primera Dama haya funcionado como una especie de
estrategia de acercamiento. Como lo han hecho varias de las colecciones
presentadas para esta y la pasada temporada: el verano de Versace se
basaba en la arquitectura de la Habana, la colección Crucero de Proenza
Schouler en el colorismo y la marca de Stella McCartney ha optado por
ser mucho más literal: en una de sus nuevas campañas, se puede ver una
escena cotidiana en la que uno de sus protagonistas está disfrazado como
el Che Guevara.
Sea esta una estrategia premonitoria o no, no hay que olvidar que la
moda siempre ha basado buena parte de sus contenidos en el exotismo: las
marcas occidentales han explotado (a su manera) el imaginario del
extremo Oriente o se han apropiado de los símbolos indumentarios
africanos. En este sentido, Cuba siempre ha sido un oasis estético.
Cerrada al mundo y con un modelo económico propio, sus calles, su
estética y sus formas de vida llevan siendo las mismas desde hace años,
ajenas a los vaivenes del gusto y a la uniformización occidental. Y
esto, que supone un paso atrás a nivel socioeconómico, representa, en
cierto modo, una mina de oro en términos visuales para un sinfín de
diseñadores. ¿Recuerdan cuando, hace un tiempo, las casas de moda
europeas sólo invertían en China mientras las élites del gigante
asiático devoraban logos y firmas de lujo? Cuba podría ser la siguiente.
Al menos, ya tiene el sello que certifica que es el nuevo destino de
moda: las dos C de Chanel.
Source: Por qué Chanel eligió Cuba y no cualquier otro lugar del mundo |
S Moda EL PAÍS -
http://smoda.elpais.com/articulos/por-que-chanel-eligio-cuba-y-no-cualquier-otro-destino-del-mundo/6898
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