lunes, 29 de julio de 2013

La relación salario-corrupción

La relación salario-corrupción

DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 29 Jul 2013 - 10:04 am.



A los bajos salarios, los cubanos respondieron con actividades

alternativas; a la ausencia de sociedad civil, con la vida sumergida; a

la falta de materiales, con el robo al Estado; y al cierre de todas las

posibilidades, con el escape al exilio.



La experiencia, avalada por las ciencias sociales, enseña que el interés

es un motor insustituible para el logro de objetivos. En el caso de la

economía, la propiedad sobre los medios de producción y el monto de los

salarios influyen decisivamente en el interés de los productores. Cuando

ese interés desaparece como ocurrió en Cuba con el proceso de

estatización, la impedimenta para ser propietario y/o recibir salarios

en correspondencia con sus aportes, obligó al cubano a buscar fuentes

alternativas para subsistir mediante la apropiación de la supuesta

propiedad de todo el pueblo.



Esa conducta, prolongada durante demasiado tiempo, devino componente de

la moral, es decir, en normas admitidas socialmente hasta su

generalización en toda la sociedad. A los bajos salarios los cubanos

respondieron con actividades alternativas; a la ausencia de sociedad

civil, con la vida sumergida; a la falta de materiales, con el robo al

Estado; y al cierre de todas las posibilidades, con el escape al exilio.

Acciones expresadas con el mismo discurso del siglo XIX, pero ahora no

para abolir la esclavitud ni alcanzar la independencia, sino luchar para

sobrevivir. Una conducta recogida en la expresión popular: "Aquí lo que

no hay es que morirse".



Ante esa realidad la respuesta gubernamental se concentró en la

represión: policías, vigilancia, restricciones, inspectores e

inspectores de los inspectores, expulsiones, condenas y

encarcelamientos. Acciones sobre los efectos sin tener en cuenta que las

soluciones pasan por el reconocimiento y la acción sobre las causas.



En la clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 7 de julio

pasado, el Primer Secretario del PCC, Raúl Castro, expresó que la

implementación de los Lineamientos requiere de un "clima permanente de

orden, disciplina y exigencia en la sociedad cubana y que el primer paso

es hurgar en las causas y condiciones que han propiciado este fenómeno a

lo largo de muchos años. A ello añadió: Hemos percibido con dolor, a lo

largo de los más de 20 años de período especial, el acrecentado

deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia,

la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los

problemas de los demás". Enumeró las manifestaciones negativas, de todos

conocidas, entre ellas, que "una parte de la sociedad ha pasado a ver

normal el robo al Estado", para concluir que: "Lo real es que se ha

abusado de la nobleza de la revolución, de no acudir al uso de la fuerza

de la ley, por justificado que fuera, privilegiando el convencimiento y

el trabajo político, lo cual debemos reconocer que no siempre ha

resultado suficiente". Y reconocer que "hemos retrocedido en cultura y

civismo ciudadanos".



A pesar de lo declarado, faltó reconocer que las subvenciones recibidas

del exterior, basadas en relaciones ideológicas y por tanto ajenas a las

leyes económicas, fueron inútiles para promover el desarrollo y que en

su lugar, esa "ayuda" solapó la ineficiencia del modelo cubano, hasta

que el derrumbe del campo socialista develó la falsedad de las bases en

que se sustentaba. En ese momento, en vez de enrumbarse definitivamente

hacia la conformación de una economía propia y eficiente, el Gobierno se

limitó a introducir cambios coyunturales en espera de mejores tiempos,

hasta que las nuevas subvenciones, provenientes de Venezuela,

permitieron detener las reformas.



El intento de ignorar que el sistema interrelacionado de elementos que

conforman la sociedad sufre mutaciones permanentes, las cuales cuando no

son atendidas a tiempo obligan a reformar toda la estructura social, ha

caracterizado al gobierno de Raúl Castro, quien dotado de suficiente

voluntad política para conservar el poder, pero sin la necesaria para

emprender reformas estructurales, decidió profundizar los cambios

dirigidos a lograr una economía propia y eficiente, pero subordinados al

mantenimiento del poder, lo que explica las limitaciones y los fracasos

del empeño. En medio de esos esfuerzos, las reñidas elecciones

presidenciales celebradas en Venezuela a principios del año 2013,

dispararon la alarma sobre la fragilidad de las subvenciones

provenientes del país sudamericano, lo que ha puesto a la orden del día,

sin posibilidad de retroceso, la imperiosa necesidad de profundizar las

reformas iniciadas.



Sin embargo, tanto las primeras medidas implementadas, como las más

recientes, al producirse en ausencia de una sociedad civil con capacidad

para influir en ellas, ha determinado que el sujeto de los cambios sea

el mismo que arribó al poder en 1959, el cual por su prolongada duración

tiene intereses que defender y es responsable de todo lo bueno o malo

ocurrido; una característica que le impide actuar como lo podría hacer

un movimiento que arriba al poder por vez primera. Por esa razón el

alcance, la dirección, la velocidad y el ritmo de los cambios han

respondido a la conservación del poder.



Inmerso en la contradicción de avanzar sin reformas estructurales, el

Gobierno está enfrentando el inmenso obstáculo que significan los

desajustes ocurridos en el sistema social durante décadas. Entre ellos

el efecto dañino que ha tenido la desproporcionada relación entre los

salarios y el costo de la vida, así como su reflejo en la corrupción

imperante.



El salario real debe ser, al menos suficiente para la subsistencia de

los trabajadores y sus familias. De acuerdo a esta exigencia el salario

mínimo permite la subsistencia, mientras los ingresos por debajo de ese

límite marcan la "línea de pobreza". Desde 1989, cuando un peso cubano

equivalía a casi nueve de los actuales, la tasa de crecimiento del

salario comenzó a ser inferior a la tasa de aumento de los precios, lo

que explica, que a pesar de haberse producido aumentos en el salario

nominal, la capacidad de compra ha disminuido, al punto que resulta

insuficiente para sobrevivir.



Con el salario promedio mensual, alrededor de 460 pesos (menos de 20

CUC), no se pueden cubrir las necesidades básicas. Un estudio realizado

en dos núcleos familiares, compuesto de dos y tres personas

respectivamente, arrojó que el primero ingresa 800 pesos y gasta 2391,

casi tres veces más que el ingreso; el otro ingresa 1976 pesos y gasta

4198, más del doble de lo que ingresa. El primero sobrevive por la

remesa que recibe de un hijo que radica en Estados Unidos, mientras el

segundo no declaró como adquiere la diferencia. Esa desproporción

constituye la principal causa que, ante la pérdida de la función del

salario, la familia cubana se haya dedicado masivamente a buscar fuentes

alternativas de ingresos para sobrevivir, en la mayoría de los casos

mediante actividades al margen de la ley.



Como solo se puede distribuir lo que se produce, el Gobierno se enfrenta

a una compleja contradicción. Los cubanos, desmotivados por salarios que

no guarda relación con el costo de la vida no están dispuestos a

producir y sin aumento de la producción no pueden mejorar las

condiciones de vida. La solución no está en llamados ideológicos ni en

que el pueblo le salga al paso al pueblo, sino en reconocer al Estado

como el causante principal de esa anomalía y en consecuencia

descentralizar la economía, permitir la formación de una clase media,

destrabar todo lo que frene el aumento de la producción, hasta ser

posible la unificación de las dos monedas que permita proceder a una

reforma salarial. Todo ello implica profundizar las reformas hasta

dotarlas de un carácter integral, lo que incluye, por supuesto, el

restablecimiento de las libertades ciudadanas, algo que hasta ahora el

Gobierno se ha negado.



Source: "La relación salario-corrupción | Diario de Cuba" -

http://www.diariodecuba.com/cuba/1374830457_4390.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario