Desdibujando a Fidel Castro… una vez más
La gastronomía pasará definitivamente a "formas no estatales"
Eugenio Yáñez, Miami | 25/09/2014 12:49 pm
Cuarenta y seis años después de la "ofensiva revolucionaria" de Fidel
Castro, el gobierno cubano proyecta que once mil unidades estatales de
servicios gastronómicos terminen siendo administradas por privados y
cooperativas.
Desde el primer día, cuando se confiscaron casi cincuenta mil pequeñas
propiedades en todo el país en 1968, quedó claro que, administradas por
"el pueblo", esas pequeñas empresas no serían capaces de mantener, y
mucho menos superar, el nivel de calidad, servicio, precios
competitivos, disciplina e higiene que mantenían los pequeños
propietarios en sus unidades gastronómicas, a pesar de escaseces,
dificultades y absurdos mecanismos burocráticos que "la revolución" les
imponía con el objetivo de aplastarlos.
Al no haberlo podido lograr a través de presiones y dificultades, Fidel
Castro recurrió a su verdadera especialidad: la violencia
"revolucionaria", confiscar aquellos miles de pequeñas propiedades que
daban servicio a la población y oportunidades de trabajo a miles y miles
de cubanos.
Cuenta Dariel Alarcón, el "Benigno" de la guerrilla de Che Guevara en
Bolivia, que por circunstancias específicas fue testigo presencial de la
reunión del buró político del partido la noche antes del funesto
anuncio, que ninguno de los otros siete miembros de esa camarilla
compartía el criterio del tirano de despojar a la fuerza a los legítimos
dueños de esas pequeñas empresas. En 1968 el buró político lo formaban 8
personas, de ellas 6 comandantes. Según el relato de "Benigno", cuando
preguntaron al Castro mayor por qué se empeñaba en dar ese paso, si
todos sabían que no traería beneficios, su respuesta fue muy clara y
descriptiva de su manera de actuar: "porque me sale de los coj…". Los
otros siete miembros se quedaron callados, y al hacerlo se convirtieron
en cómplices.
Ahora, tras casi medio siglo de fracasos, pérdidas continuas, ridícula
oferta, mal servicio, falta de higiene, robos y sustracción de recursos
en las unidades estatales, que constituyen el 68% de los
establecimientos gastronómicos, el régimen decide, moralmente aplastado
por la efectiva actividad de los cuentapropistas, "extender la gestión
gastronómica por todo el país atendida por formas no estatales" (sic).
Como el régimen cubano es campeón mundial del eufemismo que enmascara
realidades, anuncia que entre los propósitos de esa decisión está ¡el
rescate de los servicios que representan tradiciones en instalaciones
emblemáticas, así como también la cultura culinaria típica de cada
región! Sin dudas, campeones de la tergiversación. Porque en realidad lo
que esa decisión dice es que la gerontocracia y su ineficiente
burocracia no son capaces de cumplir obligaciones mínimas que le
corresponden y por las cuales reciben sus salarios, que no les alcanzan
para nada, aunque sus cargos les aseguran la posibilidad de acceder a
privilegios, beneficios excepcionales y oportunidades para malversar.
Todos sabemos que las estadísticas y la contabilidad en Cuba son "no
confiables", a pesar de que el régimen declara, y sus papagayos repiten,
un exactísimo conteo al hablar de cifras de los daños del "bloqueo" por
más de medio siglo, por lo que todas las cifras oficiales hay que
manejarlas con pinzas. Se dice que el país cuenta en la actualidad con
8,984 unidades gastronómicas administradas por empresas estatales de
comercio y 2.769 adscritas al sistema de turismo. Además, hay otras
1.261 arrendadas por trabajadores autónomos, y 215 cooperativas. Sería
interesante comparar el nivel de rentabilidad de las unidades
administradas por cuentapropistas y cooperativas con el de las
administradas por el muy eficiente estado socialista.
Hay cosas que no quedan claras en la información oficial, como de
costumbre. Una de ellas es si la cifra de unidades pertenecientes al
sistema de turismo incluye las controladas por las fuerzas armadas, y si
pasarían también a manos de cuentapropistas y cooperativas, o serían
solamente las administradas por las ineficientes empresas estatales de
comercio (¿cuántas son rentables?), que son las de peor gestión y
resultados. Ni tampoco si en la "ofensiva contrarrevolucionaria" que
comienza pasarían a privados o cooperativas unidades emblemáticas en la
gastronomía cubana, como La Bodeguita del Medio, El Floridita, 1830, y
otras instalaciones de renombre.
Como siempre, el régimen no hace nada completo ni bien. Aunque se
desentiende de los servicios gastronómicos que no es capaz de
administrar con eficiencia o ni siquiera con racionalidad y sentido
común, no se desprende de su propiedad, por aquello de, como el alacrán,
seguir haciendo daño. Vendería o arrendaría equipos, útiles y
herramientas (no se dice nada sobre mobiliario o vajillas) pero
mantendría la propiedad de los inmuebles, aunque no se hará cargo de su
reparación y mantenimiento. Y no se ha dicho si los nuevos
administradores de unidades podrían disponer de mercados mayoristas
donde obtener suministros e insumos.
Como de eufemismos se trata, toda esta tramoya reorganizadora y
"perfeccionadora" será enmarcada en ese abstracto concepto de
actualización del modelo, que no actualiza nada porque no hay modelo
para actualizar ni objetivos concretos a alcanzar, más allá de ese
abstracto socialismo próspero y sustentable, que nadie sabe lo que es ni
puede explicarlo, y mucho menos demostrarlo.
Así que se seguirá hablando de Fidel Castro como "líder histórico de la
revolución", aunque ahora una vez más se desdibujará su papel como
ideólogo de una revolución que nació tarada y dejó de existir hace ya
mucho tiempo.
Source: Desdibujando a Fidel Castro… una vez más - Artículos - Cuba -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/desdibujando-a-fidel-castro-una-vez-mas-320335
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