Opiniones sobre un cambio de moneda
Los cubanos de a pie no saben a ciencia cierta si ocurrirá la
unificación monetaria, pero ya algunos han tomado medidas
miércoles, enero 27, 2016 | Frank Correa
LA HABANA, Cuba.- Una rara sensación de incertidumbre ante un cambio
inminente de moneda comienza a sentirse en algunos barrios de La Habana.
CubaNet indagó sobre este tema, que integra una lista de medidas
anunciadas por el presidente cubano Raúl Castro, en su "actualización
del modelo socialista".
Se constató con personas relacionadas con el cuentapropismo, donde
circula mayor cantidad de efectivo por actividades relacionadas con el
comercio, y también a trabajadores del estado, insolventes al depender
de un salario de veinte dólares como promedio, que subsisten
mayoritariamente de las remesas que reciben de familiares en el
exterior, o del "invento", una especie de vasija donde caben todas las
maniobras y triquiñuelas para sobrevivir.
"El bate", mecánico de fosforeras de Jaimanitas, cree que el cambio de
moneda está previsto, pero que no puede anunciarse porque provocaría un
caos. "Los guajiros correrán a las tiendas a comprar y las vaciarían
enseguida. Una vez fui testigo de ese miedo, cuando se corrió un rumor
en Artemisa de que cambiarían la moneda al día siguiente. Llegaron en
camiones a comprar como locos: refrigeradores, televisores, DVD, y un
'seremillar' de cosas más, asustados por perder su dinero".
En la circunscripción La Ceiba, de la avenida 51, el dueño de un
"paladar" con cierto éxito dice que ha sacado cuentas y decidió bajar su
perfil a pizzas y emparedados. "Con la escasez de productos debido al
discurso de Raúl sobre los precios, lo único que han conseguido es que
los precios suban más y la moneda se infle, ahí está el detalle", considera.
Y añade: "¿Con estos truenos quien duerme? No puedo matarme trabajando y
acumular, con este futuro incierto por delante. Buscarme la crítica del
cliente por vender más caro, para poder sacar la ganancia, acumular un
billete que tal vez a la mañana siguiente no valga un centavo".
En el reparto Flores una vendedora de baratijas reconoce que "Cuba es un
rompecabezas, tienes que ir tanteando las piezas y buscar dónde encajan,
a ver si puedes armar el día. Si mañana cambian la moneda es como si te
pusieran un nuevo rompecabezas delante, a comenzar otra vez la faena de
construir el día, esa es la vida del pobre que llevamos".
Toño es un borrachín muy activo que se busca la vida botando basura y
haciendo mandados. Maneja un carricoche donde lo mismo transporta cubos
de sancocho para puercos que sacos de arroz para el congrí de las
cafeterías particulares. Dice que a él lo que le interesa es que le
paguen, con la moneda que sea, la que haya ese día.
"Total, si tendré que correr a gastarla inmediatamente. Jamás llegaré a
tener una relación personal con ella", se queja Toño.
Para Baldo, de setenta y dos años y vecino de Romerillo, el problema que
menos le afecta en la vida es un cambio de moneda. "Eso a mí no me da ni
frío ni calor, porque lo que hagan me cogerá sin un centavo y comenzaré
de cero, allá los que tengan dinero guardado, eso sí deben tener recelo
por un invento repentino del gobierno. ¿Quién sabe qué carta se estén
guardando bajo la manga?".
Tamayo es limpiabotas en el parque de Jaimanitas. Laboraba como ejecutor
de obras militares y participó en varias misiones internacionalistas,
primero de combatiente y luego constructor civil de las FAR. Está
completamente de acuerdo con Raúl cuando le dijo a Marino Murillo:
"¡Estoy hay que pararlo ya!".
Sin embargo, se pregunta: "¿Pararlo, sí, pero cómo? Yo, por si las
moscas, al otro día de escucharlo fui y cambié en pesos cubanos unos
dolaritos que tenía guardados. Compré con la mitad en la tienda y la
otra la guardé en el banco. Ahora pregúntate: ¿qué van a hacer los que
tengan millones guardados?"
Tamayo cree que esos millonarios "los hay y no son pocos", y añade: "¿El
banco va a cambiárselo todo?"
Un economista retirado, residente en el barrio Náutico, solicita
anonimato y expresa: "Lo que menos me gusta en la vida es hablar de
economía, porque para mí hace rato que eso no existe en Cuba".
A mucha insistencia accede a contestar sobre la inminencia de un cambio
de moneda.
"El discurso de Raúl en la Asamblea Nacional, la agudización de la
escasez de productos que vino después con su respectiva alza de precios,
los billetes grandes emitidos el año pasado que nadie ve pero que están
ahí, en los bancos, esperando, son señales inequívocas de que algo se
avecina. Lo que hagan, cualquiera que sea la variante, este pueblo se
adaptará y proseguirá su vía crucis inventando para sobrevivir, porque
el cubano es así de testarudo, sabe que no es la moneda lo que hay que
cambiar, sino a 'la gente', pero tampoco lo hace".
Source: Opiniones sobre un cambio de moneda | Cubanet -
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