El dilema de Airbnb
BERNADETTE PARDO
En la Inglaterra del siglo XVII surgió el concepto de que "la casa de un
hombre es su castillo" y que por ende el que manda allí es él, o ella.
En Estados Unidos el derecho a la propiedad privada está enérgicamente
protegido por la ley y para muchos el sueño americano consiste en ser
propietario de una casa. Todo esto sirve para explicar las pasiones y
frustraciones que desata la polémica sobre Airbnb que está candente en
el Sur de la Florida y que arde en Miami y Miami Beach.
Airbnb, para los que viven bajo una piedra y sin celular, es la
plataforma digital que permite a visitantes alquilar un cuarto o una
casa de un particular en casi cualquier parte del mundo, hasta en Cuba,
donde Airbnb es un negocio floreciente que le da de comer a mucha gente.
Mi experiencia personal como huésped a través de Airbnb ha sido
maravillosa. Es mucho más barato que un hotel, con cuartos limpios en
barrios buenos y con anfitriones amables que ayudan a navegar la ciudad
que visitas.
Al menos dos ciudades del Sur de la Florida, Miami y Miami Beach, están
en pie de guerra contra Airbnb. Miami Beach ha aprobado las
restricciones más draconianas contra el alquiler a corto plazo en todo
el país. Cobra multas de hasta $20,000 a los que las violan y hasta el
momento ha recolectado más de $4 millones en multas. Esta semana Philip
Levine, el alcalde de Miami Beach y posible candidato a la gobernación,
celebro una conferencia de prensa junto a su homólogo de Miami, Tomas
Regalado. principalmente para denunciar los abusos que según ellos están
perpetrando los huéspedes de Airbnb contra los pacíficos residentes de
sus ciudades.
El alcalde Regalado nos dice que se trata de proteger la calidad de vida
de los que viven en barrios residenciales y se sienten asediados por
huéspedes ruidosos que riegan basura y ocupan todos los parqueos. Me
pregunto cuál es la diferencia entre un huésped de Airbnb y un primo de
New Jersey que nos visita. Si se portan mal se puede llamar a la policía
o a la agencia de cumplimiento del código.
En medio del debate, como siempre, está el tema de la plata. Para muchos
dueños de casas ahogados en impuestos y deudas, el poder alquilar un
cuarto en su casa de vez en cuando representa una tabla de salvación
económica. El alcalde Regalado nos dice que si persiguen a los que
construyen "efficiencies" ilegales, por qué no van a castigar al que
alquila un cuarto sin permiso. Me parece que no es lo mismo construir
una estructura ilegal, que discretamente alquilar una habitación
existente. En sus anuncios Airbnb dice que contribuye con más de $130
millones al año a la economía de Miami.
La guerra grande de Airbnb es con la industria hotelera que se siente
amenazada. Airbnb es para los hoteles lo que Uber es para los taxistas.
No quieren la competencia. Armando Ibarra, que representa a la industria
hotelera, nos explica que el problema "es que no se trata a todos igual.
Los hoteles tiene reglas y pagan impuestos".
Eso tiene fácil solución, como demuestra el acuerdo logrado esta semana
por el alcalde del condado, Carlos Giménez, con Airbnb que tendrá que
ser aprobado por la comisión. Bajo el acuerdo, Airbnb se compromete a
recolectar un impuesto hotelero del 6% a los alquileres y remitirlo al
condado todos los meses. Se estima que esto representaría un ingreso de
$8 millones al año para el condado. Airbnb también ha instalado una
plataforma para recibir quejas de vecinos que se sienten afectados por
huéspedes y resolverlas.
Ir en contra de estas economías emergentes es como tratar de meter la
pasta de dientes en el tubo una vez que está fuera. Se le llama "sharing
economy" algo así como lo que nos decían cuando éramos niños que para
ser feliz hay que compartir. Tomas Martinelli, el director de Relaciones
Públicas de Airbnb, describe el fenómeno como "la democratización del
capitalismo".
Todos somos capitalistas, todos queremos que nos dejen tranquilos en
nuestros castillos mientras no molestemos a los demás.
Source: El dilema de Airbnb | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/bernadette-pardo/article140530383.html
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