Los errores de Raúl Castro
REINALDO ESCOBAR, La Habana | 15/07/2017
En su más reciente intervención pública ante el Parlamento, el general
presidente Raúl Castro realizó una autocrítica sobre "desviaciones de la
política" bajo la que se rige el sector privado y las cooperativas.
"Errores son errores, y son errores (…) son errores míos en primer
lugar, porque soy parte de esa decisión", puntualizó.
En la lista de errores que no mencionó, debió poner en primer lugar la
ausencia de un mercado con precios mayoristas al servicio de estas
formas de gestión económica. De existir esa opción, los emprendedores
honestos no tendrían que acudir al desvío de recursos estatales para
obtener las materias primas y los equipos que le permitan producir
bienes o prestar servicios de forma rentable.
Lo más lejos que se ha llegado en esa dirección ha sido abrir centros
comerciales donde las mercancías se venden "de forma mayorista", o sea
en sacos o en cajas de grandes volúmenes, pero manteniendo el precio
minorista por cada unidad.
Si además se permitiera a los trabajadores por cuenta propia ejercer de
forma legal la importación y exportación comercial, con las
indispensables facilidades aduanales, entonces estas formas de gestión
estarían en igualdad de condiciones con las empresas del Estado para
funcionar de forma eficiente.
La subdeclaración de ingresos para evadir impuestos es un problema que
existe en la mayoría de países donde los ciudadanos deben tributar al
fisco. Por regla general la evasión de estos pagos se ve como un hecho
deshonesto allí donde los impuestos son justos y como un acto de
legítima defensa donde el Estado pretende vampirizar a los emprendedores.
Cuando los Gobiernos tienen la vocación de hacer crecer al sector
privado, reducen los impuestos, cuyo único papel es redistribuir la
riqueza y aumentar la capacidad financiera para gastos sociales, pero no
funcionar como un lastre para reducir la capacidad de crecer y prosperar
de los negociantes particulares.
El error más profundo que ha cometido Raúl Castro cuando decidió ampliar
el trabajo por cuenta propia y el experimento de las cooperativas no
agropecuarias ha sido hacerlo con el propósito de despojar al Estado de
"actividades no estratégicas, generar empleos, desplegar iniciativas y
contribuir a la eficiencia de la economía nacional en interés del
desarrollo de nuestro socialismo".
Esta visión oportunista, de usar un elemento ajeno al modelo como
combustible para avanzar, genera contradicciones insalvables. Un
emprendedor que funda un negocio está interesado en aumentar sus
ganancias (según Carlos Marx) y crecer. Le tiene sin cuidado que al
contratar trabajadores se disminuya el desempleo y que su particular
eficiencia repercuta en la economía del país. Mucho menos, que su buen
desempeño contribuya a perfeccionar un sistema que se aprovecha de su
éxito de forma coyuntural.
El emprendedor sueña con que en su país existan leyes que protejan su
libertad de empresa, que su dinero esté seguro en los bancos y que tenga
derecho a importar y exportar, recibir inversiones, abrir sucursales,
patentar innovaciones sin temor a confiscaciones inapelables ni a
repentinos cambios en las reglas del juego. Sin temer que a la mesa del
presidente de su nación llegue un informe detallando cuántas veces ha
viajado al extranjero.
Al empresario le gustaría también poder elegir como diputado al
Parlamento a alguien que proponga esas leyes y defienda los intereses
del sector privado; que no lo vea como un mal necesario, sino como el
motor principal para sacar adelante al país. No entender esto es el
principal error que comete Raúl Castro.
Source: Los errores de Raúl Castro -
http://www.14ymedio.com/blogs/desde_aqui/Los-errores-Raul-Castro_7_2254644515.html
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