El poderoso ex yerno de Raúl Castro, al destierro
El gobernante cubano ordenó sobreseer la causa penal que pesaba sobre el
ex marido de su hja Deborah y enviará, o ya envió, al padre de sus
nietos a cumplir misión en Angola, una tierra peligrosa para un cubano
en desgracia.
Juan Juan Almeida
febrero 24, 2014
Durante mucho tiempo, han sido incontables los comentarios dentro del
círculo de poder cubano, donde persisten en nombrar al artero y nada
inocente coronel Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, como el "Zar de
la economía militar". Una creación ficticia, una leyenda.
Por eso hoy, 24 de febrero, en lugar de escribir sobre ese grupo de
valientes que en 1895 al grito de "¡Independencia o Muerte!" reiniciaron
la lucha por la independencia de Cuba; prefiero comentar de Luis
Alberto; personaje arrogante, insensible, calculador, abusivo con
apellido de actriz porno, amante de los números siempre que sumen a su
favor, certero en aritmética y la épica, que a pesar de todos sus cargos
(presidente ejecutivo del Grupo de Administración Empresarial de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias y miembro del Comité Central del Partido
Comunista), intenta escapar de sí mismo y adultear su destino.
Cosa dificil, él sabe que hacer negocios con el clan o querer entrar a
"La Familia" siempre acarrea nefastas consecuencias. Su matrimonio de
muchos años con Deborah Castro marchaba, como ya se sabe, bajo un largo
historial de maltratos e infidelidades que siempre fueron toleradas.
Pero suspicaz, como de costumbre, entendió que en esta neotransición
económica que lleva al país del paleolítico a la edad media, estaba
perdiendo el poder e intentó sin resultados usar a Deborah como escudo.
Está claro que su ex, la mayor de los Castro Espín, es un enorme
desatino que corrige sus errores cometiendo otros peores; pero el
siempre seductor Rodríguez López-Calleja, en lugar de esnifar cocaína se
fumó la compostura y se puso los guantes de boxeo. Le dio una tranquiza
brutal, Deborah terminó en el hospital con serias contusiones.
Cobarde, como cualquier golpeador, no necesita la lámpara de Aladino
para entender que, en un país como Cuba, donde la clase baja es muy
baja, la media no tiene medidas y la alta carece de clase, su vieja
superioridad se transformó en jaula. Sabe muy bien que en su contra, y
deseando vengar la tristeza de su suegro-líder, está todo un ejército
obediente que, en franca restructuración, necesita colgarse medallas.
Juzgarlo sería lo correcto, pero en casos como este, con toda lógica, a
los padres nos parece que la ley no suele ser justa.
El gobierno de Raúl ha sabido sortear con habilidad varias crisis, y no
quiere hacer de esta, un escándalo noticioso. Por ello ordenó sobreseer
la causa penal y enviará, o ya envió, al padre de sus nietos a cumplir
misión en Angola, una tierra peligrosa para un cubano en desgracia.
Pero ahora, Luis Alberto, urgido, hábil y estratega, está moviendo cielo
y tierra por y para mantenerse asido, aunque sea un poquito, al
apoyabrazos del diván aunque ya tenga comején. Conoce muy bien que el
hampa no perdona, sabe que en cualquier lugar protegido de miradas
indiscretas, le llegará el último recibo.
Quizás ni siquiera llegue a pisar tierra africana, quizás ni suba al
avión; o quizás, porque siempre hay un quizás, cuando menos lo
esperemos, lo tengamos por acá.
Source: El poderoso ex yerno de Raúl Castro, al destierro -
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