sábado, 15 de diciembre de 2012

Nueva ley tributaria: aplastar la inteligencia

Economía



Nueva ley tributaria: aplastar la inteligencia

Polina Martínez Shviétsova

La Habana 11-12-2012 - 6:05 am.



Escritores y artistas sienten que los nuevos impuestos los ahogan, y

critican las nuevas medidas.



"Ganamos más, pues, entonces, paguemos más", fue la frase del policía de

las artes plásticas, el pintor Kcho el pasado 23 de julio. Así se

refirió al gremio de artistas y escritores, como si éstos fueran la

clase más acaudalada en las actuales circunstancias. Kcho se pronunciaba

ante la Asamblea Nacional en nombre de una "colectividad de artistas"

que no estaban presentes para afirmar o frenar la propuesta de nuevas

leyes tributarias.



La génesis del asunto comenzó con la tristemente célebre "batalla de

ideas", a inicios de la década pasada. Estas circunstancias parecían

propicias para el optimismo, puesto que el petróleo venezolano inundaba

la Isla, el turismo iba en ascenso y la Unión Europea guiñaba el ojo

cómplice.



En esta época de "bonanza", amparada bajo la "protección económica

venezolana", se construyeron las Escuelas de Instructores de Arte en

cada provincia, así como las sedes universitarias municipales, Escuelas

de Trabajadores Sociales y de Maestros Emergentes.



En el caso de la literatura, emergieron nuevas leyes para beneficios de

los escritores. Se comenzaron a aplicar las resoluciones 01 y 35 del

Ministerio de Cultura para el pago de conferencias y charlas; tuvo lugar

un boom de eventos por parte de la Asociación Hermanos Saínz y la

reafirmación de los viejos eventos culturales en la Unión de Escritores

y Artistas (UNEAC).



Todo marchaba sobre ruedas hasta que en el año 2006 se comienza a

perfilar la era post-Castro. Para finales de 2007, en el sector de la

cultura comienza una taimada caza de brujas o de reajustes de perfiles

laborales. En ese momento, los que estaban dispuestos a inmolarse en

aras de un mísero salario, por no tener alternativas, acataron las

nuevas restricciones. Sin embargo, para algunos fue un momento crucial

de optar por hallar un camino hacia la libertad e independencia. (Entre

los renegados de la nueva órbita de opresión sociocultural, estaba quien

escribe estas líneas).



Luego de la llegada de Raúl Castro a la presidencia se emprendieron

nuevos reajustes en el sector de la cultura. Paulatinamente, los cambios

se han ido palpando en dirección de un "capitalismo disfrazado" con

guantes de seda.



Entre esos reajustes vale destacar el cese de Abel Prieto como ministro

de Cultura. En cuanto asumió el cargo el nuevo "ministro-economicista"

Rafael Bernal, se podía oler la fetidez de un nuevo "quinquenio gris".



A mediados de este año llegaba el anuncio de que los escritores debían

ingresar en el Registro del Creador Literario. Dicho ingreso otorga la

condición laboral de "escritor", o sea, constituye una nueva forma de

abonar dinero para su jubilación. Sin embargo, quien haya trabajado

emplantillado en el sector de la cultura y, además, sea escritor, no

accederá a ambas formas de jubilación. Tendrá que elegir entre ser

asalariado o escritor.



Recientemente fue celebrada una reunión con la gran mayoría de

escritores adscritos a la UNEAC. El tema a debate era la nueva ley

tributaria y los pagos de impuestos. Las funcionarias del Ministerio de

Finanzas y Precios presentes allí quedaron anonadas. El sector "más

intelectual" no entendía ni una palabra de la presentación del power

point donde se explicaba en argot económico cómo los escritores serían

contradictoriamente bonificados y, a la misma vez, expoliados.



El punto álgido de la reunión llegó con el tema de los premios, el pago

de un impuesto del 4% por cada premio obtenido, sea nacional o foráneo.

Los escritores estallaron entonces en catarsis, gracias a las certeras

palabras de Desiderio Navarro, que comenzó refutando las palabras de

Kcho y poniendo en jaque a las funcionarias de Finanzas y Precios.



Luego habló Víctor Fowler, argumentando que los escritores, si acaso,

ganan dos o tres premios en toda su vida. Ese dinero apenas alcanza para

la reparación de la casa y el mantenimiento a la tecnología.



Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, acabó sosteniendo que el gremio

es el sector más pobre, pues los escritores devengan menos de 100 cuc al

mes.



Por tanto, las funcionarias se llevaron un par de puntos a revisar, con

los cuales los escritores reunidos expresaron su desacuerdo: la

imposición de impuestos por los premios y la eliminación de varios de

estos premios.



La nueva ley tributaria para el sector de la cultura pretende dinamitar

las bases de subsidio y bonificaciones. Los artistas y escritores son el

termómetro de la sociedad, y si además los coaccionan con recortes

económicos, sin dudas las consecuencias serán nefastas.



Se escuchó decir después de la reunión a uno de los escritores

presentes: "El objetivo del Gobierno ha sido siempre aplastar a la

inteligencia".



Al parecer, el rebaño de la UNEAC está despertando.



http://www.diariodecuba.com/cuba/14388-nueva-ley-tributaria-aplastar-la-inteligencia

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