Científico se queja de la falta de inversiones en centros de investigación
DDC
La Habana 07-01-2012 - 7:16 pm.
La mayoría de las 'soluciones' que aportan los estudiosos terminan
'engavetadas', añade.
El director del Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales (IMRE)
de la Universidad de La Habana, doctor en Ciencias Ernesto Estévez Rams,
se quejó al diario oficial Granma de la falta de inversiones para los
centros de investigación y de estímulo a sus trabajadores.
Los centros de investigación de la Universidad de La Habana "siguen
enfrentando un proceso de descapitalización de los recursos humanos y
deterioro de las instalaciones", advirtió Estévez. Pidió revisar
barreras legales y económicas que desestimulan a los investigadores,
criticó los mecanismos establecidos y las condiciones de trabajo.
"Quienes crean una tecnología no pocas veces tienen que asumir las
gestiones de compra de los envases, buscar y poner las etiquetas, cargar
el producto, transportarlo y, sin embargo, no reciben ninguna
remuneración adicional por todo eso", dijo Estévez.
"También ocurre que las empresas exigen la transferencia gratuita de
tecnologías y eso hay que pagarlo. De lo contrario, nuestra labor se
hace insostenible, pues nos limita la adquisición de los medios
necesarios para seguir investigando", agregó.
El Gobierno cubano suele alardear de los recursos que destina a la
investigación científica.
Los centros de investigación pertenecientes a la Universidad de La
Habana reciben entre un 25 y un 30% de los premios nacionales anuales de
la Academia de Ciencias de Cuba (ACC); sin embargo, la mayoría de las
propuestas que hacen termina "engavetadas", según Granma.
El periódico del Partido Comunista dijo que esas investigaciones podría
contribuir a "modernizar las industrias, suplir carencias de la
población, aumentar la competitividad de amplios sectores productivos,
generar empleos" y sustituir importaciones.
El IMPRE ha recibido 35 Premios Nacionales de la ACC. "En la no
aplicación de los resultados influye la falta de una cultura científica
en los empresarios y productores, quienes no acaban de comprender en la
práctica hasta qué punto la sostenibilidad económica depende de la
generación de nuevos conocimientos, tecnologías", dijo su director.
"En el caso particular del IMRE tenemos varios productos para la
agricultura que obtuvimos hace varios años y aún siguen sin aplicarse, a
pesar de las mejoras introducidas para abaratar de manera notable los
costos y garantizar su introducción masiva con un mínimo de recursos",
aseguró.
Mencionó un fertilizante de urea furfural de liberación controlada (con
precios muy elevados en el mercado internacional), supuestamente capaz
de asegurar por un tiempo prolongado las concentraciones adecuadas de
ese nutriente en el suelo.
Además, un bioestimulador natural del crecimiento para hortalizas, caña
de azúcar, cítricos y plantas aromáticas, obtenido a partir del henequén
y la cera de la abeja, con toda la tecnología disponible para propiciar
su generalización.
Estévez dijo que no existe una comunicación efectiva entre las
universidades y las empresas, y persisten las dificultades referidas a
las formas de obtener el financiamiento necesario para desarrollar e
introducir un producto.
Reconoció que "la desconfianza y la inercia mostrada por algunos
productores tienen parte de su origen en que no siempre el resultado fue
logrado con el rigor necesario, se violaron pasos indispensables en el
tránsito del laboratorio al escalado industrial, los estudios económicos
que avalan la factibilidad de la propuesta de generalización no se
llevaron a cabo de manera correcta, y en no pocos casos hubo demasiado
triunfalismo".
Estévez opinó que "hay un retroceso a nivel nacional, incluso en
estructuras de dirección, sobre la comprensión de la importancia vital
de las ciencias básicas".
"Existe una tendencia a relegarlas basada en el criterio estrecho de que
lo esencial de la actividad científica es potenciar las fuerzas
productivas y generar ingresos de inmediato", dijo.
Desafortunadamente, se pasa por alto su carácter estratégico para el
desarrollo sostenible y la soberanía científica y tecnológica de la
nación, agregó.
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