Publicado el 05-09-2009
Hablemos de azúcar
Por Pablo Alfonso
El pasado lunes el ministro cubano del Azúcar Luis Manuel Avila hizo una
afirmación que motivó mi curiosidad periodística. Este año, dijo el
funcionario, la producción de azúcar refino va a cubrir la demanda
doméstica.
"Es algo que sustituye 78.000 toneladas de azúcar importadas el año
pasado", enfatizó rotundo Avila, según publicó el diario camagüeyano
Adelante.
Nada que reprochar; incluso diría que me congratula que la otrora
llamada "azucarera del mundo" comience a recuperar una agroindustria en
la que trabajaban casi medio millón de obreros cubanos.
Cuba reconoce que en los años 2006 y 2007 importó desde 200,000 hasta
300,000 toneladas de azúcar refinada de bajo grado, principalmente de
Colombia y Brasil. Lo que no reconoce es que, también, ha importado
azúcar y sus derivados desde Estados Unidos.
Hay algo que parece que se le ha escapado al flamante ministro cubano
del Azúcar. Se le ha escapado o no quiere ofrecer a los cubanos esa
información, porque puede tener implicaciones o consideraciones políticas.
Revisando las estadísticas del Departamento de Comercio de Estados
Unidos encuentro que Cuba realizó en este país las siguientes compras de
azúcar y productos derivados:
En el 2004, un total de $334 mil dólares; en el 2005, otros $304 mil
dólares; en el 2006 disminuyó la compra a $68 mil dólares; aumentó de
nuevo en el 2007 a $125 mil dólares y en el 2008, sólo compró $20 mil
dólares. En los primeros dos meses de este año 2009, las cifras
disponibles muestran que Cuba ha comprado ya unos $34,000 dólares del
mismo rubro.
Las probables consideraciones políticas tienen que ver con el origen de
ese azúcar comprada en Estados Unidos. Una cuestión de implicaciones
ideológicas. ¿Cuáles?
Pienso, por ejemplo, en la dificultad de los ideólogos del castrismo
para explicar las razones por las cuales, Cuba tiene que recurrir a una
país importador de azúcar, como Estados Unidos, para abastecerse de un
producto que tradicionalmente exportaba la isla, casi desde el momento
mismo en que hace cinco siglos se incorporó al mundo comercial de aquél
entonces. Por algo se acuñó aquella frase de "sin azúcar no hay país".
Imagino que no será muy fácil para la propaganda oficial tratar de que
el imaginario popular no asocie esas importaciones de azúcar con la
Florida, principal región azucarera de Estados Unidos, donde florecen
plantaciones e industrias, desarrolladas por empresarios cuyas
industrias y plantaciones en Cuba fueron "nacionalizadas" por la
revolución marxista-leninista, para ponerlas "al servicio del pueblo" y
hacerlas "más eficientes y productivas". Un cuento que el tiempo se ha
encargado de desarrollar con un epílogo muy diferente al prólogo.
Hablando de cifras habría que decir que la Florida es el mayor productor
de azúcar de caña de Estados Unidos, seguido de Louisiana, Hawai y
Texas, en ese orden. Aquí se produce aproximadamente el 52 por ciento
del azúcar de caña de Estados Unidos y el 22 por ciento del azúcar total
que se produce en este país, incluido el azúcar de remolacha.
Las estadísticas oficiales de Cuba indican que la isla dispone de unas
700 mil hectáreas dedicadas a la caña de azúcar. En la zafra 2007-2008
cosechó unas 330.000 hectáreas de caña y produjo 1,4 millones de
toneladas de azúcar crudo; el año anterior produjo 1,2 millones de
toneladas. La zafra de este año se estima en 1.25 millones de toneladas
con 37 ingenios participando en la molienda.
En la Florida existen unas 190 mil hectáreas cultivadas de caña de
azúcar y seis centrales azucareros; cinco propiedad de empresas
corporativas y uno propiedad de una cooperativa de cosecheros de caña.
La producción de azúcar crudo para la pasada cosecha fue de 2.0 millones
de toneladas de azúcar.
Son algunas cifras para pensar.
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