martes, 29 de enero de 2008

INVERSIONES EN CUBA: PAPEL DEL EXILIO DESPUÉS DE CASTRO

INVERSIONES EN CUBA: PAPEL DEL EXILIO DESPUÉS DE CASTRO
2008-01-29. ICCAS
José Azel*

Enero 28, del 2008.- Desde el anuncio que hizo el gobierno cubano de que
el octogenario Fidel Castro había transferido el poder a su hermano
Raúl, en forma creciente se especula acerca de si habrá o no cambios
políticos y económicos en Cuba y sus implicaciones en el mundo de los
negocios americanos.

Se ha generalizado la creencia de que después de Fidel Castro y libre
del embargo, Cuba será un paraíso para las compañías americanas.

Hay observadores que señalan que después de casi 50 años de régimen
totalitario y un fracasado sistema económico, Cuba y su pueblo de más de
once millones están desesperadamente necesitados de cualquier producto y
servicio concebible.

Ciertamente, si desaparece el embargo las empresas de Estados Unidos
querrán exportar sus productos y servicios a Cuba. Desde la perspectiva
corporativa, las exportaciones constituyen el principal método de
entrada para una compañía deseosa de servir un mercado como el de Cuba,
porque se reducirían los riesgos políticos y de negocios. Pero las
exportaciones de compañias de Estados Unidos a Cuba no contribuirán
directamente con la transferencia de capital y tecnología y otros
componentes deseables de las inversiones que serán muy necesitados en
Cuba después de Fidel Castro. Una empresa que venda a Cuba no es lo
mismo que una empresa que invierta en Cuba.

En general, las empresas invierten en un mercado extranjero para (1)
tener acceso a recursos naturales específicos como petróleo o minerales,
o un centro turístico (inversiones en busca de recursos); (2) para
establecer plantas de suministro para aprovechar costos de producción
más bajos (inversiones en busca de eficiencia) o (3) para suplir el
mercado local (inversiones en busca de mercado). En relación con
inversiones en busca de recursos, Cuba ciertamente atraerá los intereses
de compañías de Estados Unidos en particular interesadas en petróleo,
níquel, agricultura y turismo. Aún bajo las muy desfavorables
condiciones prevalecientes en la era de Castro, algunas empresas
internacionales han invertido en esas áreas.

Pero, con la abundancia de mano de obra barata en países en otras parte
del mundo donde empresas pueden escoger para invertir en busca de
eficiencia, no es probable que Cuba pueda atraer a este tipo de
compañía. Después de casi cinco décadas de operar en un rígido sistema
económico dictatorial, la fuerza laboral cubana no está bien equipada
para una moderna economía de mercado. Para decirlo de otro modo, Cuba no
ofrece a las compañías americanas que deseen más bajo costo de mano de
obra un verdadero motivo que las atraiga para invertir en el país.

Para las compañías, el valor estratégico de la ventaja competitiva
depende de que sea sostenible. Esto, a su vez, existe solamente si se
hace imposible para los competidores imitar u obtener la ventaja de una
empresa. Por ejemplo, le daría ese sostén un creativo plan para
exceptuar de impuestos, dar aplazamientos de pagos, acceso libre de
aranceles al mercado de Estados Unidos y otros incentivos, que pueden
hacerse disponibles a las empresas que hayan establecido plantas
productoras en Cuba a corto plazo – digamos, dos o tres años después que
el embargo haya sido levantado.

El propósito de esto es dar apoyo a las empresas que sean las primeras
en llegar a Cuba. En el ambiente de competencia creado por estas
medidas, una compañia con base en Cuba se convierte en motivadora de una
necesidad competitiva.

Además, Cuba después de Castro tendrá acceso a una excepcional ventaja:
la comunidad cubano-americana en Estados Unidos. Para facilitar la
inversión extranjera directa en Cuba, los cubano-americanos pueden jugar
un rol motivador, no sólo como hombres de empresa pequeña o mediana,
sino también como ejecutivos empleados por empresas nacionales o
multinacionales.

Para Cuba después de Castro, el capital y la destreza de la comunidad
cubano-americana es una ventaja comparativa que no tiene ningún otro
país que compita por la inversión directa extranjera de Estados Unidos.
Los cubano-americanos en su mayoría no estarán limitados por las
desventajas innatas de desconocer el mercado y sus decisiones de
inversión no estarán vinculadas a una estricta racionalidad económica.

Las decisiones de inversiones que tomen los cubano-americanos se
fundarán en un diferente y muy personal análisis. Para una persona de
negocios cubano-americana será más fácil entrar en arreglos formales o
informales con un socio cubano que, digamos, una compañía pública de
Estados Unidos.

Es típico en el mundo de los negocios de Estados Unidos, que alguien
dentro de la estructura corporativa sea "el abanderado" de un proyecto
en particular. Ese alguien tiene que ser "un campeón" que persuada a
otros ejecutivos de que es sabio seguir una determinada línea de acción.

Este es, precisamente, el papel que los ejecutivos cubano-americanos
pueden desempeñar dentro del mundo corporativo de Estados Unidos; ellos
pueden ser los "abanderados" de sus compañías en las operaciones de
inversiones extranjeras directas en Cuba. Los cubano-americanos pueden
ser los principales motivadores de la inversión extranjera directa en la
isla.

El futuro gobierno cubano de transición necesita descartar cualquier
hostilidad que pueda tener hacia los cubano-americanos y reconocer que
las habilidades excepcionales de los cubano-americanos serán esenciales
para lograr la rápida reconstrucción económica del país.

Pudiera haber ciertamente algún oportunismo económico en juego, pero
muchos empresarios y ejecutivos de éxito en la comunidad
cubano-americana en los Estados Unidos también se sienten obligados a
contribuir con la capacidad que puedan tener, a la reconstrucción de la
tierra donde nacieron.

Para un gobierno cubano de transición después de Castro, empeñado en
atraer la inversión extranjera de Estados Unidos, los cubano-americanos
son su "as en la manga". Una oportunidad para convertir el fracaso en éxito.

____________________


*Una versión más extensa del estudio será publicada en febrero en Cuban
Affairs, la revista trimestral del Instituto de Estudios Cubanos y
Cubano- Americanos de la Universidad de Miami. El Dr. José Azel,
Investigador del Instituto, posee extenso conocimiento gerencial y
experiencia práctica en el manejo corporativo, el desarrollo
organizativo y su financiamiento, además de estudios investigativos de
negocios internacionales.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13697

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