El enigmático cierre de la Plaza Carlos III provoca desazón
MIRIAM CELAYA, La Habana | Marzo 27, 2017
Es casi mediodía de domingo y un matrimonio joven, con sus dos hijos
pequeños en brazos, se detiene frustrado frente a la reja cerrada del
Centro Comercial Plaza Carlos III. Por un momento se muestran
confundidos, consultan el reloj y enseguida se vuelven inquisitivos
hacia varias personas que llegaron antes y que, como ellos, se han
frenado en seco ante el enrejado. Algunos esperan pacientemente en el
portal desde muy temprano, "por si abren más tarde", pero en vano.
La escena se ha estado repitiendo diariamente desde el viernes 24 de
marzo, día en que sin previo aviso se produjo el cierre del centro
comercial, el mayor y más popular de su tipo en Cuba. Decenas de
clientes habituales procedentes de varias provincias del interior han
viajado hasta la capital solo para tropezar de manos a boca con un
pequeño y lacónico cartel sobre el enrejado, que avisa lo obvio y no
ofrece ninguna información útil:
ESTIMADO CLIENTE
EL CENTRO COMERCIAL PLAZA CARLOS III
SE MANTENDRA CERRADO HASTA NUEVO AVISO
DISCULPE LAS MOLESTIAS QUE PODAMOS OCASIONARLE
GERENCIA GENERAL
Por supuesto, sin informaciones oficiales al respecto, el sorpresivo
cierre de la Plaza Carlos III ha levantado infinidad de especulaciones,
especialmente en los barrios aledaños al enclave, en pleno corazón de
Centro Habana, por tratarse de uno de los comercios pioneros de la
"apertura" a las transacciones en divisas en Cuba, desde que se produjo
la llamada despenalización del dólar, allá por los años 90 del pasado
siglo. Desde su inauguración como mercado de divisas Carlos III ha
sufrido varias remodelaciones en diferentes etapas, pero nunca hasta
ahora se había interrumpido completamente las ventas al público.
Circulan rumores que relacionan este inusitado cierre con los recientes
incendios que se han producido en otros establecimientos que operan en
divisas en el municipio. "La gerencia denunció ante la Jefatura de los
bomberos el mal estado de los medios antiincendios, porque no quiere que
les suceda lo mismo [que en los últimamente siniestrados] así que están
renovando todo el sistema", dicen algunos vecinos del barrio que, según
aseguran, recibieron esa información de algunos empleados y funcionarios
de la entidad. Hay quienes afirman que "vinieron los bomberos y
comprobaron que había fallas en el sistema de protección antiincendios".
Sin embargo, estos días no se ha observado a través de los barrotes
metálicos que cubren las dos entradas de la Plaza ningún despliegue de
personal o de vehículos especializados en tecnología contra incendios,
ni se han visto trabajos de remozamiento o mantenimiento en las redes
eléctricas u otras labores similares.
El ajetreo interior más visible ha sido el de los propios empleados del
lugar, ocupados en tareas de limpieza general de los pisos y cristales,
que se han mostrado reticentes a dar explicaciones a quienes no se
conforman con el escueto cartel e indagan acerca de la fecha de
reapertura. "Hasta nuevo aviso", repiten de mal talante, como autómatas,
los pocos que se dignan a responder.
Otros vecinos hablan de "una auditoría general" que "se vuelve muy
complicada" debido a la gran cantidad de departamentos del centro
comercial y a la magnitud y complejidad de sus almacenes. Esta conjetura
se refuerza, por una parte, por la experiencia de décadas de redadas
cíclicas (e inútiles) contra los malos manejos, la corrupción
administrativa, el desvío de recursos, la malversación, el contrabando,
el mercado negro y todo el etcétera de ilegalidades propias de un
sistema socioeconómico caracterizado por la creciente demanda, la
insuficiente oferta y la pésima gestión del monopolio estatal sobre la
economía. Una regularidad de la que no escapa ningún establecimiento
donde se mueve una cantidad elevada de recursos estatales.
Por otra parte, el cierre sorpresivo y no divulgado –con todas las
pérdidas que ello acarrea tratándose de un centro comercial que
diariamente factura miles de pesos en ambas monedas nacionales –, es un
signo de la intervención de los auditores gubernamentales del más alto
rango para detectar in situ las irregularidades sin dar tiempo a los
transgresores a ocultar las huellas de sus fechorías.
De ser cierta la supuesta auditoría, sería una demostración de la
nulidad de los efectivos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y
de su fallido afán por impedir las ilegalidades en el barrio. Desde hace
varios meses la constante y fuerte presencia policial en torno a las
áreas exteriores del centro comercial han conferido al lugar una
deplorable imagen de plaza sitiada, mientras los maleantes "de adentro",
esos que forman parte de la plantilla de empleados, campeaban por sus
fueros.
El pasado domingo algunos camiones seguían descargando mercancía en los
almacenes de la Plaza Carlos III, lo que augura que en una fecha
imprecisa pero posiblemente breve, el centro comercial será reabierto al
público. Todo indica que, por el momento, no parece haber caído en esa
suerte de epidemia de clausura que se ha estado abatiendo en los últimos
tiempos sobre varios establecimientos de la capital que comercian en
divisas, como son los casos de los departamentos de ferretería gruesa de
5ta y 42 y de La Puntilla, en el municipio Playa; el mercado de la
tienda Yumurí y el Sylvain de Zanja y Belascoaín, en Centro Habana; la
TRD Panamericana de la calle novena, en el reparto Casino Deportivo,
municipio Cerro, y numerosos kioscos de venta dispersos por diferentes
puntos de la ciudad, por solo citar algunos casos.
Mientras se prolonga la espera y se acumulan las preguntas sin
respuestas, los habaneros más optimistas han comenzado a frotarse las
manos ante la intangible expectativa de que la próxima reapertura de la
popular Plaza Carlos III venga aparejada con una renovada oferta, y que
al menos en los primeros días de venta los habitualmente deprimidos
anaqueles y estantes de los diferentes departamentos ofrezcan mayor
cantidad y variedad de productos. La esperanza es lo último que se pierde.
Source: El enigmático cierre de la Plaza Carlos III provoca desazón -
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