¨Un sistema opresor no puede ser reformado. Debe ser totalmente
abandonado¨, Nelson Mandela
Como señaláramos en la primera parte, los propósitos del gobierno cubano
son realizar modificaciones que le permita remontar la actual crisis,
cada día más aguda, pero sin perder el control absoluto mantenido sobre
la sociedad durante decenios. Objetivo imposible de lograr, debido a
la acumulación de los problemas existentes, que no sólo son económicos y
sociales, sino que abarcan la política, los valores éticos, la identidad
nacional, la demografía, el medio ambiente y otros.
Las autoridades pretenden evitar las ¨concentraciones de riquezas¨, como
ha reconocido el periódico Granma, y que los ciudadanos al alcanzar la
libertad económica deseen obtener la libertad política en una Cuba
democrática. Eso se aprecia en la implantación de un elevado sistema
tributario implantado al nuevo sector emergente, mucho más severo y
limitante que el existente para las empresas estatales y las mixtas con
capital extranjero. Ejemplo de ello está en el impuesto por la
utilización de la fuerza de trabajo que pagarán los trabajadores por
cuenta propia, del 25,0% del salario de los trabajadores contratados,
considerándose como remuneración mínima pagada a cada trabajador
contratado ¨el monto equivalente a un salario medio mensual,
incrementado en un 50,0%¨. Se considera como salario medio mensual el
vigente en cada provincia y el Municipio Especial Isla de la Juventud,
en el ejercicio fiscal anterior, reconocido por la Oficina Nacional de
Estadísticas (ONE).
En caso de contratarse más de 10 y hasta 15 trabajadores, se contempla
como remuneración mínima pagada a cada trabajador el monto equivalente a
dos salarios medios mensuales; y de contratarse más de 15 trabajadores,
el monto equivalente a tres veces un salario medio mensual. Con ello, y
otros obstáculos, el Estado muestra su propósito de impedir el
crecimiento del trabajo por cuenta propia y el surgimiento de pequeñas y
medianas empresas (PYMES).
A esto se une que los gastos que podrán deducirse de los impuestos sobre
los ingresos personales como máximo, y solo en el caso de los
elaboradores y vendedores de productos alimenticios y transportadores de
carga y pasajeros, podrán ser hasta un 40,0% de los ingresos obtenidos
en el año. En otras actividades, los gastos permitidos a deducir tendrán
un porcentaje inferior, llegando en algunos oficios hasta únicamente
el 10,0% de los ingresos anuales.
Otro ejemplo de las intenciones de limitar la iniciativa individual es
la forma como se cobrará el impuesto sobre los ingresos personales. De
acuerdo a las ¨Normas¨, se determinarán por la suma de todos los
ingresos devengados menos los gastos deducibles permitidos. Para la
determinación de la base imponible, se deducen además de los ingresos
declarados los tributos pagados y el porciento por concepto de los
gastos necesarios de la actividad de acuerdo a la siguiente escala
progresiva:
UM: PESOS INGRESOS NETOS
ANUALES %
Hasta 5.000.00
Exento
El exceso de 5,000.00 hasta 10,000.00
25
El exceso de 10,000.00 hasta 20,000.00
30
El exceso de 20,000.00 hasta 30,000.00
35
El exceso de 30,000.00 hasta 50,000.00
40
El exceso de 50,000.00
50
Como puede observarse a partir de 50 000 pesos (2500 US dólares), existe
una alta carga tributaria que unida a la existente para el pago por la
utilización de fuerza de trabajo hará prácticamente imposible la
capitalización indispensable para el crecimiento de los nuevos negocios.
A esto se une la obligatoriedad de la contribución a la seguridad
social, con el pago del 25,0 % de una base de contribución seleccionada
por la persona en cuestión, en una escala que va de de 350 a 2000
pesos. La creación de una red de protección económica para los
cuentapropistas es en principio algo positivo, pero resulta cuestionable
el carácter compulsivo de la medida, mucho más cuando comienza a nacer
el sector privado en un contexto sin la debida preparación y con
grandes dificultades de todo tipo.
A los frenos tributarios descritos y la carencia de un mínimo mercado
mayorista donde los cuentapropistas pudieran comprar legalmente los
productos necesarios para realizar sus actividades, se suman barreras
administrativas tendientes a limitar el tamaño de los negociones y
evitar el supuesto enriquecimiento de las personas. Así las capacidades
de los restaurantes no podrán exceder a 20 comensales, ni las barberías
a un numero pequeño de sillones, cuando lo que requiere urgentemente la
economía nacional es alentar a los ciudadanos emprendedores, así como
centros de trabajo prósperos y eficientes donde sean creados a la mayor
velocidad posible puestos de trabajo para dar empleo a las personas que
próximamente serán masivamente despedidas y que, a la medida que se
desarrollen, contribuyan a la riqueza del país con el aumento del pago
de impuestos que sirvan para el financiamiento de las necesidades sociales.
Continuará…
La Habana, Noviembre 17 de 2O1O
Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente
www.Reconciliacioncubana.com
http://www.miscelaneasdecuba.net/media/Word1/CAMBIOS%20EN%20CUBA%20PARTE%202.doc
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