La carta china
La reciente visita de Xi Jinping, vicepresidente de China y favorito
para ocupar la próxima presidencia en el país asiático, tiene singular
importancia al efectuarse pocos días después de celebrado el VI Congreso
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 15/06/2011
Con la visita de Xi Jinping, vicepresidente de China, a Cuba, entre el 4
y 7 de junio, acompañado por una numerosa delegación, parece haberse
logrado uno de los objetivos de la política exterior cubana con vista a
reducir la enorme dependencia respecto a la Venezuela de Chávez y los
riesgos de esta relación, acrecentados recientemente por la
incertidumbre sobre el estado de la salud del caudillo y a mediano plazo
por las elecciones a finales de 2012, las cuales pudieran perderse dado
el desgaste del chavismo, lo que destruiría el cordón umbilical
oxigenante del régimen de La Habana por más de 10 años. Eso explica por
qué el general Raúl Castro desde hace tiempo ha buscado tenazmente
aliados más sólidos. De ahí sus intercambios e intención de fortalecer
los vínculos en especial con China, pero también con Brasil, Rusia,
Vietnam, Angola, Malasia y otras naciones.
La visita del dignatario chino tiene singular importancia al efectuarse
pocos días después de celebrado el VI Congreso del Partido Comunista,
cuyos resultados fueron saludados calurosamente por la dirección china.
Xi Jinping, según muchos especialistas, es un fuerte candidato para
sustituir a Hu Jintao como presidente y primer secretario del Partido
Comunista de un país que se estrenó en 2010 como la segunda potencia
económica del planeta, solo por detrás de Estados Unidos, y según el FMI
podría pasar al primer lugar en 2016. Cuestión debatible, aunque es
cierto que el gigante asiático se ha situado, en algo más de 30 años, en
la cúspide del poderío mundial.
Cuba tiene varios incentivos para China. En primer lugar, están las
posibilidades de encontrar grandes cantidades de petróleo en su Zona
Económica Exclusiva del Golfo de México. No por casualidad el visitante,
durante sus tres días de estancia, estuvo en los pozos de petróleo
explotados conjuntamente por la compañía Gran Muralla, una filial de la
Corporación Nacional de Petróleos de China. También se apreció el
interés por participar en la rehabilitación y modernización de la
refinería de Cienfuegos, con el objetivo de elevar la capacidad de
65.000 a 150.000 barriles diarios, a un costo de 6 miles de millones de
dólares, así como otro proyecto de gas natural licuado en una planta de
regasificación. Inversiones sobre las cuales se suscribieron cartas de
intención. China ha sido para Cuba una decisiva fuente crediticia para
desarrollar proyectos en transporte, petróleo, comunicaciones,
adquisición de equipos electrodomésticos e infraestructura turística.
La estrategia china busca asegurar las materias primas para su notable
crecimiento económico, muy especialmente las crecientes necesidades de
energía. Cuba tiene ventajas como mercado receptor de inversiones
chinas. No existen serios competidores, pues Estados Unidos, único país
que podría enfrentar su fuerte irrupción en la Isla, se mantiene
apartado. Al mismo tiempo la descapitalización y bancarrota de la
economía cubana confiere enormes ventajas a los chinos en las
negociaciones, con sus colosales reservas financieras, en un mundo
hambriento de capital.
Actualmente China es el segundo socio comercial de Cuba, únicamente
superada por Venezuela, con un intercambio comercial de 9,7 miles de
millones de dólares entre 2004-2009 según fuentes cubanas,
extraordinariamente desequilibrado con exportaciones chinas
abrumadoramente mayores. En ese período el desbalance alcanzó los 4,7
miles de millones de dólares. Probablemente los chinos han otorgado
créditos para financiar, por lo menos parte del desbalance, que ahora
podrían capitalizarse para poder cobrarlos. Las relaciones están
despojadas de factores ideológicos, en gran medida debido a las
transformaciones habidas en China, donde el sector privado ya genera más
del 60 % del PIB y no existe temor a la "concentración de la propiedad
en personas jurídicas y naturales"; había 413.000 millonarios en 2008,
según datos de las firmas Merrill Lynch y Capgemini.
Se rumora en los corrillos diplomáticos de La Habana, y hasta ha salido
en cables de Wikileaks, el malestar de empresas y funcionarios chinos
ante las demoras de pago por entidades cubanas, que incluso han llevado
a la retención de entregas de artículos e insumo contratados como medida
de presión. Esto tendrá que tomarse muy seriamente en cuenta por el
Gobierno de Raúl Castro si quiere mantener relaciones fluidas y con
normalidad con un país donde los intereses económicos y comerciales
tienen una importancia decisiva.
El turismo es otra actividad en que China podría tener interés para
invertir en Cuba. No solo se ha convertido en la tercera nación en
recepción de visitantes, sino también es el tercer país emisor. Si en
2009 hubo 47 millones de viajes al extranjero, se espera que en 2015
alcance de 100 a 130 millones de viajes. Los gastos de esos turistas
ascendieron a 27,7 miles de millones de dólares en 2008; en el 2010 el
monto representó 4 veces el nivel del 2000. La cifra del gasto se estima
alcanzará los 110 miles de millones de dólares en 2015. Destacados
especialistas indican que los viajes turísticos a nivel mundial se
duplican cada 15 años, pero en el caso de China e India ocurre cada seis
años. El turismo en Cuba tiene la ventaja de que algún día se abrirá la
posibilidad de que los ciudadanos norteamericanos puedan llegar
libremente. Entonces, existe la probabilidad de que se alojen en
instalaciones de propiedad china.
Por supuesto no solo en el petróleo y el turismo existen campos de
cooperación con el gigante asiático. La agricultura y otras ramas
podrían ser escenarios de fuertes inversiones chinas, como actualmente
hace Brasil en el cultivo de soya en zonas centrales de Cuba. China
tiene serios problemas en cuanto a la disponibilidad de tierras de
cultivo, y por ende para alimentar una población que se prevé será de
1,43 miles de millones de personas en 2020. Se conoce que en África está
comprando enormes extensiones de tierra, que ya sobrepasan los 2,7
millones de hectáreas.
Aunque hasta el momento China no ha mostrado su intención de tener
presencia militar fuera de sus fronteras, Cuba, a 90 millas de su
principal contendiente económico, podría resultar una valiosa carta
estratégica para balancear en el futuro la presencia militar
norteamericana cerca de sus costas y como elemento de presión para
conseguir algún día el soñado regreso de Taiwán a su regazo.
Por todo lo anterior, no es descartable un nuevo ciclo de dependencia de
Cuba, en esta ocasión respecto a China, después de haber pasado por la
de España, Estados Unidos, Unión Soviética y Venezuela, convirtiéndose
la Isla en una amplia calle Zanja. Todo es posible dadas las
circunstancias en un país "al borde del precipicio".
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-carta-china-264179
No hay comentarios:
Publicar un comentario