Fernando Ravsberg | 2011-11-24, 10:42
El periódico oficial Granma lanza un desesperado SOS para salvar los
bosques de Cuba de los bandidos que los talan indiscriminadamente. Nos
convoca a "evitar que esta reserva natural, enorme y hermosa, termine
desapareciendo".
El problema de algunos periódicos es que a veces nos cuentan la mitad de
la historia con la esperanza de que nos traguemos la píldora completa.
No siempre surte efecto, la gente no es tonta y los cubanos en
particular son muy estudiados.
Por supuesto que todos estamos en contra de las talas indiscriminadas de
los bosques, sea en Cuba o en el Amazonas, la diferencia radica en que
en Brasil el ciudadano va a una carpintería y adquiere legalmente la
madera que necesita.
En cambio aquí no existe ni una sola tienda donde comprar una sencilla
tabla para arreglar la mesa del comedor o reponer una viga del techo de
la vivienda. De tal forma que la única alternativa que le dejan a la
gente es el mercado negro.
Para rematarla, acaban de autorizar el trabajo por cuenta propia de los
carpinteros pero a ellos tampoco les venden madera, a pesar de lo cual
todos continúan fabricando mecedoras, juegos de sala y hasta dormitorios
completos.
La cultura tampoco se queda atrás, quien visite la isla verá la gran
cantidad de esculturas realizadas en madera preciosas que se venden a
los turistas. Una buena parte de esas obras de arte también nacieron de
la tala indiscriminada de los bosques.
Es verdad que estos hacheros clandestinos cometen un delito contra el
ecosistema pero no es menos cierto que los demás, obligados por la
necesidad, somos los receptores que compran y hacen posible que se
cierre el círculo mercantil.
Sin dudas la escasez por falta de recursos es una de las causas
principales pero también hay una escasez artificial, creada por la
ineficiencia, la negligencia o la corrupción que genera las condiciones
idóneas para especular con los productos en cuestión.
Otro aspecto importante del problema son las prohibiciones tontas, en el
pasado ellas crearon un ambiente propicio para la "venta por la
izquierda" de líneas de teléfonos celulares, computadoras, reservaciones
en los hoteles y materiales de construcción.
Y lo cierto es que nada pudieron las multas ni los decomisos, mientras
duraron las prohibiciones los trabajadores por cuenta propia se
mantuvieron clandestinos y los mercados automotriz e inmobiliario se
movieron en la penumbra.
Hoy la bolsa negra ha perdido espacio en todos estos sectores, tiene
mucho menos poder y gran parte del dinero que se embolsaban lo recibe el
Estado en forma de impuestos. La enseñanza debería ser evidente para todos.
Uno de los aspectos más importantes de las reformas es que abren
alternativas legales para que el ciudadano resuelva sus problemas
cotidianos. La solución no está en la represión sino en organizar la
venta de madera a precios razonables.
Estoy seguro de que entonces la mayoría de los cubanos dejarían de
comprarla en el mercado negro y la falta de demanda reduciría las talas
ilegales. Así, los ajustes al sistema económico terminarían beneficiando
al ecosistema.
Pero en lugar de proponer que se siga "ajustando" el modelo a la vida,
al periódico solo se le ocurre perfeccionar "las acciones y medidas"
para perseguir la tala porque creen que "de otra forma, las personas
seguirán incurriendo en la ilegalidad".
Tendrán entonces que meter presos también a los que reciben
clandestinamente el servicio de Internet, a los que compran cartas de
invitación para emigrar y a los chapistas que siguen trabajando sin que
nadie les venda oxígeno y acetileno.
Pueden seguir con los choferes que resuelven repuestos para sus
automóviles, los zapateros que compran cuero por la izquierda, los
maestros que dan clases particulares, las azafatas y los pilotos que
regresan cargados de cosas para vender.
Todos los que vivimos en Cuba nos hemos visto obligados en algún momento
a recurrir al mercado negro para "resolver" necesidades. Me pregunto si
en el periodico Granma están tan libres de culpas como para andar
arrojando piedras a los demás.
Sería más constructivo que releyeran El Principito de Antoine
Saint-Exupéry, donde un sabio Rey explica que para poder gobernar "es
necesario exigir a cada uno lo que cada uno pueda dar" y agrega que "la
autoridad reposa, ante todo, sobre la razón".
http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2011/11/la_autoridad_reposa_en_la_razo.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario