Tierra en trance
De momento, el pobre régimen de incentivos revela los límites del
gobierno en sus reformas agrarias.
Federico Fornés, La Habana | 16/05/2008
El general Moeen U. Ahmed, al frente de Bangladesh, tiene algo que
soplarle al oído a su distante colega cubano, Raúl Castro: alternativas
para enfrentar la crisis alimentaria. Una de sus recetas es que si falta
arroz, entonces se come papa.
No es una opción para Cuba. Su cosecha 2006/2007 fue un desastre. 35% de
descenso en los rendimientos, hace que actualmente los consumidores
apenas puedan llevarse el tubérculo a la boca. Las entregas, normadas
mediante la cartilla de racionamiento, apenas distribuyen un kilo (o
medio) per capita, cada un par de meses, si acaso. Es un producto
refrigerado y suele podrirse rápidamente en los vianderos.
"Y eso sólo en La Habana, porque en mi pueblo — Alto Songo— nunca las
ves, ni frías ni calientes", aclara Lidia Asunción, quien pasa
temporadas en la capital "luchando unos pesitos". Vende rejillas para
muebles, que ella misma teje en las quietas noches de su comarca.
Una piedra en el zapato
La crisis en los precios de los alimentos es una piedra en el zapato
reformista de Raúl Castro y tiene la capacidad de hacer más tortuosa su
política de reanimación del sistema.
De momento, ha obligado sacar de cuajo unos 400 millones de dólares más
para lidiar con la inflación en los productos básicos y a ver cómo cada
año se abulta la chequera alimentaria del país.
En 2007, la factura cerró en 1.500 millones de dólares, porque los
importes experimentaron un incremento promedio del 23,7% con respecto a
2006.
"En 2008 los precios seguirán subiendo", advirtió en diciembre pasado el
presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, Osvaldo
Martínez, en un discurso transmitido por la televisión local. Fue
visionario, aunque no sea un mérito la predicción.
Esa "pesada factura", como le llamó el experto, arroja números más que
inquietantes.
La Habana gastará 1.900 millones de dólares en las compras totales de
alimentos en 2008, debido al alza de los costos internacionales y de los
fletes. Es una tajada que se lleva casi la tercera parte del PIB.
Otra mala noticia: El presidente de Alimport, Pedro Álvarez, avanzó que
las compras de alimentos a Estados Unidos llegarán en 2008 a unos 300
millones de dólares, sin posibilidades de incrementar el tonelaje,
"debido a la restricciones del embargo de Washington", decretado en 1962
por la administración Kennedy para atascar de dificultades a la economía
cubana.
El techo en las adquisiciones en Estados Unidos, un mercado
geográficamente asequible y con precios competitivos, pone otra
zancadilla al avance en un frente estratégico en el que el gobierno hace
descansar buena parte de su "legitimidad" política.
Todavía más: No solucionar la cuestión alimentaria en Cuba convierte en
una ficción cualquier intento desarrollista.
'Asunto de seguridad nacional'
Siendo ministro de Defensa en los terribles años noventa, el ahora
gobernante formal, Raúl Castro, jerarquizó que "los frijoles eran más
importantes que los cañones". No ha traicionado esa máxima y el tema,
según afirma, es prioridad uno de su administración.
"Es un asunto de máxima seguridad nacional", dijo en la clausura del
sexto pleno del Comité Central del Partido Comunista, celebrado en abril
pasado, recordando a todos que en buena medida lo que queda de
revolución se gana o se pierde en los mercados.
Por otra parte, no cabe esperar mucho de los aliados extranjeros.
En abril, el presidente venezolano Hugo Chávez abrió un pequeño paraguas
alimentario para las naciones del ALBA, con un fondo inicial de 100
millones de dólares y la intención de financiar programas conjuntos y
otras medidas anticrisis. Ese dinero es apenas una gota en el océano de
necesidades urgentes en naciones tan empobrecidas como Nicaragua o
Haití, integrantes del bloque regional.
Como antaño, la melopea oficial insiste en evitar más compras. El
ministro de Economía, José Luis Rodríguez, indicó en diciembre pasado
que era "preciso avanzar en el 2008 en la sustitución de las
importaciones de alimentos como arroz, frijoles, leche, frutas y harina
de trigo, así como pienso para la alimentación animal".
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/tierra-en-trance-84856
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