Cuba-EEUU: Balance de una nueva etapa
MARCOS SUÁREZ SIPMANN23/12/2015 - 23:13
EN PROFUNDIDAD
MARCOS SUÁREZ SIPMANN
Analista de relaciones internacionales
Hace un año Cuba y EEUU anunciaban la reanudación de relaciones
diplomáticas. Aumentan las críticas a Obama en el sentido de que no
mejora la situación en la isla mientras la dictadura cubana logra "sacar
tajada" del deshielo. ¿Debe reducirse a esta percepción el balance de
los últimos doce meses?
Desde la ruptura en 1961, once presidentes norteamericanos ocuparon la
Casa Blanca. La dictadura comunista sigue encabezada por los hermanos
Castro. Su intención, clara: aprovechar el acercamiento para postergar
un colapso inevitable e insuflar el último aliento a un régimen
moribundo. Han conseguido concesiones de Obama sin iniciar un diálogo
con los cubanos en lo relativo a libertades políticas y económicas y los
derechos humanos. Queda muchísimo por hacer. Los obstáculos son grandes.
Sin embargo, el avance ha ido mucho más allá de la reapertura de
embajadas. Cuba ya no está en la lista de países patrocinadores del
terrorismo y recibe a funcionarios estadounidenses de todos los niveles.
Se han firmado múltiples convenios. El servicio postal directo ha sido
restablecido. Se está ultimando un acuerdo en aviación civil. American
Airlines ha lanzado un vuelo Los Ángeles-Habana por vez primera
orientado a los turistas estadounidenses. Si bien siguen siendo
necesarios diversos trámites, el número de visitantes americanos ha
aumentado en un 60% este año.
Incluso se logra avanzar en materias espinosas como el pago de
compensaciones. Desde EEUU unos 6.000 demandantes - entre compañías y
particulares - reclaman a Cuba el valor de propiedades expropiadas.
Aplicando intereses la cifra puede superar los 8.000 millones de
dólares. Una cantidad que - aunque se lo propusiera - el régimen de
Castro apenas podría pagar. Sí sería posible resarcir a los damnificados
individuales. La suma exigida por las multinacionales podría canjearse
por acceso al mercado cubano. A su vez, Cuba reclama nada menos que
121.000 millones de dólares como compensación por el embargo comercial
desde 1963.
Es esta cuestión del embargo la que se presenta como el problema a
resolver en el año entrante. Las nuevas generaciones cubano-americanas
están cambiando y adoptan una mayor flexibilidad pero el núcleo duro de
la comunidad cubana de Miami impone sus intereses merced a un
desproporcionado peso político.
Con el legislativo en manos de los Republicanos es difícil que el
Congreso levante la medida. Para hacerse una idea de la actitud fuera de
EE.UU. baste recordar que hace escasas semanas la Asamblea General de
Naciones Unidas volvía a condenar el embargo. Era la vigésimo cuarta vez
que lo hacía. Sólo el tándem Israel-EEUU votó en contra. El mayor
peligro para una marcha atrás en la Casa Blanca lo representa una
eventual victoria republicana. No solo por la verborrea xenófoba de
Donald Trump quien domina las primarias de su partido. Incluso los
candidatos Ted Cruz y Marco Rubio, con raíces cubanas, critican la
apertura y amenazan con un cambio de rumbo.
Cuba, además de compensaciones astronómicas exige la devolución de
Guantánamo. Se ha limitado a liberar a 53 presos políticos, aunque ha
permitido la emigración de 70 mil cubanos en un año, ha intensificado la
represión. La disidencia denuncia que en los últimos tiempos se han
agravado los hostigamientos. El alto comisionado para los DDHH de la ONU
expresa su inquietud por "cientos de arrestos arbitrarios y detenciones
de corto plazo".
Obviamente, la libertad de expresión - y en especial internet - es
considerada peligrosa por la dictadura. No les falta razón desde su
perspectiva represora. Ahí está el caso del escándalo de la agencia de
cooperación americana USAID que se vio envuelta en la creación de la red
social, "ZunZuneo", conocido como el "Twitter cubano". El presidente ha
afirmado estar dispuesto a viajar a Cuba si el clima de respeto por los
derechos humanos mejora y puede sostener conversaciones con la
disidencia. Ese debe ser el camino evitando siempre la injerencia. El
estado comunista tiene el tiempo en contra: tolera hoy la existencia de
40.000 "cuentapropistas" (pequeños empresarios) y la existencia de 1,5
millones de cubanos fuera del estado, que viven fundamentalmente de
servicios al turismo y remesas desde EE.UU. que ascienden a 5.000
millones de dólares anuales. Más del 40% del comercio exterior solía ser
con Venezuela. Ahora, con Caracas en caída libre y sin más subvenciones,
La Habana depende de Washington.
La ansiedad es mala consejera. Con el proceso de normalización - que ha
contado con padrinos de la talla del papa Francisco - se ha conseguido
mucho. 2016 es el año del que aún dispone Obama para consumar el deshielo.
Source: Cuba-EEUU: Balance de una nueva etapa - elEconomista.es -
http://www.eleconomista.es/firmas/noticias/7243453/12/15/CubaEEUU-Balance-de-una-nueva-etapa.html
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