Tan culpable como quien mata la vaca
¿Hay que temerle más a la Seguridad del Estado, o a lo que los vecinos
le puedan contar?
Martes, marzo 28, 2017 | Julio Cesar Álvarez
LA HABANA, Cuba.- Cuando se estudiaron los archivos de la Gestapo
ocupados en la región alemana de Wurzburgo al final de la segunda guerra
mundial se descubrió que los ciudadanos de esta ciudad no tenían que
temer tanto a la Gestapo como lo que a sus vecinos podían contar a la
Gestapo.
Según el profesor Robert Gellateley, quien tuvo acceso a dichos
archivos, la Gestapo no hubiera podido operar sin la cooperación de los
ciudadanos alemanes, pues hubiera sido estructuralmente imposible
conseguirlo porque sencillamente no había bastantes agentes en esa entidad.
Lejos de la creencia de que había un oficial de la Gestapo en cada
esquina sólo había 28 agentes de la Gestapo para toda la región de
Wurzburgo, que constaba en ese entonces con alrededor de un millón de
habitantes (35 714 habitantes por cada oficial de la Gestapo)
El 80 o 90 por ciento de los crímenes eran denunciados a la Gestapo por
ciudadanos corrientes.
En Cuba, la antigua sección de contrainteligencia del municipio Diez de
Octubre, en La Habana, llegó a contar en la década de los noventa con 15
oficiales para vigilar a una población de un cuarto de millón de
habitantes (16 666 habitantes por cada oficial de la Seguridad del Estado)
Sin embargo, la lista de los colaboradores (se les llama "personas de
confianza") en cada cuadra abarcaba un libro más grueso que el
directorio telefónico de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (unas
750 páginas)
Como antiguo oficial de la contrainteligencia, en ocasiones recibía
denuncias de estas personas de confianza en las que delataban a sus
vecinos porque "se pasan el día oyendo Radio Martí". Otra de las
denuncias más comunes era "creo que andan en algo porque no participan
en las actividades del CDR y tienen familia en Miami".
Una denuncia como esa en la década de los noventa era todavía seria,
porque aunque no recuerdo que nadie fuera encarcelado por ello sí pasaba
a formar parte de las personas de interés operativo para la
contrainteligencia.
Ello equivalía a que dicha persona empezaría a ser vigilada en muchos
casos por las mismas personas que lo denunciaron.
No se sabe cuántas de estas personas de confianza han usado esas
denuncias para perjudicar a vecinos por rencillas personales, como
ocurría muchas veces con los colaboradores de la Gestapo en la Alemania
nazi.
Tampoco recuerdo que a algunas de esas personas de confianza se les
hubiera obligado a colaborar con la contrainteligencia cubana; al
contrario, había algunas de ellas que eran una verdadera lata porque
siempre tenían algo que denunciar.
La Seguridad del Estado cubana, al igual que la Gestapo, está fundada
sobre la delación de los vecinos.
Ese es el pecho que ha nutrido constantemente de denuncias a los órganos
de la Seguridad del Estado, y que les permite conocer el 90 por ciento
de lo que hacen y piensan los opositores, los periodistas independientes
o cualquier inconforme.
Habrá opiniones a favor y en contra, pero creo que la mayoría de las
personas que ha colaborado con los Órganos de la Seguridad del Estado
durante estos 58 años que lleva de fundado son tan culpables de
represión política como cualquiera de los oficiales de la institución.
No creo que haya un cake lo suficientemente grande este 26 de marzo (día
en que se fundaron los órganos de la Seguridad del Estado) para dar de
comer a todos los que han ayudado a mantener ese órgano de represión
funcionando como un reloj.
Al fin y al cabo a los cubanos les gusta mucho el refrán que dice: tan
culpable es quien mata la vaca como el que le aguanta las patas.
¿O no?
Source: Tan culpable como quien mata la vaca CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/facebook/tan-culpable-como-quien-mata-la-vaca/
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