administración municipales
24-11-2011.
Elías Amor Bravo
Economista, Unión Liberal Cubana, ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Otra vuelta de tuerca. A las amenazas con
que se enfrenta cualquier trabajador por cuenta propia en la economía
castrista al iniciar su actividad, ahora hay que añadir la presión
tributaria. Una información publicada en Granma hoy viene a señalar que
"por las características de la zona donde se realice una actividad por
cuenta propia, el consejo de la administración municipal puede aprobar
el aumento de las cuotas de tributación".
Por si no fuera suficiente con pagar los impuestos sobre ventas, sobre
servicios públicos e ingresos personales, así como las contribuciones a
la seguridad social propias y las de los trabajadores contratados, ahora
parece que los consejos de administraciones municipales, los órganos
políticos de control de la economía municipal, van a tener absoluta
libertad para aprobar la modificación al alza de las cuotas mensuales de
estos impuestos y tasas, para determinadas actividades o contribuyentes
dentro del año fiscal.
Estos aumentos discrecionales de la presión fiscal sobre las actividades
por cuenta propia, se realizan a propuesta de la Oficina Nacional de
Administración Tributaria (ONAT) en el territorio, o previamente
consultada; según consigna la Resolución 298 del 2011, del Ministerio de
Finanzas y Precios (MFP). Por mucho que traten de revestirlo con
estudios económicos que se realicen o de comprobaciones fiscales, no
queda la menor duda que el régimen quiere exprimir al máximo a los
trabajadores por cuenta propia para liquidar cualquier vestigio de
acumulación de riqueza en este segmento social.
A partir de ahora, estos consejos municipales podrán con absoluta
discrecionalidad y libertad, "establecer incrementos diferenciados a las
cuotas mínimas de una misma actividad en atención a las condiciones de
la localidad y a las características de los contribuyentes, así como
reducir el incremento aprobado con anterioridad, hasta el monto de las
cuotas mínimas establecidas por la Resolución, pero nunca por debajo de
ellas".
Con ello, el gobierno asegura una fuente adicional de obtención de
recursos a los "territorios" de acuerdo con sus peculiaridades sin que
ello represente "una camisa de fuerza", cito textualmente.
Esta aproximación banal y forzosa a la economía de mercado local no
tiene en cuenta aspectos fundamentales que es preciso observar.
Primero, qué determina esa variabilidad de la presión fiscal en una
economía en la que no existe libertad de mercado, y por tanto, los
precios no se pueden fijar con absoluta libertad.
En ausencia de intercambios libres entre oferta y demanda, que impuestos
se fijarán en las zonas "pobres" y en las "ricas". Reconocer esa
diferencia, supone tirar por el suelo el modelo castrista de
"revolución" basada en la justicia social. O es que acaso, el cuenta
propista que vende en las zonas turísticas debe pagar más impuestos.
¿Cómo se fija el valor relativo de esas zonas con respecto a otras de
menor afluencia? ¿Son conscientes de que con ello, el turista puede
acabar comprando y consumiendo en las zonas de precios más bajos, y por
ende de menor recaudación?
Estos son algunos de los problemas de la economía de planificación
central sin propiedad privada en la que se pretende fijar un nuevo marco
impositivo ajeno a la estructura económica. Como ya he señalado en
trabajos anteriores, no se puede construir una casa empezando por el
tejado. Si el régimen quiere recaudar impuestos, sin legitimidad
democrática alguna, lo primero que tiene que asumir es la separación de
las bases imponibles y las fuentes de renta. Si los cuenta propistas no
son libres y poseen sus propios activos (la mayoría renta en alquiler al
estado instalaciones) qué recaudación se va a realizar por medio de los
impuestos. ¿Solo de la renta y de las ventas? Este sinsentido en que se
ha convertido la gestión de la economía castrista solo puede acabar mal.
Ahora, el último paso, posiblemente mortal, es la fijación de tributos
distintos entre localidades diferentes y entre las zonas dentro de una
misma localidad. Esto es fácil en Madrid, Roma o Nueva York, pero en La
Habana, por ejemplo, no tiene sentido si no se avanza en la
liberalización económica. Al final, al régimen lo único que le interesa
es recaudar más y más, y se está viendo desde el primer momento esta
estrategia.
Pues claro que no es lo mismo un paladar de 20 sillas que otro de 40, ni
es lo mismo contratar a dos trabajadores que cuatro. Y no es lo mismo en
Centro Habana que en Santiago de las Vegas. Claro que no. La economía
privada admite muchas facetas y colores, y no tiene que ver con esa
oscuridad permanente del régimen castrista. Pero cuando una economía
arranca desde cero, esa obsesión recaudatoria es criminal. Dejen que los
cuenta propistas crezcan, que evolucionen, que acumulen. Déjenles
respirar. No los eliminen antes de nacer.
No creo que los consejos municipales deban emplearse a fondo en esta
tarea arbitraria de cobrar tasas e impuestos aumentados. Será tirar
piedras contra su propio tejado. Si la voracidad fiscal comunista les
lleva a eliminar a los cuenta propistas que se establezcan en su zona de
actuación, ellos se moverán y les provocarán mayores caídas de la
recaudación. A nivel local, los efectos de impuestos distintos, suelen
corregirse "moviendo los pies". Hay mucho que aprender antes de lanzarse
a sentar las bases de una rudimentaria economía privada, y querer
eliminarla recaudando más.
En esa posibilidad de instaurar montos diferenciados según las ganancias
de cada cual los "lineamientos" se equivocan, como en otras tantas
muchas cosas, y están basados en una ingenuidad que supone el
desconocimiento de las reglas de funcionamiento de la economía libre.
Porque una cosa son los principios de generalidad y equidad que debe
poseer la carga tributaria, y sobre este punto estaremos de acuerdo, y
otra bien distinta es distorsionar la realidad y la actividad económica
con los impuestos, que es lo que acabarán haciendo. Y si no, tiempo al
tiempo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=34404
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