lunes, 25 de marzo de 2013

Quiénes Mandan de Verdad en Cuba?

¿Quiénes Mandan de Verdad en Cuba?

ROBERTO ALVAREZ QUIÑONES



Es sin duda positivo que Miguel Díaz-Canel, un civil que nació ya con

los Castro en el poder y no forma parte de la gerontocracia militar de

los "históricos", haya sido elevado a Primer Vicepresidente del Consejo

de Estado de Cuba en sustitución de José Ramón Machado Ventura, uno de

los más reaccionarios pilares de la línea dura estalinista.

Roberto Alvarez Quiñones



Creo, como dijo Yoani Sánchez en La Habana cuando ya se rumoraba el

posible encumbramiento de Díaz-Canel, que tener en Cuba un

Vicepresidente con menos de 80 años ya es algo.



Sin embargo, aunque es lógico que el nombramiento de Díaz-Canel suscite

cierto optimismo y aliente las esperanzas de algunos de que pueda

convertirse en el Gorbachov o el Adolfo Suárez cubano, no hay que

hacerse ilusiones. A decir verdad, la única relevancia de este "dedazo"

–que no elección—radica en que él podría ser el nuevo Jefe de Estado si

Raúl Castro muriese o quedase incapacitado para el cargo antes de 2018,

cuando se vence su último período presidencial de cinco años.



Por lo demás, todo es aparente, no real. El Primer Vicepresidente del

Consejo de Estado cubano no tiene la fuerza política que sugiere el

nombre de su cargo. La razón es simple, no forma parte de la élite

militar que en verdad ostenta el poder en la isla.



La ascensión de Díaz-Canel no significa el inicio del postcastrismo (al

menos con Raúl vivo), ni de reformas políticas, ni él es el "número dos"

del régimen, como dicen algunos analistas. Es sólo el segundo de a bordo

del aparato estatal, que no es lo mismo. En Cuba una cosa es administrar

(algo que podrá hacer Díaz-Canel hasta donde le permitan) y otra muy

diferente es gobernar.



Además, ni siquiera se le ubica en el ala liberal de la nomenklatura,

sino como un ortodoxo obediente, afable, algo más moderno. Y en caso de

que sorpresivamente tuviese veleidades reformistas reales correría la

misma suerte que Roberto Robaina, Carlos Lage, Felipe Pérez Roque y

otros jerarcas civiles que fueron borrados del escenario político por

pretender tímidamente salirse del carril.



La clave aquí en este asunto es que la Constitución actual establece que

institucionalmente la máxima instancia de poder no es el Estado, sino el

Partido Comunista de Cuba (PCC), que está encabezado por un Primer

Secretario (Raúl Castro) y un Segundo Secretario, que es precisamente

Machado Ventura, y un Buró Político (BP) sometido a la voluntad del

dictador y la cúpula militar.



La comunidad internacional no acaba de procesar que el general Castro es

el "número uno" de Cuba, no por ser presidente del Consejo de Estado,

sino porque es el Primer Secretario del PCC, y que Machado Ventura es el

segundo al mando de la nación porque es el vicejefe de dicha

organización. O sea, "Machadito" (como le llaman los Castro) sigue

siendo el jefe de Díaz-Canel, y no a la inversa.



No obstante, hay aquí una incongruencia no prevista por Castro cuando se

proclamó en 1976 la actual Constitución socialista. Esta señala que el

presidente del Consejo de Estado es el Comandante en Jefe de las Fuerzas

Armadas Revolucionarias (FAR). Así lo concibió el comandante cuando era

un "mozalbete" de 50 años de edad y su hermano tenía 45. Ambos tenían

décadas por delante como Presidente y Primer Vicepresidente.



Y así fue. Pero ya estamos en 2013 y si Raúl Castro no llega a 2018,

Díaz-Canel sería el nuevo jefe de Estado. ¿Aceptarían a un civil como

jefe supremo de las FAR las decenas de generales de tres y dos estrellas

(con cicatrices y experiencia en el campo de batalla en Angola, Etiopía,

Siria, Argelia, Congo, Guinea Bissau, Bolivia y Nicaragua), y los

restantes generales, así como los cientos de coroneles y demás altos

jefes militares, algunos de los cuales fueron guerrilleros en Bolivia,

Argentina y Venezuela? Es muy poco probable.



En términos constitucionales el derecho a elegir al núcleo institucional

de poder en Cuba, es privilegio de una versión moderna de patriciado

romano al que pertenece sólo el 7% de la población, es decir, los

800,000 militantes del PCC. Los millones de adultos restantes no tienen

ese derecho. Constituyen la plebe, son ciudadanos de segunda clase.



O sea, en la isla el poder no emana de la voluntad del pueblo soberano,

como lo llamaba Jean-Jacques Rousseau. Podrá ser muy constitucional,

pero legítimo no es. Los cubanos no eligen a sus gobernantes desde 1948,

cuando se celebraron las últimas elecciones democráticas. Fulgencio

Batista dio un golpe de Estado en marzo de 1952, tres meses antes de los

siguientes comicios, y luego fue derrocado por Fidel Castro. Por tanto,

durante 61 años Cuba ha tenido sólo tres gobernantes, y militares los

tres (récord absoluto en Occidente).



'Creme de la creme' del poder



Pero hay más, el máximo poder –el "mero- mero" --como dicen en México--

realmente no radica tampoco en el Buró Político del PCC como reza la

Constitución, sino en un reducido grupo de militares, algunos de los

cuales no integran el BP. Ellos constituyen de hecho una Junta Militar

invisible para la comunidad internacional y para la mayoría del propio

pueblo cubano, pues opera tras bambalinas y ningún medio habla del

asunto. Y, ojo, Díaz-Canel no pertenece a esa "creme de la creme" que

controla el país.



Con 14 miembros y encabezado por los hermanos Castro y por el comandante

(hoy equivalente al grado de general) Machado Ventura, el selecto grupo

lo conforman además los cuatro generales más poderosos de la isla:

Leopoldo Cintras Frías, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias

(FAR); Abelardo Colomé, ministro del Interior; Alvaro López Miera,

viceministro primero de las FAR y Jefe del Estado Mayor; y Ramón

Espinosa, viceministro de las FAR; así como el Comandante de la

Revolución Ramiro Valdés, y el coronel de inteligencia Marino Murillo,

vicepresidente del gobierno a cargo de la "actualización" del

socialismo. Todos integran el BP.



Los no miembros del BP son el general José Amado Ricardo, Secretario

Ejecutivo del Consejo de Ministros (primer ministro en funciones, cargo

que ejercía Carlos Lage); general Carlos Fernández Gondín, viceministro

primero del Interior; general Joaquín Quintas Solá, viceministro de las

FAR; y el coronel Alejandro Castro Espín, hijo del dictador y Jefe de

Coordinación e Información de los Servicios de lnteligencia y

Contrainteligencia de las FAR y el Ministerio del Interior. El otro

integrante ha sido hasta ahora el coronel Luis Alberto Rodríguez

López-Callejas, ex yerno de Raúl, a cargo de la actividad empresarial de

las FAR. Pero al divorciarse recientemente de Deborah Castro Espín, no

se sabe si continuará en tan privilegiada posición.



Estos son los 14 hombres más poderosos de Cuba y que junto a los Castro

toman las decisiones más importantes. Ese fue el estilo de poder

paralelo impuesto por Fidel, quien creó el todopoderoso Grupo de

Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe, y que durante décadas fue

el verdadero gobierno ejecutivo de la nación, por encima del Consejo de

Ministros, el Estado, y del propio PCC. Recuerdo que en la isla se

comentaba que cuando algún miembro de ese Grupo telefoneaba a un

ministro, o a un alto dirigente del PCC de nivel nacional o provincial,

a éstos les temblaban las piernas.



Y para ir al seguro, también 8 de los 15 miembros del Buró Político son

militares (la mayoría), y 4 de los 7 vicepresidentes del Consejo de

Ministros son igualmente militares.



Por eso Cuba es el único país del mundo que teniendo una cúpula de poder

militar la presenta como civil, y así es aceptada. Si un general es

presidente de una nación sin haber sido elegido nunca en unos comicios

democráticos, y gobierna rodeado de generales y coroneles, eso se conoce

como dictadura militar, excepto si se trata de Cuba, que ahora incluso

preside la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).



En cuanto a Díaz-Canel, más allá de insuflar algún "aire fresco" a la

vetusta cúspide totalitaria, no es de esperarse que inicie una

transición en la dirección aperturista que necesita la nación. En todo

caso, parece ser que él es la primera ficha importante del "raulismo"

para transitar hacia una dictadura con una mejor imagen, mientras los

descendientes de los Castro, los generales, los coroneles, los

burócratas más conspicuos, y sus familiares, consolidan su

posicionamiento económico como nueva burguesía criolla y echan las bases

del postcastrismo.



Roberto Alvarez Quiñones, autor de este artículo, es un veterano

periodista, experto en temas económicos con gran conocimiento de la

realidad política, económica y social de Cuba y América Latina. Ha

trabajado en periódicos, revistas y programas de televisión durante más

de tres décadas. Sus artículos se publican en varios medios de

comunicación de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.



http://www.contactomagazine.com/articulos/quienesmandanencuba0313.htm

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