El pluriempleo, una oportunidad con matices
Por Dalia Acosta
LA HABANA, ago (IPS) - Con un buen empleo como profesional en el sector
estatal de Cuba, Mariela Sánchez aprovecha el horario flexible de su
centro laboral para realizar otro trabajo a tiempo parcial y para
colaborar con una publicación especializada.
El "choque" con la realidad se produjo en 1991, cuando nació su hija
mientras Cuba entraba en la crisis económica que cambió radicalmente la
vida de su población de más de 11 millones de habitantes. El impacto,
que en algunos ámbitos parece irreversible, aún se siente en la familia
y en toda la sociedad.
"Mientras conservaba mi trabajo, el que me gusta y me hace feliz,
limpiaba en la casa de una familia extranjera. Fue la manera de
garantizar un ingreso en dólares que nos permitiera vivir un poquito
mejor y, sobre todo, alimentar bien a la niña", contó a IPS esta cubana
de 45 años.
Después los papeles se invirtieron. El marido obtuvo un puesto bien
remunerado en una empresa con capital extranjero. Ella siguió en el suyo
y haciendo un trabajito por aquí y otro por allá hasta que, como tantas
mujeres en Cuba, se quedó sola para mantener un hogar que compartía con
sus abuelos maternos.
Aunque, de alguna manera, Sánchez lleva casi 20 años involucrada en
formas informales y alternativas de empleo, no está muy convencida de
acogerse a las nuevas oportunidades abiertas por el gobierno con la
aprobación a fines de junio del Decreto Ley 268 que modifica el Régimen
Laboral.
La medida legalizó el pluriempleo en el sector estatal y el trabajo
remunerado a tiempo parcial de los universitarios, dos actividades
prohibidas hasta ahora, con el objetivo de "estimular las fuerzas
productivas, posibilitar la elevación de ingresos" y enfrentar el
envejecimiento de la población.
Los cuadros dirigentes, el personal de salud, los docentes, los
investigadores y los auditores quedaron, por el momento, fuera de la
reforma y el pluriempleo.
Pero el cambio no resuelve una contradicción básica. El valor real del
salario en pesos cubanos sigue siendo muy bajo, pese a los aumentos
decretados en los últimos años. Salvo raras excepciones, una segunda
contrata estatal no aportará los ingresos en divisas que necesitan hoy
las familias para sobrevivir.
Los cubanos gozan de varios subsidios y servicios gratuitos, pero el
salario promedio no supera los 415 pesos, apenas 17 dólares en el
mercado no oficial.
"El pluriempleo puede ser una alternativa, siempre y cuando no se piense
que es la varita mágica que va a salvar o solucionar los problemas",
comentó a IPS un economista bajo anonimato.
VIVIR LA CRISIS
Estudios de finales de la pasada década vaticinaban que Cuba necesitaría
muchos años para recuperar los niveles de vida previos a la crisis
económica desatada por la desintegración de la Unión Soviética y la
desaparición del antiguo bloque socialista, el principal socio comercial
de entonces.
Más allá de la caída abrupta de la economía, la crisis provocó otros
cambios importantes en la isla caribeña de régimen socialista: invirtió
la pirámide social, generó o acentuó las diferencias entre grupos y
clases, estratificó los ingresos y acentuó la vulnerabilidad de
poblaciones en condiciones de desventaja social.
Veinte años después, Mariela Sánchez aseguró que su familia "no ha
podido salir de la crisis".
Alrededor de 80 por ciento de la población ocupada se concentra en el
sector estatal y la tasa de desocupación apenas alcanza 1,6 por ciento,
pero un estudio del Centro de Investigaciones Psicológicas y
Sociológicas encontró, a inicios de esta década, que un número
importante de personas busca opciones fuera del Estado.
Entre las estrategias para aumentar los ingresos aparecen los trabajos
de jornada parcial, la renuncia al perfil profesional por empleos mejor
remunerados, el inicio temprano de la vida laboral, las actividades por
cuenta propia y el esfuerzo por lograr propinas.
Sin embargo, las alternativas son desiguales para mujeres y hombres. La
psicóloga social Mareelén Díaz analizó que mientras ellos "despliegan
estrategias que requieren ejecutarse fuera del hogar", ellas suelen
quedarse "puertas adentro".
"Las jóvenes habaneras salen del ámbito doméstico para vender productos,
algunos elaborados por ellas mismas u otras mujeres, y otros de dudosa
procedencia. Las de la tercera edad optan, más que las jóvenes, por el
trabajo doméstico y se contratan como empleadas de limpieza en el sector
estatal", afirmó la investigadora.
Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas indican que alrededor de 26
por ciento de quienes ejercen el trabajo por cuenta propia son mujeres.
Aquellas que optan por esta vía se concentran, justamente, en las
actividades menos remuneradas: expendedoras en cafeterías, tejedoras,
costureras, peluqueras o cocineras.
En la amplia gama de "trabajos por la izquierda" (informales), ellas son
mayoría entre los profesionales que se dedican a dar las más diversas
clases a niños y adolescentes, desde idiomas hasta asignaturas básicas
para reforzar sus estudios escolares.
Un estudio comparativo de la situación sobre mujer y trabajo en Cuba y
España destaca que esta isla, a diferencia de otros países de América
Latina, "el autoempleo y la informalidad constituyen opciones más
lucrativas que el empleo en el sector estatal".
"Sin embargo, es en este sector donde participan en menor medida las
mujeres, lo cual contribuye a agravar la disparidad salarial entre
mujeres y hombres", precisa.
Las cubanas siguen ocupando los puestos peor remunerados, según los
analistas, aunque la legislación laboral garantiza igual salario por
igual trabajo a hombres y mujeres y la población femenina representa más
de 66 por ciento de la fuerza técnica y profesional del país.
En este contexto, economistas consultados por IPS consideraron que la
aprobación del pluriempleo podría ser una alternativa viable para que la
mujer profesional acceda a mayores ingresos, sin necesidad de optar por
caminos riesgosos y muchas veces ilegales.
"Cuando tienes una oportunidad es una oportunidad más. Habrá que ver en
un tiempo cómo se comporta la incorporación de mujeres y hombres en esta
modalidad", comentó a IPS la sicóloga Norma Vasallo, presidenta de la
Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana.
MIRADAS JUVENILES
A diferencia de Sánchez, su hija Ana prefirió una escuela de oficios a
la universidad y este verano boreal, por primera vez, trabaja como
vendedora los fines de semana en una feria artesanal. "No tiene
contrato, ayuda a una familia amiga y, a cambio, recibe el equivalente
de unos 15 dólares por dos jornadas", explicó la madre.
La universidad era la aspiración mayoritaria para la generación que
ronda los 40 años, pero la situación es diferente para quienes rondan
los 20. La crisis económica de los años 90 estimuló la búsqueda de otros
caminos, incluido el abandono de los estudios a los 15 y 16 años.
Paralelamente, los centros de educación superior se feminizan. Ingresan
más mujeres que hombres y la brecha crece hasta representar 63 por
ciento de quienes se gradúan.
Datos de la III Encuesta Nacional de Juventud, realizada en 2004 por los
gubernamentales Centro de Estudios sobre la Juventud (CEJ) y Oficina
Nacional de Estadísticas, indicaban que 19,3 por ciento de las personas
entre 15 y 29 años no tenían "vínculo formalizado" de estudio o trabajo
con entidades estatales.
Del total, 69,3 por ciento eran mujeres y 30,7 por ciento varones. "Un
análisis histórico de la desocupación en Cuba, tanto en los momentos de
mayor como de menor alcance, nos revela una notable incidencia femenina,
juvenil y de la región oriental del país", aseguró la especialista del
CEJ María Josefa Luis.
La desvinculación juvenil ocurre en un escenario donde las ofertas de
empleo no suelen coincidir con las expectativas de este grupo. Hace
décadas, el sector laboral cubano vive una paradoja: la convivencia de
desempleo con una insatisfecha demanda de personal en sectores
productivos, como la construcción y la agricultura.
Alejandra Menéndez, de 21 años, dijo a IPS que tiene claro que necesita
compatibilizar su necesidad de ingresos con la universidad, pero también
que "no estudiaré y trabajaré varias horas por un salario en pesos cubanos".
En cambio, para Raquel Sierra, del semanario Tribuna de La Habana, en
los medios de comunicación la reforma tiene beneficiarios inmediatos.
Desde comienzos de la carrera, muchos estudiantes de periodismo laboran
en los medios "y trabajan muchísimo, pero hasta ahora no había forma de
pagarles. La aprobación del pluriempleo cambia esa realidad", explicó a
IPS. (FIN/2009)
MUJERES-CUBA: El pluriempleo, una oportunidad con matices - IPS
ipsnoticias.net (21 August 2009)
http://ipsenespanol.net/nota.asp?idnews=93088
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