lunes, 2 de junio de 2014

La respuesta de Raúl

Publicado el lunes, 06.02.14



La respuesta de Raúl

ALEJANDRO ARMENGOL



Hasta ahora la carta abierta en que 44 políticos, expertos y empresarios

estadounidenses y cubanoamericanos solicitan al presidente Barack Obama

que permita un aumento de las oportunidades de negocios y viajes a Cuba

no había tenido una respuesta oficial u oficiosa, ni por parte de

Washington ni de La Habana, pero una reciente advertencia de la aduana

de la isla podría interpretarse como la primera señal de que la Plaza de

la Revolución no está dispuesta al más mínimo cambio, sino todo lo

contrario.



La Aduana de Cuba alertó el miércoles a quienes visitan la isla que se

abstengan de transportar bultos ajenos, llevar "encomiendas" o

simplemente de cargar con un paquete de encargo. Esto podría "acarrear

responsabilidades, no solo de carácter administrativas sino también

penales". Y cuando el gobierno cubano advierte, hay que hacerle caso.



El texto de información de la Aduana parecería ridículo, pero es

lamentable. Las encomiendas "pueden ser utilizadas para el traslado y

enmascaramiento de sustancias y artículos empleados en el terrorismo,

operaciones de narcotráfico y contrabando de mercancías, que puedan

poner en riesgo la seguridad, la salud humana y el medio ambiente",

agrega el documento.



Cuba no ha aprendido con China –que no es un ejemplo de libertades, más

bien un paladín de la represión– de que hay que establecer una

distinción entre los servicios de inmigración, aduanales, policiacos y

de inteligencia y seguridad nacional.



Cuando llegué al aeropuerto de Pekín nadie me preguntó si traía cinco

computadoras, dieciocho discos duros y cuarenta y nueve memorias

portátiles o pendrives. Ningún funcionario de aduanas me contó los pares

de medias, pantalones o camisas. No hubo agente de inmigración que se

acercara a verificar el número de plumas, lápices y bolígrafos en los

bolsillos de mi saco. Hay una razón fundamental, y que esos artículos no

se llevan a China, más bien se traen de ese país. Pero otra más

importante aún: si dentro del país un extranjero o nacional que regresa

comete un acto delictivo, para eso está la policía o la seguridad del

Estado.



Solo que en Cuba todas esas funciones, aduanales, migratorias y hasta de

transporte de pasajeros, responden a una labor represiva única. Por eso

están en esos cargos.



No es que en China la represión sea menor que en Cuba. Simplemente es

que está mejor organizada, compartimentada.



La excusa de que un paquete que te da un vecino, para que se lo lleves a

una sobrina en Cuba, pueda servir para camuflar material de uso por los

terroristas es pueril.



Sólo hay dos motivos para que el gobierno cubano lance esta advertencia.

Una es económica. Pese a la pequeña expansión del trabajo por cuenta

propia, los gobernantes se aferran al monopolio del comercio. Para

vender están ellos, al precio que ellos decidan, en el momento que crean

conveniente.



En este sentido, esta advertencia está acorde a la prohibición de venta

de ropa en puestos callejeros y el desmantelamiento de los "timbiriches"

en que se llevaba a cabo esa actividad.



El segundo motivo es de índole política. No por gusto el ejemplo que se

ofrece es



un video, según el cual una persona fue detenida cuando intentó entrar

150 pendrives (memorias flash) camuflados en una lata de leche en polvo,

artículo cuyo número máximo de entrada es de cinco unidades.



Se sabe que los pendrives son utilizados en Cuba para brindar el llamado

"paquete", que contiene desde películas y programas de televisión hasta

anuncios comerciales. La aparición del portal informativo de la bloguera

Yoani Sánchez, que desde su inicio anunció la utilización de estas

memorias portátiles como medio de difusión, es razón de sobra –para el

gobierno cubano– a la hora de considerar necesaria una mayor persecución

de estos artículos. Que en ningún lugar del mundo se considere a un

pendrive como una sustancia terrorista no detiene, por supuesto, a la

élite gobernante cubana.



Es por ello que, lamentablemente, la carta a Obama parece destinada al

fracaso, si lo que se busca es un aumento de la sociedad civil cubana y

mayores oportunidades para quienes se dedican al sector privado en la isla.



Para el régimen, no solo lo único que importa es el cash, sino también

la propaganda. Mantener viva la ilusión del cambio y atrincherarse en el

poder.



Si La Habana tuviera algún interés en mejorar sus relaciones con Estados

Unidos, lo primero que habría hecho es liberar a Alan Gross, bajo el

manto de las "razones humanitarias" (la liberación de Gross está

incluida en el texto de la ya famosa carta). Pero prefiere afrontar a

diario el riesgo de que se muera en Cuba.



Nada más fácil que permitir a quienes viajan a Cuba que lleven encargos,

sean tanto para la hija del vecino como destinados a mejorar la sazón

del "paladar" de la esquina. Bastante es ya el pago de derechos

aduanales excesivos. Pero el régimen nunca falla a la hora de mantener

una constante: siempre decepciona.



Source: ALEJANDRO ARMENGOL: La respuesta de Raúl - Opinión -

ElNuevoHerald.com -

http://www.elnuevoherald.com/2014/06/02/1760758/alejandro-armengol-la-respuesta.html

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