Los blogueros cubanos
By NICOLAS PEREZ
Pertenezco a la generación del 60. Defiendo siempre las opciones que
escogimos para luchar contra el castrismo. Y objeto a quienes nadando
fuera del agua nos critican porque hoy la violencia y la fuerza no son
políticamente correctas. Y es que por entonces no hubo escape, o nos
rendíamos o teníamos que luchar con las armas en la mano. Escogimos lo
segundo.
Tiempos de Peter Pan. Me conmuevo cuando recuerdo la entrega e
ingenuidad que nos consumía cuando defendíamos el concepto vago de
patria. La filosofía silenciosa y digna que adoptamos al perdonar sin
olvidar la traición a nuestros únicos aliados. Y fue sorprendente,
aceptar sin chistar una larga cárcel, la destrucción de nuestra familia
y la pérdida total de la juventud, sin volvernos locos ni destruirnos
moralmente.
Odio quejarme. El pasado hay que cargarlo a nuestras espaldas y seguir
andando sin gritos ni provocar lástima porque una vez oí decir a alguien
que respeto mucho que ``el lamento es la oración de los débiles ante el
dios de la limosna''.
¿La verdad?... En los 60 la juventud cubana anticastrista estudiamos
indebidamente las cartas y nos lo jugamos todo a un número equivocado. Y
perdimos. Y cuando partimos unos al paredón, otros al exilio y terceros
a la cárcel, se hizo un asombroso silencio de casi 50 años. ¿Dónde
estaba aquella juventud cubana que era nuestra conciencia nacional? Un
país al pairo. Sin Quijotes ni molinos de viento. Sin almas libres con
ecos sonoros para que repicaran las campanas de la Demajagua liberando a
negros, mulatos, rubios de ojos azules, funcionarios, obreros,
cederistas, disidentes, intelectuales, miembros del Comité Central del
Partido Comunista y oficiales del Ejército Rebelde.
Enmudeció el Alma Máter. No volvió a protestarse desde la escalinata
universitaria. Hasta que hemos llegado a un punto que se impone una
reflexión kafkiana y cierta: tan cruel fue asesinar a sangre fría a
miles de seres humanos en el paredón de fusilamiento como asesinar con
idéntica sangre fría a un país de diez millones de habitantes,
castrándolo durante 50 años de su mayor riqueza espiritual que es la
pureza y espíritu de rebeldía de su juventud.
Pasaron 50 años y pasó un águila sobre el mar. Hasta que de un tiempo a
esta parte resucitaron entre los muertos Rubén Martínez Villena, Rafael
Trejo, José Antonio Echeverría, Porfirio Remberto Ramírez y Virgilio
Campanería. Y resucitaron en la juventud cubana de hoy. Esos blogueros
que independientemente de las ideologías que defiendan, de los mitos que
conciban, de las realidades que sufran, de los errores o aciertos
conceptuales que tengan, batallan en una cuarta dimensión política que
nada tiene que ver con los combates callejeros contra la policía de
Machado o Batista. Luchan desde una guerra pacífica de ideas. En que no
se intenta destruir al enemigo sino dibujarlo tal como es. Que no se
desea enfrentar al gobierno sino narrar la vida diaria del pueblo. Que
no busca victorias políticas sino verdades cotidianas como puños,
contradicciones sociales y abusos de autoridad.
La nueva realidad es un contrapunteo tecnológico cada día más
sofisticado y difícil de silenciar por los dictadores. Ese es el campo
de batalla. Ya no se trata del poder de destrucción del C4 sino del
poder de comunicación de la PC. Hoy un teléfono celular transmitiendo
verdades causa más estragos en las filas enemigas que el fósforo vivo.
Esto lo acaba de demostrar el oficial de inteligencia e ingeniero de
computación Eduardo Fontes Suárez, en un video hecho para un exclusivo
grupo de funcionarios castristas tratando de demostrar la culpabilidad
del contratista Alan Gross, pero lo que ha puesto de manifiesto es el
pánico que siente el gobierno de que los blogueros destruyan su
monopolio de información en la isla. Y no es una quimera. El
conferencista, hijo de un teniente coronel de Seguridad del Estado, en
el reciente video confiesa a regañadientes que el gobierno controla
todas las comunicaciones, pero las BGAN son difíciles de detectar porque
son pequeñas como laptops y no requieren antenas en las azoteas, y
darían acceso independiente a Internet a 250 computadoras. Conclusión,
por entregar a cubanos esos teléfonos BGAN se intenta condenar a Alan
Gross a 20 años de cárcel, es decir, 12 años y 6 meses por cada
computadora creada libre del control castrista. Un circo de
manipulación. Un típico ejemplo de la lógica de la justicia totalitaria.
hasta aquí llegamos. Y por lo anterior, voy a defender con uñas y
dientes a esta juventud cubana. A un Reinaldo Escobar, una Claudia
Cadelo y a una extraordinaria Yoani Sánchez, que hoy desde sus
computadoras, defienden la libertad de Cuba. Sin genuflexiones al búnker
de La Habana ni al exilio de Miami. Y a ellos solo les recomiendo que
sean honestos, y parodiando a un poeta español, les pido que sigan
intentando informar al mundo de la realidad cubana mientras dan toda su
sangre y ``toda la sangre de Cuba, por una gota de luz''.
http://www.elnuevoherald.com/2011/02/09/v-fullstory/883589/nicolas-perez-los-blogueros-cubanos.html
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