Martes, Enero 3, 2012 | Por Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -Orlando Lugo Fonte, presidente
de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, (ANAP), ha puesto el
dedo sobre la llaga al referirse al problema que trastorna parte de la
economía: la acumulación de contratos incumplidos entre empresas, lo
cual golpea al sector agropecuario. Por más que no es problema exclusivo
de la agricultura, sino que también está presente en otros sectores.
El estado contrata producciones con campesinos independientes y
cooperativistas, se firman documentos que suponen seriedad, y luego de
recogidos y puestos en almacén, los productos no se pagan, o se pagan
demorados. A veces ni siquiera son recogidos: se pudren en el campo, sin
considerar su gran demanda, ni que el productor necesita su dinero
para nuevas inversiones.
Muchas veces toca a quienes sudan la camisa pagar culpas de burócratas,
cuando la entidad estatal quiebra o tiene problemas financieros, por
improvisaciones, cálculos desacertados, especulación o corrupción, y
claro, se ve impedida de asumir pagos.
"La historia de los impagos no se conocía en Cuba hace varias décadas
atrás. Era inconcebible que a un campesino se le comprara la producción
y no se le pagara. Esto comenzó a partir del agravamiento de problemas
financieros en empresas que no tenían flujo de caja y entonces adquirían
las producciones de los campesinos, demorando en pagarles", señaló Lugo
Fonte al diario Granma (13-12-11).
Comenta que hubo alivio con la aprobación de la Resolución 245, del
Banco Central de Cuba, por la que el Ministerio de la Agricultura, la
ANAP y el desaparecido Ministerio del Azúcar, hoy Grupo Azucarero, deben
pagar a los productores en 30 días: "pero como siguieron las
dificultades de capital a nivel de empresa, el término fijado para
liquidar esas deudas continuó incumpliéndose".
"La situación se agudizó a tal punto que tuvimos que buscar mecanismos
más ágiles para evitar atrasos en las cuentas sin pagar", añade Fonte.
Se inventó entonces un mecanismo financiero con el simpático nombre de
Fondo Reenvolvente, "que consistía en una suma de dinero depositada por
el Estado en el Banco para que aquellas empresas deficitarias de flujo
de caja solicitaran un crédito y pudieran comprarles a los campesinos.
El plazo para que esas entidades pagaran los créditos al Banco era
inicialmente de 90 días, luego, de 180 días".
Luego se buscó otra forma más ágil: "el Pago por factura, mecanismo
mediante el cual la empresa y la cooperativa legalizan una firma por
cada parte y se registran en el Banco. Entonces la empresa hace una
factura por el valor de la compra al productor o a la cooperativa y la
persona autorizada en la sucursal bancaria hace efectivo el dinero. Así
el fenómeno no se presentaba ya entre el productor y la empresa, sino
entre ésta y el banco. Pero llegó un momento en que se agudizó tanto el
problema que quien se quedó con la deuda fue este último en lugar de la
entidad".
Continúa Lugo exponiendo que en octubre había 6 millones de pesos en
cuentas por pagar, que se saldaron en noviembre, y ahora el impago está
entre los 2,5 a 3 millones mensuales, que no considera alarmante en
relación con el monto de facturas mensuales y porque "debemos tener
presente que contamos con 400 mil campesinos y 3, 500 cooperativas. Por
otro lado, hay muchas empresas que trabajan con subsidios del Estado, no
se autofinancian y no tienen otros ingresos, por lo que se crea un
fenómeno complicado".
Fonte llamó a mantener estricta disciplina en el cumplimiento de los
contratos y "ser implacable y sancionar a quienes no acaten lo
establecido de una y otra parte. Por eso debemos incrementar la
observancia y la exigencia". Queda la duda sobre si esto último lo habrá
dicho desde el convencimiento, luego de contar antes su historia de
horror y misterio.
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