Los posibles inversores extranjeros en Cuba, cautelosos ante el anuncio
de Raúl Castro
Sin lista de espera
Isabel Rubio
Los inversores extranjeros no han acogido con demasiado entusiasmo la
noticia de que La Habana estudia buscar fórmulas para que vuelva a
aumentar el dinero que llega a la isla desde el exterior. Algunos
posibles interesados creen que el anuncio realizado por Raúl Castro, en
su discurso con motivo del Día de la Rebeldía Nacional el 26 de julio,
es demasiado ambiguo y se muestran cautos, a la espera de que Cuba
concrete algo más la oferta.
Los expertos consultados por Americaeconomica.com coinciden en que no va
a producirse, por el momento, un aluvión de peticiones de compañías
interesadas en hacer negocios con la mayor de las Antillas. El principal
motivo serían los permanentes y conocidos problemas que tienen a la hora
de cobrar las compañías internacionales que ya están instaladas allí,
una circunstancia a la que se suma la falta de planes concretos para
incentivar la inversión.
Y esos recelos de los inversores foráneos también responden a algunas
malas experiencias anteriores que aún pesan en el ánimo de quienes
tendrían verdaderos deseos de ayudar a la isla a superar ese Periodo
Especial (el que se abrió tras la caída del bloque soviético) que, según
Raúl Castro, aún no ha acabado, y de ganar dinero con proyectos
realizados en aquel país.
"Durante la década de los 90 se establecieron en Cuba varias empresas
mixtas cubano-españolas que, una vez que vencieron sus contratos, vieron
cómo el Gobierno cubano se negaba a renovarlos", recuerda Cecilio
Herreros, un abogado español con mucha experiencia en la tramitación de
proyectos en la isla. Herreros añade tmbien que la calificación de la
isla antillana como "país de riesgo" y la falta de garantías en los
países de origen para las inversiones realizadas en Cuba tampoco ayudan.
Estas circunstancias plantean, en palabras del abogado español, una gran
duda sobre qué repercusión pueda tener el anuncio de Raúl que, de ir
acompañado "por más seguridad desde la parte española", podría relanzar
las inversiones ibéricas en la isla. En caso contrario, el letrado es
firme en la opinión de que, como "país abocado al sector turístico, por
sus características, geografía y situación", Cuba no recibirá más
inversiones que las específicas del sector terciario.
Tras las malas cifras arrojadas por el turismo en los dos últimos
ejercicios -en los que Cuba ha sido desbancada por el Caribe mexicano-,
la isla antillana ha solicitado a los inversores extranjeros que sitúen
de nuevo al sector en un lugar primordial de la economia, como
demuestran los acuerdos firmados con España con motivo del viaje del
ministro deExteriores, Miguel Ángel Moratinos, en los que se establecía
cooperación bilateral en la construcción en la isla de parques
temáticos, complejos de ocio, resorts y parques acuáticos, entre otros
complejos dedicados al ocio.
Pero la actitud de la parte cubana tampoco es demasiado receptiva, según
Herreros. Esto se debe principalmente a que Cuba ha favorecido estos
años a compañías capaces de afrontar grandes inversiones, mientras que
las empresas españolas que se habían establecido allí eran
principalmente de tamaño mediano. España, que fue durante los años
inmediatamente anteriores a la crisis de los años 90 (desencadenada por
la caída de la URSS) el primer socio comercial de la nación caribeña, ha
rebajado sus posiciones en favor de países como Venezuela o China. Y
quizá también de EEUU.
Tras el paso del huracán Mitch, en 1998, Washington permitió a las
empresas estadounidenses exportar alimentos y medicinas a la isla,
siempre y cuando el pago se hiciese en el momento y en efectivo. Y
curiosamente, las compañías que representan al tradicional enemigo de la
Revolución cobran al contado, un hecho que discrimina a los empresrios
de los demás países que hacen negocios con Cuba, que ven cómo sus pagos
se retrasan.
Actualmente en la isla hay representación de compañías de unos 146
países de todo el mundo, y unas 350 empresas mixtas con aproximadamente
40 países; la mayor parte proceden de España, Canadá, Francia e Italia,
que copan el 14% de las exportaciones de la isla, principalmente en
sectores como la minería, la extracción y producción petrolífera, las
telecomunicaciones y el comercio.
El ansiado crudo cubano. La búsqueda de socios poderosos para que
participen en la explotación a riesgo de la Zona Económica Exclusiva en
el Golfo de México había sido desde hace unos meses una obsesión para el
Gobierno de Raúl Castro y el primer signo de que la isla podría intentar
volver a captar socios extranjeros. De momento, en aquel aéra hay
instaladas compañías asiáticas (China, Vietnam o India ya han entrado en
el negocio), españolas (Repsol YPF) y latinoamericanas (la venezolana
Pdvsa).
El Golfo también ha despertado el interés de algunas petroleras
estadounideneses que se han unido en los últimos tiempos al lobby
antiembargo para intentar que Washington les permita instalarse en una
zona muy prometedora, al menos sobre el papel. Según un informe de la
Sociedad de Evaluación Geológica de EEUU, que se publicó en febrero de
2004, en este área habría unas cuantíosas reservas de gas. En el texto,
títulado ''Evaluación de los Recursos de Petróleo y Gas en el Subsuelo
Marino del Norte de Cuba, 2004'', se establecen unas reservas
potenciales de 4.600 millones de barriles de petróleo y, lo que es más
importante, cerca de 9,3 billones de pies cúbicos de gas (263,34
billones de litros). Prácticamente las mismas que, según estos
analistas, tiene todavía Bolivia sin descubrir.
De modo que todo parece indicar que, por ahora, no habrá listas de
espera. Y sin embargo los expertos apuestan por varios sectores que
serían los grandes beneficiados si se dieran las condiciones oportunas.
La construcción (debido al déficit habitacional al que se enfrenta la
nación antillana), las empresas de servicios en el ámbito del
abastecimiento (cárnicas o conservas) o los sectores avícola o porcino
podrían "viajar" a Cuba si en los planes del actual Gobierno cubano
hubiera un programa de captación de inversiones extranjeras a las que
sus propios países de origen ofrecieran cierta seguridad.
Pero los cambios necesarios para que esa situación se haga real pueden
tardar en llegar. En opinión del investigador principal para América
Latina del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, no habrá, al menos en
un período cercano de tiempo, tales cambios, que por ahora se limitarán
a ser "pequeños y cosméticos" por varios motivos. El más importante es
que, aparezca en público o no, Fidel Castro continúa moviendo los hilos
de la política cubana, ejerciendo lo que Malamud ha denominado como "el
papel de Reina Madre en segundo plano" e impidiendo que aquellos
sectores más reformistas, sea o no el propio Raúl quien los dirija,
puedan realizar cambios efectivos en el panorama de la isla.
Además, esta circunstancia, unida al hecho de que no se han hecho
propuestas concretas para salir del Período Especial, pese a que se ha
demostrado la línea más pragmática de Raúl frente a Fidel, genera el
peor escenario posible para una hipotética transición, que de momento
deberá esperar, según el experto del Real Instituto Elcano, que defiende
la postura de que, mientras viva el comandante en jefe, cualquier
cuestión referida a cambio, transición o sucesión quedará
indefinidamente congelada.
Finalmente, la "mano tendida" que Raúl Castro ha ofecido al próximo
Gobierno de EEUU no es considerada un dato relevante por ningún
analista, ya que, según recuerdan, desde la Administración del
presidente Kennedy hasta la actual de George W. Bush, no ha habido
cambios significativos en la política estadounidense hacia Cuba. Y todo
ello a pesar de que el candidato demócrata, Barack Obama, afirme que se
sentaría a hablar con el mandatario de Cuba "bajo ciertas condiciones".
En definitiva, todo parece indicar que habrá que esperar para ver
cambios significativos en Cuba, aunque la cuestión es... ¿cuánto?
http://www.americaeconomica.com/portada/reportajes/julio07/270707/ircuba2707.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario