¿Los días del ALBA están contados?
Martes, Abril 2, 2013 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Los politicastros que van por
Venezuela a exprimir el ALBA y recoger los petrodólares, tienen sobrados
motivos para estar preocupados. Saben que la Alianza Bolivariana, a poco
de cumplir sus nueve años el próximo 14 de diciembre, encara el más
crucial de los desafíos: mutar del chavismo al madurismo, y con un
futuro cada vez más incierto.
Fue pura simetría ideológica la que unió a Hugo Chávez con su tutor
Fidel Castro. Este último, con su suerte histórica para ser mantenido
por otros, vio los cielos abiertos con "el nuevo Bolívar" de gran
cartera, y ni corto ni perezoso acogió a Hugo como el principal de sus
ahijados políticos.
En un abrir y cerrar de ojos, ambos se hicieron cómplices de esa especie
latinoamericana de yihad anti estadounidense. Porque, de hecho, el ALBA
se concibió inicialmente solo como la contrapartida al ALCA (Área de
Libre Comercio de las Américas), impulsada por Estados Unidos.
Al binomio Venezuela-Cuba se le sumarían Bolivia y Nicaragua, naciones
con líderes populistas, estatistas y unipersonales, practicantes del
presidencialismo continuista. Sin discusión, son fósforos de una misma
caja, con idéntica retórica a la hora de creerse los elegidos para
redistribuir equitativamente las riquezas de sus pueblos.
No es preciso entrar en detalles de lo marrulleros que sean todos esos
mandatarios de países integrantes del ALBA; lo obvio es que imprimen un
denominador común, creciente y dominante, al considerarse empotrados en
el Estado, haciendo de los ciudadanos una pieza móvil en función del
culto a sus personalidades.
Como furtivos polizontes, más tarde subirían a bordo del ALBA los
pequeños estados caribeños de Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y
las Granadinas, y finalmente Ecuador. A Honduras la expulsaron (tal vez
le hicieron un gran favor), inmediatamente después de que el Congreso
Nacional hondureño destituyera al presidente Manuel Zelaya. Así dejaban
en claro que una de las reglas estratégicas del ALBA es el liderazgo
entre amigotes, no la democracia ni el respeto por la legalidad. Con ese
empoderamiento colectivo, los gobiernos "albarinos" articulan y
legitiman cofradías.
Con solo echar una ojeada, se percibe el fracaso que han tenido sus
mega-proyectos. El acuerdo para crear una moneda electrónica regional,
que, según se previó, entraría en circulación en 2010, sigue siendo un
mero discurso de balcón, junto con aquellas remotas perspectivas por
alcanzar la triplicación de un comercio equitativo interno entre sus
miembros ("sin liberalización capitalista"). Y el aumento de la
producción agrícola en Cuba y Nicaragua, ya se sabe que no ha pasado del
fiasco.
Las llamadas empresas "Gran-nacionales", en contraposición a las
"transnacionales imperialistas", son otro juego a la politiquería
económica de altar. Por ejemplo, la expansión en sectores de la pesca
(con Transalba), la minería, el transporte, las telecomunicaciones (con
Albatel) y la agricultura. Nada se sabe de los recursos destinados en la
creación de empresas Puertos del ALBA, S.A, para la construcción de
puertos en Cuba y Venezuela, o de una muy misteriosa empresa petrolera
mixta entre Nicaragua y Venezuela.
Igualmente, siguen estando en un circuito cerrado de información los
recursos desviados en el proyecto del cable submarino que se concluiría
en 2010, y debía conectar no solo a Venezuela con Cuba, sino también a
Nicaragua con otras zonas de América Central y el Caribe. Pero hasta
donde se conoce, sólo llegó a Cuba y no ha quedado para el disfrute de
la población, pues tiene restringido el acceso.
Lo conclusivo de la Alianza Bolivariana es el expansionismo geopolítico
mediante una agresiva diplomacia "antimperialista", a fuerza de barriles
de petróleo y del clientelismo que de ahí se desprende. Con su creación
se pretendió legitimar la frase de "vale todo contra el imperialismo
yanqui", desde la lucha armada hasta los secuestros y ejecuciones
extrajudiciales, causados por las guerrillas filo comunistas del
continente sur y centro americano.
En la actualidad, el ALBA es un selecto club de cúmbilas, donde han
tenido cabida tiranos de la talla de Muamar el Gadafi, Sadam Husein,
Bashar al-Assad, Ahmadinejad… y buena parte de narco-guerrilleros
latinoamericanos, amén de los de ETA, buscados por terrorismo. Nunca
ningún mandatario del ALBA ni siquiera rezongó por las palizas que el
gobierno cubano les propina a sus disidentes. En fin, al ALBA y sus
albarinos le viene como anillo al dedo el refrán de: Dime con quién
andas para saber quién eres.
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