Nicaragua se liberó de un régimen calcado al de los Castro
JULIO BLANCO C., Managua | Septiembre 26, 2014
Sigo con avidez -casi rayana en adicción- las noticias provenientes de
Cuba. Supongo que mi nacionalidad tiene mucho que ver en ello, porque
probablemente nadie comprenda mejor la realidad de la Isla (aparte de
los cubanos) que nosotros los nicaragüenses.
Aquí padecimos un régimen calcado al de los Castro, que entre otras
"perlas" nos impuso:
- Un temible aparato de seguridad del Estado, para el que todos los
ciudadanos éramos sospechosos de ser traidores y contrarrevolucionarios.
- La tarjeta de racionamiento, de tan ingrata recordación.
- El adoctrinamiento de los estudiantes en todos los niveles educativos.
- La partición de la sociedad en buenos y malos. Todo dentro de la
revolución y nada fuera de ella, era la consigna. Quien se oponía al
régimen era un paria, un infrahumano, un apestado que no merecía la más
mínima consideración o respeto. Esos "elementos" debían ser perseguidos,
silenciados, apaleados, amedrentados y en última instancia aniquilados.
- La persecución brutal y despiadada de todos los medios de comunicación
desafectos con el régimen. Esto no pudieron lograrlo totalmente, quizás
porque les faltó tiempo, por eso sobrevivieron a la quema algunos medios
emblemáticos como el diario La Prensa y Radio Corporación.
- La nacionalización de la banca y la socialización o cooperativización
forzada de todos los medios de producción, lo cual implicó una
confiscación masiva de bienes privados.
La lista es mucho más extensa, no necesito decírselo a los cubanos que
han padecido en sus carnes por tantos años una tragedia tan similar pero
a la vez mucho más extensa que la nuestra.
Mi interés ahora está centrado en la transición que están experimentando
los cubanos, porque nosotros pasamos por algo muy similar, aunque aquí
todo fue bastante rápido debido a que no fue el mismo gobierno el que
llevó a cabo los cambios, sino otro.
Para la gente de mi generación que crecimos en medio de tantas
estrecheces y limitaciones, aquella época de "normalizacion" del país,
sobre todo de la economía fue algo casi mágico.
Las cosas más irrelevantes eran todo un acontecimiento. Recuerdo como si
fuese ayer cuando empezamos a ser felizmente inundados de comida
chatarra. Primero fue Pizza Hut, luego regresó McDonald´s después de una
ausencia de varios años, luego Burger King, Friday's, Subway, Papa
John's y tantas otras cadenas que fueron aterrizando poco a poco en el país.
También llegaron las grandes empresas hoteleras como Best Western,
Intercontinental, Hilton, Hyatt y otras más.
Y reaparecieron los bancos privados nacionales y extranjeros y la
excelencia en la atención al cliente volvió a ser una prioridad, no como
cuando eran estatales que poco faltaba para que los empleados mordieran
al desventurado cliente.
Y se multiplicaron las universidades y los colegios privados (estos
nunca desaparecieron) para todos los gustos y los bolsillos.
Y se privatizaron muchas empresas estatales corruptas e ineficientes y
otras tantas desaparecieron. Quizás la más significativa fue Enitel, el
penoso equivalente de Etecsa. El cambio fue positivamente descomunal y
pronto le salió competencia y ya había otras opciones para el cable, la
telefonía e Internet.
Y se acabó el racionamiento y las filas y la escasez de productos, y
aterrizaron los gigantes del comercio y la industria de la alimentación:
Walmart, Pricemart, Cargill, Parmalat, Procter and Gamble y le sigue un
larguísimo etcétera.
Y abrió sus puertas el primer mall con decenas de tiendas y sus modernas
salas de cines y su food court, y sus enormes tiendas por
departamentos... pero no era nada, porque pronto aparecieron otros aún
mejores.
Y echar gasolina se volvió un placer culposo porque sus tiendas de
conveniencia son tan agradables, como pequeños supermercados y pequeños
restaurantes, todo en uno.
Y cambió el sistema de pago del transporte público. Ya no había que
cargar con el montón de monedas, sólo recargar la tarjeta electrónica.
Y de pronto un día, un número cada vez mayor de establecimientos empezó
a ofrecer wifi gratuito, incluso el Gobierno lo instaló en algunos
parques públicos en todas las capitales de provincia
Todo esto, que para nosotros ha sido fascinante, es completamente
incomprensible para alguien que no lo ha vivido y que ha sido
sistemáticamente apartado por el Estado de todo lo que huela a progreso
y desarrollo por muy insignificante que pueda parecer.
Quizás un día, más temprano que tarde, los cubanos puedan pasar por todo
esto también y sentir esa extraña satisfacción que da el saber que
"ahora somos como todos los demás", que ya no somos "diferentes" en el
sentido más negativo y abyecto de la palabra. De hecho, ya están
inmersos en una etapa de transición -muy sui generis-, pero transición
al fin.
Ojalá que el peso de la realidad finalmente haga entender al régimen que
ya no puede contener las compuertas de la "normalidad" porque los
cubanos le han hecho miles de orificios a la represa, y las aguas de la
creatividad y la iniciativa privada fluyen cada vez con más fuerza.
* Julio Blanco C. es Licenciado en Diplomacia y Relaciones
Internacionales. Vive en Managua
Source: Nicaragua se liberó de un régimen calcado al de los Castro -
http://www.14ymedio.com/internacional/Nicaragua-libero-regimen-calcado-Castro_0_1640835911.html
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