miércoles, 26 de marzo de 2014

Negocios privados arrinconan gastronomía estatal

Cuba: Negocios privados arrinconan gastronomía estatal

La mayoría de los cubanos, debido a sus salarios miserables, siguen

viendo las novedades gastronómicas particulares desde la acera de enfrente.

Iván García Quintero

marzo 25, 2014



Sábado, 11 de la mañana. La dulcería y panadería estilo francés del

barrio habanero de La Víbora está desierta. Para ahorrar electricidad,

apagan el aire acondicionado. El baño es un asco. Y dos empleadas

aburridas se abanican con un trozo de cartón, mientras hablan de la

novela brasileña.



"Los clientes se van a otros sitios. Además del alto costo, los panes,

dulces y cakes no tienen la calidad de antaño. Muchos usuarios prefieren

tomar cerveza o adquirir dulces y refrigerios en negocios particulares",

cuenta un dependiente.



"Las ventas han decaído de manera alarmante. Si hace diez años estábamos

abiertos las 24 horas y teníamos un promedio de ventas de 3 mil pesos

convertibles, ahora cerramos a las 11 de la noche y rara vez

sobrepasamos los 600 cuc", señala la económica.



Por falta de mantenimiento, el aire acondicionado no enfría lo

suficiente. El gerente suele encargar un número reducido de productos.

"Todos los días se quedan muchos dulces y panes sin vender. Para tener

menos pérdidas, encargo poca cantidad".



A fines de los años 90, en La Habana se abrieron cinco panaderías,

dulcerías y cafeterías llamadas Pain de París. En sus inicios, fue un

negocio a dos bandas entre Danielle Miterrand, viuda de François

Miterrand, y el régimen cubano.



En un centro de elaboración situado en el municipio Playa, al oeste de

la capital, panaderos y reposteros franceses confeccionaban los

productos. Con el tiempo, los Pain de París fueron perdiendo calidad,

algo típico en Cuba.



Ahora mismo, las más de 400 paladares, el millar de cafeterías y decenas

de dulcerías y bares de tapas diseminados por toda la ciudad, han ido

arrinconando a la gastronomía estatal. Si usted visita la pastelería

Fontanella, en el reparto Nuevo Vedado, comprenderá por qué los negocios

del Estado van perdiendo terreno en su competencia con los particulares.



El buen trato, la decoración del lugar y la alta calidad en la

elaboración de dulces y cakes, provoca que siempre haya una fila de

personas y autos esperando por los encargos, a pesar de que no son

baratos y de que abren todos los días de la semana, de 9 de la mañana a

9 de la noche.



La especialidad de la casa es el "Cake de las Tres Leches", una panetela

de vainilla bañada con una crema de leche condensada, evaporada y leche

entera. El más pequeño cuesta 3 cuc o 75 pesos, el mediano 5 cuc o 125

pesos y el más grande, 8 cuc o 200 pesos. No olvidar que el salario

promedio en Cuba es de 19-20 dólares.



"No damos abasto. A veces tenemos que trabajar toda la madrugada, para

garantizar las ventas de la mañana siguiente", señala el dueño.



La creatividad, calidad y buen trato brindado por los particulares dista

años luz del ofrecido por los los estatales. En los establecimientos del

Estado, el cliente es sinómino de botín. Los dependientes intentan

ordeñarte como si fueses una vaca.



"Si no andas fino te cobran de más. Cuando compras un sandwich o una

pizza, te lo venden con queso, jamón y puré de tomate adulterado, además

de robarte unos cuantos gramos", se queja un cliente que era asiduo al

restaurante estatal Castillo de Jagua, en 23 y G, Vedado.



En estos momentos, en La Habana encuentras restaurantes particulares

especializados en comida hindú, japonesa, china, rusa, francesa o de

diferentes regiones de España, entre otras. Si prefieres la comida

rápida, existen innumerables pizzerías, hamburgueserías y cafeterías que

debido a la fuerte competencia entre los propios negocios privados,

elaboran platos de 12 y 15 pesos cubanos (1.50 y 2.20 dólares), con una

calidad muy superior a los estatales.



Olvídese de Coppelia, otrora orgullo de Fidel Castro, que cuando se

inauguró ofrecía 26 sabores de helados. En este falso invierno habanero,

la céntrica heladería solo oferta dos o tres sabores de un insípido helado.



Los emprendedores privados han tomado nota de la decadencia de Coppelia.

En el barrio de Buena Vista, en Playa, de lunes a sábado funciona El

Barquillón, que está causando furor debido a la excelente confección de

helados y dulces.



A dos cuadras de la intersección de las calles 23 y 12, donde en abril

de 1961 un iracundo Castro proclamó el carácter comunista de su

gobierno, un italiano casado con una cubana ha abierto una

pizzería-heladería al mejor estilo Mediterráneo.



Es cierto que una cerveza en un bar privado cuesta más cara o que un

tentempié puede rondar los 6 cuc. Y que la mayoría de los cubanos,

debido a sus salarios miserables, siguen viendo las novedades

gastronómicas particulares desde la acera de enfrente.



Source: Cuba: Negocios privados arrinconan gastronomía estatal -

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