Nos acomodan para el efecto psicológico de la próxima moneda única
octubre 28, 2013
Vicente Morín Aguado
HAVANA TIMES — La reciente decisión del Consejo de Ministros de la
república de Cuba tiene, en primera instancia, un alcance psicológico
con clara incidencia política, se trata de acomodarnos a la idea de las
cifras que vendrán como precios del comercio minorista, cuando se
generalice la moneda única, que será, obviamente, la denominada
Nacional, conocida en el argot bancario como CUP.
En la práctica, da lo mismo pagar 500 pesos Moneda Nacional (CUP) por un
par de zapatos o 20 Pesos Convertibles (CUC). Los cuentapropistas no
objetan cualquiera de estas dos opciones, inclusive aceptan el CUC a 24
y tal vez en el regateo terminen vendiendo el artículo en cuestión por
unos pesos menos si se trata de los CUP, con tal de cerrar la tarde con
una buena venta.
Imaginemos que un abnegado campesino, "Guajiro" le decimos en La Habana,
vendió cuatro cebados puercos y arriba a la capital con veinte mil pesos
moneda nacional. Tiene por ahora la obligación de ir a una Casa de
Cambio (CADECA) y adquirir Convertibles, obteniendo finalmente 800 de
estos últimos billetes, con plena circulación en el país, al igual que
los anteriormente señalados.
El señor de referencia, irá a una tienda de las llamadas Recaudadoras de
Divisas (TRD) con el objetivo de adquirir ciertos productos, vendidos
hasta hoy únicamente en CUC. Otra historia es la de un jubilado que
recibe tal vez 250 CUP al mes, equivalentes a unos 10 CUC. Sin embargo,
las matemáticas carecen de sentimientos, en ambos casos se trata de un
común denominador, lo que para nada altera las cuentas del
cuentapropista o de la TRD.
Sin embargo, el efecto Psicológico es real, porque durante muchos años
los cubanos estamos acostumbrados a los precios en moneda nacional,
rechazando de plano eso de pagar, por ejemplo, 25 mil pesos por un TV
plasma, más o menos los mil Pesos Convertibles que cuesta. Las cifras
asombran, molestan, te recuerdan lo jodido que estás porque te aplicaron
la doble moneda, pagándote el jornal en una en tanto te venden los
productos en la otra.
Entonces ahora nos proponen la posibilidad, experimental primero, luego
será extendida a todo el país, de pagar los productos y servicios en
cualquiera de las dos monedas, como si con ello estuvieran cambiando la
realidad económica, cuando se trata de una simple operación matemática
en un mundo donde cualquiera tiene a mano una calculadora electrónica.
De hecho se trata de acomodarnos en el plano mental rumbo a lo que
vendrá en un futuro cercano. Tendremos una sola moneda, da lo mismo si
es el CUP o el CUC, aunque por razones de "prestigio" supongo que será
la antigua, llamada Moneda nacional. La diferencia es acostumbrarnos a
pensar en cifras elevadas, cosa común en otros países, pero hasta ahora
impensable en los marcos de la Revolución.
Al igual que en Venezuela, México o Japón, hablaremos de cientos o miles
de pesos por cosas consideradas como de menor cuantía, un paquete de
Caramelos, un Peter de Chocolate, un ventilador o una Bicicleta. El tema
es ir introduciendo en la mentalidad del cubano la dura realidad de que
no hay cambios mágicos, dados por decretos presidenciales. La moneda es
una sola hace tiempo, ahora estamos legalizando el asunto.
Sin embargo, antes de plantearles mis consideraciones finales, debo
recordar que además del "prestigio" mencionado, hay otros servicios
pagados en Moneda Nacional como la electricidad, el gas, el acueducto,
los productos normados en la bodega, el pan racionado, etc., que
justifican la prioridad de los CUP a la hora de determinar la moneda que
definitivamente se quedará reinando.
Cuba está transitando lentamente hacia una economía de mercado limitada,
cuyo crecimiento posterior parece indetenible. No hay soluciones de
varita o plumazo, de momento nos están "acomodando" para el paso
siguiente, que será una sola moneda, sin opciones de rebajar la relación
de precios actuales al consumidor o los salarios, porque un decreto
estatal no puede cambiar la economía del país. Se trata de amortiguar el
efecto Psicológico.
Otra arista del problema es positiva, aunque sus efectos no guardan
relación directa con el poder adquisitivo de la población. Se trata de
unificar el sistema contable, generando un mecanismo de costos
confiable, al utilizar un solo referente, frenando numerosas
arbitrariedades que hoy originan conflictos, desfalcos, trampas y demás
contradicciones propias de la absurda dualidad monetaria.
Un precio único para cubanos y turistas, una sola obligación al pago en
cualquier lugar, cierra las puertas a los inspectores chantajistas,
elimina cuentas dobles en lo referido al pago de las mercancías, su
posterior elaboración y venta, liquidando ciertas prerrogativas hasta
ahora usadas por la burocracia que se ha entronizado en Cuba.
Aplaudo la medida tendiente hacia la unificación monetaria porque
termina legalizando lo que es un hecho real, cortando "mecánicas" a los
aprovechados que viven del esfuerzo de los trabajadores. Reconozco que
aún así es poco, pero se trata de un paso adelante y ojala no vengan
pasos atrás como lamentablemente está sucediendo en la actualidad
imprevisible de mi país.
Source: "Nos acomodan para el efecto psicológico de la próxima moneda
única - Havana Times en español" - http://www.havanatimes.org/sp/?p=91509
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