miércoles, 8 de marzo de 2017

Las guaguas son infiernos rodantes

Las guaguas son infiernos rodantes
8 Marzo, 2017 1:27 am por Agustín Figueroa Galindo

La Habana, Cuba, Agustín Figueroa, (PD) La Habana, a pesar de ser
pequeña, tiene una gran densidad de población, lo que hace que
trasladarse en un ómnibus urbano de un municipio a otro pueda tomar horas.
Las guaguas, se han convertido, para los que tienen que utilizar sus
servicios, en un verdadero infierno sobre ruedas.

No es suficiente la cantidad de ómnibus disponibles para brindar una
adecuada transportación en la ciudad.

Los ómnibus siempre están repletos de personas hacinadas unas sobre
otras y hasta muchas veces colgadas de las puertas.

A pesar del calor que hay en el país la mayor parte del año, las guaguas
no cuentan con aire acondicionado. En los ómnibus chinos marca Yutong,
antes de ponerlos en las rutas, la empresa estatal les retiró el aire
acondicionado.

Es una escena cotidiana encontrar una parada de autobús repleta de
personas, que llevan mucho tiempo aguardando y que están desesperadas y
de mal humor. Cuando aparece la guagua, abordarla se convierte en una
batalla campal. Nadie tiene consideración, ni los hombres por las
mujeres, incluyendo las embarazadas, y mucho menos por los ancianos y
los niños.

Pablo Bustamante, un trabajador de la Empresa de Ómnibus Metropolitanos,
explica que se han hecho algunos cambios en las terminales de ómnibus,
porque la recaudación cada día era menor. Adoptaron un nuevo sistema de
trabajo a partir del cual, el chofer de la guagua está autorizado a
cobrar el pasaje; una parte de la recaudación se deposita en la terminal
cuando termina el recorrido y el resto es su ganancias.

Este nuevo sistema de pago a los choferes solo beneficia a los
administradores y el personal que labora en las terminales que han
montado un negocio próspero a costa del sufrimiento de los pasajeros.

Gilberto Herrera González se queja de que de los 10 pesos diarios que
percibe de salario, tiene que gastar casi todos los días 4 pesos en
ómnibus, para poder llegar a su centro laboral. Explica que, aunque el
costo oficial del pasaje es de 40 centavos, los choferes nunca tienen
cambio, porque la empresa no les garantiza un fondo en moneda
fraccionaria, para que devuelvan los 60 centavos restantes, lo que
convierte el pago del pasaje en un robo autorizado.

Un adolescente nombrado Jesús Armenteros Larrinaga, de forma jocosa
comentó: "Las guaguas´´ aquí son como las películas del sábado, tienen
lenguaje de adultos, sexo y violencia. Hay que ver las discusiones que
se producen en los carros atestados de personas, los carteristas que no
pierden oportunidad y muy a menudo, mujeres que se molestan y protestan
porque algún depravado sexual aprovecha la oportunidad y se les pega".

Josefina Martínez Santo, iba a bordo de un ómnibus A-12, con el fin de
dirigirse a la funeraria donde velaban a su hermano fallecido, y se
sintió incómoda dentro del vehículo porque tenía que escuchar música muy
alta, pero no se atrevió a quejarse al chofer, porque una persona que
protestó, recibió del joven conductor la respuesta: "Si no te conviene
bájate y alquila un taxi".

Solo tienen el transporte asegurado para el turismo, que posee un parque
de ómnibus bastante moderno y confortable, y para los militares, con una
flota de ómnibus que asegura el viaje a sus respectivas unidades y el
regreso a sus domicilios.
comuni.red.comunitaria@gmail.com; Agustín Figueroa; Móvil 54262837
*Red Cubana de Comunicadores Comunitarios

Source: Las guaguas son infiernos rodantes | Primavera Digital -
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