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Agencias
viernes 27 de julio de 2007 18:49:00
Analistas estadounidenses consideraron poco probable que haya cambios en
la política de Washington hacia Cuba tras las elecciones presidenciales
de 2008, a pesar de la enfermedad de Fidel Castro y de las ofertas de
diálogo de su hermano Raúl.
"Estados Unidos no es el problema. El problema es Fidel Castro y el
sistema comunista", afirmó la congresista cubanoamericana Ileana
Ros-Lehtinen (Florida), al justificar la posición inflexible del
mandatario George W. Bush, quien reforzó en 2004 el embargo contra la
Isla iniciado en 1962, informó la AFP.
Ian Vásquez, del instituto CATO, de Washington, atribuyó la falta de
flexibilidad norteamericana al "sistema político estadounidense, donde
un grupo puede tener mucha influencia", en alusión a la comunidad
cubanoamericana, radicada principalmente en Miami.
"Para bien o para mal, así funcionan las democracias. Por tanto,
mientras sea así, hay pocas posibilidades de que los candidatos
presidenciales vayan a favorecer cambios en la política (hacia Cuba) de
Estados Unidos, a pesar de que la mayoría de los estadounidenses deseen
cambios", opinó el analista.
Raúl Castro, quien encabeza el gobierno cubano desde que su hermano
Fidel le delegó el poder el 31 de Julio de 2006 por una grave crisis
intestinal, dejó claro el jueves que no espera nada del actual gobierno
estadounidense y se mostró dispuesto a dialogar "en pie de igualdad" con
la próxima administración.
La oferta, lanzada durante el discurso por el aniversario 54 del asalto
al cuartel Moncada, hecho considerado por el régimen el inicio de las
luchas que llevaron a Fidel Castro al poder, es la tercera que realiza
el gobernante interino.
Washington dijo el mismo jueves, a través del portavoz del Departamento
de Estado, Sean McCormack, que "el único diálogo real que necesita" el
gobierno cubano "es con el pueblo cubano" y rechazó de esta forma la
propuesta, como hizo con las anteriores.
La importancia en las elecciones de 2008 del Estado de Florida, donde
Bush obtuvo la victoria en 2000 por un puñado de votos tras un polémico
recuento, convirtió a Cuba en un tema sensible para todos los aspirantes
a la Casa Blanca.
"Es probable que ambos partidos se queden con la política de a ver quién
suena más duro durante la campaña", admitió Marifeli Pérez-Stable, de
Diálogo Interamericano, después de que candidatos republicanos como Mitt
Romney o John McCain lanzaran duros ataques contra el régimen castrista
al visitar Miami.
Según sus cifras, el demócrata Bill Clinton obtuvo el 36% de los votos
cubanoestadounidenses en Florida cuando logró su reelección en 1996, Al
Gore sólo consiguió la mitad (18%) en 2000 frente a Bush, tras el caso
del "balserito" Elián González, y John Kerry recuperó un poco de terreno
en 2004, al alcanzar el 28%.
"No debería ser difícil para el candidato o la candidata demócrata
lograr algo más del 30% del voto cubanoestadounidense" y ganar en
Florida, un estado que puede determinar la elección en caso de que los
resultados nacionales vuelvan a ser muy estrechos en noviembre de 2008.
A juicio de Pérez-Stable, la clave para los demócratas, que controlan el
Congreso desde enero, podría ser un discurso "matizado" sobre el embargo
y proponer, por ejemplo, levantar las restricciones a los viajes de
cubanoamericanos a la Isla, impuestas por Bush en 2004.
"Aunque la gente no lo diga públicamente, eso tiene apoyo", afirmó y
añadió también como ejemplo la posibilidad de poner fin a las
restricciones al envío de remesas a familiares.
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