Sobre el bajo impacto de los Lineamientos en la economía familiar
[27-01-2016 14:11:38]
Elías Amor
Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- El Comité Central del Partido Comunista de
Cuba reconoció hace algunos días, en el diario oficial Granma, que
"algunas de las medidas contenidas en los Lineamientos todavía no tienen
un impacto real en la economía familiar". Esta declaración se realizó
tras una evaluación del grado de implementación de la nueva política
raulista, indicando que solo "se habían puesto en marcha el 21% de los
313 lineamientos y se encuentra en proceso el 77 %" en los últimos cinco
años.
El órgano dirigente del Partido Comunista igualmente destacó "lo que
falta hacer para dar cumplimiento a lo aprobado en el Sexto Congreso",
en particular, "la conceptualización del modelo económico social cubano
de desarrollo socialista", que acaparó un total de 600 consideraciones
de los miembros del buró central, pero sin concretar más.
Llegados a este punto, la pregunta podría ser ¿por que las medidas de
los Lineamientos no tienen impacto real en la economía familiar? Una
pregunta que se puede responder con otra, ¿es que acaso los Lineamientos
persiguen ese objetivo? Haciendo un poco de memoria, conviene tener
presente que esta enumeración de objetivos pretende, en esencia,
mantener a la empresa estatal socialista como el eje del sistema
económico en Cuba, la planificación central de la economía y un marco
limitado para el ejercicio de los derechos de propiedad.
En ningún momento se presenta objetivo alguno relacionado con la mejora
de las condiciones de vida de los cubanos y sus familias. Por lo que no
es conveniente buscar más de cuatro patas a un gato. Simplemente, no las
tiene.
El principal problema que se deriva de este escaso impacto de los
Lineamientos sobre el nivel de vida de los cubanos es de doble índole.
Primero, que puede suponer un fracaso de expectativas de aquellos que
confiaron en esta nueva política para dar salida a los problemas
cotidianos que afronta el pueblo cubano, lo que genera malestar y
pérdida de legitimidad. Y segundo, más grave, que las autoridades
comunistas, entendiendo que los Lineamientos no sirven, pretendan dar
marcha atrás y volver a un escenario de re centralización de la
actividad económica, como ya hicieron tras el denominado "período
especial". Cualquiera de los dos escenarios resulta posible. Incluso una
combinación de ambos, lo que podría ser incluso peor.
En cualquier caso, cuando un gobierno observa que la política económica
que implementa no produce los resultados deseados o esperados, al cabo
de un cierto período de tiempo, lo que debe hacer es cambiarla. Y en el
caso de Cuba, el cambio no debe orientarse hacia un mayor control por
parte del estado, sino en la dirección contraria de más libertad,
flexibilidad y mercado.
Precisamente, si los Lineamientos han fracasado en sus objetivos es
porque no han servido para conseguir mayor libertad económica. Se han
entregado tierras, pero los precios de los alimentos se han disparado al
alza porque no se ha tenido en cuenta que hace falta promover el rol
social del intermediario y la necesidad de los productores de mejorar su
escala de producción y tener acceso a insumos. Por otra parte, se han
autorizado oficios por cuenta propia y cooperativas no agrícolas, pero
su crecimiento se encuentra condicionado por el aparato y la presión
estatal, así como por el bajo nivel de productividad de las actividades
privatizadas. Se ha autorizado una liberalización de la venta de autos y
viviendas, pero la oferta se mantiene rígida y los precios alejados de
la realidad. Todas las reformas han sido tímidas en exceso, mostrando un
alto componente ideológico que simplemente no desea para los cubanos un
modelo económico similar al de otros países de América, o del resto del
mundo.
Reformar los Lineamientos es cambiar su curso y darles una nueva
orientación. ¿Y cuál debería ser la línea de cambios?
En primer lugar, habría que empezar por generalizar un marco estable
jurídico para el ejercicio de los derechos de propiedad, que permitiera
a los cubanos capitalizar sus rentas y generar riqueza con sus
actividades profesionales o empresariales.
En segundo, se tiene que extender y ampliar la cobertura del mercado
como institución básica de asignación de recursos a toda la economía,
eliminando la acción de los monopolios estatales y permitiendo a los
cubanos elegir libremente.
Tercero, hay que generalizar el ejercicio de la libre actividad por
cuenta propia, no sólo a un reducido número de oficios, sino a cualquier
tipo de actividad económica y productiva.
Cuarto, se tiene que promover una ley de emprendedores y empresarios que
permita construir un alto porcentaje del PIB en favor de la actividad
privada.
Por último, el estado debe retroceder a posiciones garantistas y de
regulación de la actividad económica, eliminando de sus cuentas la
actividad monopolista empresarial.
¿Es compatible este escenario con el socialismo? Hasta cierto punto si.
Un socialismo no intervencionista que permita el funcionamiento de la
iniciativa privada. El estado puede seguir reservando para sí una parte
destacada de la producción de bienes y servicios, fundamentalmente
sanidad y educación, adaptados a los recursos generados en la economía.
De la actual distribución del PIB y la riqueza, que supone para el
estado castrista más del 60% del PIB, hay que cambiar las cosas para que
se sitúe como máximo en un 35% del PIB, pasando el resto al sector privado.
Con una menor hipoteca externa, gracias a la re negociación de la deuda
externa con el Club de París, el régimen dispone ahora de un escenario
formidable, tal vez único, para liberalizar la economía. De igual modo,
una eventual cooperación con Estados Unidos podría servir para alcanzar
un nivel de inversiones compatible con la mejora de las
infraestructuras. El consejo y asesoramiento de los organismos
internacionales de financiación, como el FMI o el Banco Mundial, podría
permitir poner el reloj de las expropiaciones en hora, y devolver el
capital confiscado a sus legítimos propietarios y herederos. Una labor
destacada a realizar con los máximos niveles de transparencia y rigor.
¿A qué se dedica el régimen, en cambio? Ni más ni menos que a elaborar y
discutir el informe del programa de desarrollo económico y social hasta
el 2030!! donde los actuales dirigentes trasladan sus propuesta de
visión de la nación, ejes estratégicos, objetivos y sectores
estratégicos, propuestas que, en ese horizonte temporal, con mucha
seguridad, dejarán de ser operativas, conforme el régimen político
evolucione hacia la democracia y las libertades.
Es asombros que, con una agenda de problemas tan importantes por
resolver, todavía haya alguien que piense que un plan en el horizonte de
2030 puede resolver los problemas estructurales de la economía
castrista, a partir de políticas de su actual gobierno, y señalando
"enfoques integrales y sostenibles, que respondan a una visión
estratégica y consensuada de mediano y largo plazos". Lo importante es
que la economía real de las familias cubanas mejore y cuanto antes. Los
Lineamientos no han servido para ello, y ya están pensando en
modificarlos. Las autoridades del régimen deberían ser conscientes que
ese continuo tira y afloja no sirve para sentar las bases de una
economía solvente. La credibilidad internacional está en juego. Y eso es
muy importante. 2030 está muy lejos y probablemente pocos dirigentes del
régimen llegarán a esa fecha. Sin lugar a dudas, cualquier escenario
futuro que se pueda pensar para ese año no puede basarse en una mera
extrapolación de tendencias. Sería un suicidio.
Source: Sobre el bajo impacto de los Lineamientos en la economía
familiar - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/56a8c20a3a682e04ac46eb92#.VqowTiorLjY
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