martes, 29 de octubre de 2013

Los legados de Sandy

Los legados de Sandy

LOURDES GÓMEZ | Santiago de Cuba | 29 Oct 2013 - 9:27 am.



Destrucción, corrupción, cólera y dengue. El huracán que arrasó los

árboles en octubre de 2012 dejó a la vista el paisaje desolado de la ciudad.



El 25 de octubre de 2012 Santiago de Cuba sufrió el embate de lo que

para muchos ha sido el huracán más fuerte de su historia. Los más viejos

recordaron el Flora de 1963, que provocó las mayores inundaciones

recordadas, pero Sandy fue el primer ciclón que produjo verdaderos

momentos de terror en la ciudad.



Doce meses después, Santiago es diferente. El ciclón acabó con la

aureola verde de las calles al derribar más del 80 por ciento de los

árboles. Dejó a la vista un fondo habitacional decadente, con viviendas

en franco estado de deterioro, ya sea por su antigüedad o por sus

precariedades constructivas.



En un esfuerzo por maquillar esta visión, en el año en que se conmemoró

el "60 aniversario del Moncada", el gobierno local aceleró una avalancha

constructiva encaminada a hacer desaparecer los barrios más pobres e

insalubres, sobre todo el de San Pedrito, en la zona que bordea la

avenida del cementerio, donde descansan los restos de Martí y se espera

que también los de Fidel Castro.



Al final, las celebraciones del 60 aniversario dejaron una ciudad

vitrina: las principales avenidas fueron restauradas —pinturas, asfaltos

y luminarias—, mientras en los barrios pobres continúan los monumentos

al ciclón: casas sin techo, a punto de derrumbarse con sus habitantes

dentro.



En barrios como Los Pinos, Altamira, Marimón o San Pedrito adentro, es

común ver estas maltrechas viviendas, la mayoría remendadas por sus

dueños: la ayuda oficial no llega, detenida por problemas burocráticos y

de corrupción.



Según Ileana, damnificada del barrio de San Pedrito, el proceso para

obtener los materiales no solo es demorado sino también engorroso:

"Primero acudimos a las oficinas para los damnificados, donde hicimos

colas de hasta doce horas para solicitar la ayuda. Después tenías que

hacer otra cola en el banco para el crédito de los materiales. Te ponían

en espera de quince días a un mes por la aprobación de tu planilla, que

después llevabas a la tienda, donde revisaban todo otra vez para hacerte

una nueva planilla final de aprobación. Todo eso para que al final yo

tuviera que resolver por detrás porque esta es la fecha en que todavía

no ha llegado mi turno".



Para muchos, el problema no ha sido tanto la carencia de materiales como

la corrupción, que a pesar de las medidas tomadas por el Gobierno, es la

vía más rápida y barata de resolver lo que falta.



Francis, damnificado de Los Pinos de 42 años, dice: "si la gente hoy

tiene un techo no es por una gestión del Gobierno, muchos aquí, cuando

vieron la demora y los precios estatales, recuperaron sus tejas

maltrechas y las volvieron a poner. La gente se ha tirado a resolver sus

problemas, hoy por hoy las casas que quedan sin techo son de la gente

más pobre, que no tiene cómo pagar nada. Así que con lonas y pedazos de

tejas resuelven parte de la casa, y la otra parte… cuando aparezca".



Los testimonios concuerdan en que los precios de los materiales son

excesivos a pesar de la rebaja del 50 por ciento. "Imagínate que una

casa como mínimo lleva diez tejas, que son a 250 pesos cada una",

continua Francis. "Más las vigas que son al mismo precio, cuando vienes

a ver estás montado en una deuda interminable a la que se suman las

deudas por los equipos chinos [electrodomésticos entregados en la

batalla por la revolución energética]. Con un sueldo promedio de 250

pesos mensuales [10 dólares], no da la cuenta".



Según datos publicados por el periódico local, Sierra Maestra, el 50.2 %

del fondo habitacional de la ciudad fue afectado, y de eso solo se ha

solucionado el 41 %, lo que nos deja con la interrogante del tiempo que

le tomará al Gobierno resolver la semidestrucción restante.



El legado silencioso



La ciudad de Santiago, como toda Cuba, ya venía siendo afectada por el

dengue hemorrágico. Sandy legó una segunda epidemia, ahora endémica: el

cólera. Nadie posee la información exacta de cómo se introdujo y de su

evolución. La prensa nacional sólo se ha referido a casos aislados en

Bayamo y Manzanillo; en Santiago de Cuba, solo en julio, ante la

urgencia de los carnavales, el Sierra Maestra publicó un escrito

preventivo sobre las enfermedades diarreicas.



Pero los santiagueros sabemos que este es un secreto a voces, plagado en

sus inicios de rumores de enfermos y muertos bajados de la cárcel de

Boniato. En la actualidad, la presencia del cólera se evidencia por las

constantes pesquisas domiciliarias en busca de síntomas, y sobre todo

por las curiosas mesas con botellas y cubos que presiden la entrada de

todos los establecimientos estatales de la ciudad, que obligan a lavarse

las manos con agua, jabón y cloro antes de acceder a los inmuebles.



No hay estadísticas. En la última edición del Sierra Maestra apenas

apareció una nota sobre la preocupante situación epidemiológica de la

provincia. El doctor Jorge Miranda Quintana, director provincial de

Salud Pública, advierte sobre "el incremento de la focalidad del aedes

aegytis en el municipio", y "sobre la necesidad de mantener las acciones

preventivas de 'enfermedades diarreicas agudas'".



Así —enfermedad diarreica aguda— se anuncia el cólera en los carteles

que aparecen en las salas especiales de emergencias creadas en todos los

policlínicos y hospitales. El posible eufemismo obedece, al parecer, a

la "mutación" que presenta la bacteria cubana con respecto a la

tradicional. Sin embargo, para la mayoría es un intento de ocultar el

fracaso del muy promocionado sistema de salud nacional, en franco deterioro.



Santiago de Cuba es hoy una ciudad de contrastes, con edificios

coloridos por su reciente pintura alternándose con viviendas maltrechas

de relucientes tejados de zinc, en su mayoría mal colocados, donde se

encuentran las mayores incidencias de cólera y dengue.



Esas son las verdaderas vitrinas de "la cuna de la revolución".



Source: Los legados de Sandy | Diario de Cuba -

<http://www.diariodecuba.com/cuba/1382979049_5696.html>

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