Los cambios no avanzan
Oscar Espinosa Chepe
Los cambios propuestos por el general Raúl Castro no progresan en la
medida necesaria. El motivo de que no hayan podido desarrollarse
satisfactoriamente radica en la deficiente preparación, limitados
alcances y la falta de visión integral para acometerlos, a lo que se
agregan las contradicciones en la concepción y la falta de priorización
de los objetivos principales a lograr.
La decisión de reorganizar la fuerza de trabajo empleada por el Estado
resulta básica. Sin esa medida sería imposible el incremento de los
niveles tan bajos de productividad, así como restablecer el orden y la
disciplina en los centros laborales; pasos indispensables para aumentar
el salario real, que no alcanza ni el 30.0% del existente en 1989, y
mejorar las condiciones laborales, factores, a su vez, esenciales para
restituir el interés por el trabajo en fase de deterioro acelerado, sin
lo cual resulta imposible salir de la crisis.
La reorganización laboral requiere el despido masivo en centros de
trabajo con planillas infladas, pero habría que crear puestos que
absorbieran los desempleados. Para ello, debía priorizarse el desarrollo
del trabajo por cuenta propia, teniendo en cuenta que el plan de despido
abarca 1.3 millón de personas, aproximadamente el 25.0% de la fuerza de
trabajo ocupada. Pero solo se autorizaron 178 actividades, muchas sin
incidencia económica importante, tales como forradores de botones y
cuidadores de baños.
Los Decretos-Leyes correspondientes han estado cargados de restricciones
y considerables impuestos, especialmente los referidos a la contratación
de fuerza de trabajo, sin existir las condiciones mínimas para el
desarrollo de las actividades, como un mercado de venta mayorista de los
insumos necesarios. El sistema impositivo y las restricciones están
diseñados para impedir el progreso de los negocios, por lo que no han
permitido al trabajo por cuenta propia convertirse en una opción real en
la magnitud requerida para las personas despedidas en el proceso de
reordenamiento laboral.
El gobierno ha tenido que modificar el cronograma que preveía el despido
de medio millón de cubanos hasta abril, lo cual está relacionado con el
pobre desarrollo del trabajo por cuenta propia y otros factores como la
deficiente preparación y desavenencias sobre la declaración de "personas
disponibles" en los centros de trabajo. Así, queda sin poder avanzar
adecuadamente el reordenamiento laboral.
Otro incumplimiento está en la entrega de tierras en usufructo. A casi
tres años de la emisión del Decreto-Ley 259 y haberse otorgado más de un
millón de hectáreas de tierras ociosas, o sea un 63.0%, su principal
objetivo, el incremento de la producción agropecuaria, sigue sin
alcanzarse. En 2010, cayó en un 2.8%, sin considerar la cañera, que se
conoce fue catastrófica. En el transcurso de 2011, aunque todavía no se
han publicado las cifras, pueden haber existido algunos aumentos en
determinados cultivos, pero con niveles muy distantes de los requeridos
con urgencia, cuando los precios de los alimentos alcanzan niveles
estratosféricos en el mercado mundial. La necesidad de destinar enormes
sumas a la compra de comestibles en el exterior, ahora incrementadas por
la citada coyuntura comercial, seguirá ahogando la pobre capacidad de
compra e impidiendo el despegue económico de Cuba.
Otro ejemplo de propósitos fallidos está en la implantación del sistema
de pago por los resultados productivos, adoptado en febrero de 2008.
Esta medida se realiza en un ambiente hostil y burocratizado, sin
reorganización de la fuerza laboral en los centros de trabajo y falta de
aseguramiento de los abastecimientos para garantizar el flujo
productivo, lo cual hizo que esta medida –en principio justa– haya sido
casi impracticable.
Esos temas, hasta donde se conoce, estuvieron ausentes en el VI Congreso
del Partido Comunista. En modo alguno se habló de los excesivos
impuestos y prohibiciones que impiden el desarrollo del trabajo por
cuenta propia, y la resultante imposibilidad de crear puestos de trabajo
que coadyuven a la ubicación de la fuerza de trabajo excedente. En
cuanto al proceso de entrega de tierras solamente se habló, sin
suficientes aclaraciones, de entregar tierras adicionales a quienes
hayan mostrado progresos productivos en áreas recibidas, dejándose de
lado cuestiones tan importantes como la ampliación de los plazos de
usufructo –hoy solo 10 años–, facilitar que los campesinos puedan
construir viviendas y otras instalaciones en los terrenos recibidos, y
cláusulas claras sobre un pago adecuado para sus bienes en caso de que
el Estado le retire la tierra concedida. También fueron soslayados
problemas graves como la falta de libertad a los agricultores para
comercializar sus productos y adquirir los insumos.
En el congreso nuevamente se abordaron los problemas de manera general,
y con los tradicionales prejuicios sobre la ampliación de la propiedad.
Se sigue manteniendo una visión distorsionada y contradictoria, lesiva
hasta para el desarrollo de las iniciativas oficiales.
Economista y periodista independiente cubano.
http://www.elnuevoherald.com/2011/05/05/v-fullstory/935104/oscar-espinosa-chepe-los-cambios.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario