lunes, 7 de abril de 2014

Incremento salarial a la Salud Pública cubana - sabores y sinsabores

Incremento salarial a la Salud Pública cubana: sabores y sinsabores

Mientras no se produzcan cambios a nivel macroeconómico que devuelvan al

salario su básico sentido motivacional, ningún aumento salarial tendrá

sentido.

Dr. Jeovany Jiménez Vega

abril 06, 2014



El rumor ya dio paso a la certeza: llega para nuestro sector un

incremento salarial que para algunos duplica –y hasta cuadruplica en

algunos casos– nuestro salario básico. Pero lo que debería ser sin

reservas una excelente noticia, nos llega con una extraña mezcla de

incertidumbres y pasmosas evidencias, con un desagradable lastre de

dudas que deslustran un tanto lo que bajo otras circunstancias sería una

alegría absoluta.



Como bien recordaremos, nuestro salario actual es resultado del anterior

incremento hecho a nuestro sector en 2005 bajo la égida de Fidel Castro.

Si bien aquel fue francamente irrespetuoso, esta vez no es tanto el

incremento en sí lo que enturbia la noticia como aquellas obvias

condiciones que le cuelgan, y es que en la Cuba de hoy, como en la de

entonces, la solución del asunto continúa siendo no tanto cuestión de

salarios como cuestión de precios: es evidente que mientras no se

produzcan cambios a nivel macroeconómico que devuelvan al salario su

básico sentido motivacional, ningún aumento salarial tendrá sentido.



Varias aristas del tema saltan al análisis más insulso e imponen una

pléyade de obligadas preguntas: ¿de qué nos sirve este aumento salarial

cuando se produce con una moneda francamente devaluada? ¿Vale la pena

considerarlo como el estímulo que pretende ser mientras esté vigente la

infame política de precios seguida por el Gobierno cubano, hace dos

décadas, en toda la red de comercio minorista, y que nos grava la vida

de forma bestial? ¿Cómo quedan otros sectores, tan imprescindibles como

el nuestro, mientras el gobierno no tome medidas concretas al respecto?

Se hace evidente que el único modo en que algo similar tendría

consecuencias prácticas, que nos alcancen a todos, sería mediante la

implementación impostergable de precios justos y adecuados al poder

adquisitivo del salario promedio –algo que de momento no parece estar en

el tintero de los decisores de este país.



Pero aquí todo análisis objetivo debe adecuarse a una regla de oro:

situar cada cosa en su contexto. Si bien es cierto que esa mensualidad

que se pagará al médico cubano a partir de mayo la gana su colega en

Miami en menos de un par de horas –gana más de mil veces nuestro salario

en Cuba– no creo nada más absurdo, sin embargo, que caer en semejantes

comparaciones. Salta a la vista que Cuba difiere sustancialmente del

primer mundo por miles de motivos obvios. De hecho era menos este

cuestionamiento hacia afuera y más el que hacíamos hacia adentro, lo que

motivaba aquella iniciativa nuestra en 2005: saber de otros sectores

que, a pesar de no tener ni por asomo nuestro peso en la economía, eran

holgadamente mejor atendidos.



En lo particular no me molesta que un productor agrario que trabaja de

sol a sol gane millones, pero sí me revientan el dirigente corrupto que

defalca el tesoro público de mi nación, el oficial de aduana que roba

con la mayor impunidad del mundo, cada policía que extorsiona a alguien,

y todos ellos tienen algo en común: ganarán un "salario" bastante mayor

que el mío.



Es en este contexto que llega el actual incremento salarial: nos llega a

sabiendas de que vendiendo maní ganaríamos el doble de nuestro futuro

salario, de que un maletero del aeropuerto o de un hotel ganará más en

un solo día y que en todos esos lugares hay ladrones que igual ganan más

de $1000.00 USD ¡en cada turno de trabajo! Todos tenemos pacientes que

no se molestarían en salir de su casa por menos de $500.00 pesos

diarios, mientras nosotros ganaremos entre $1000.00 y $2000.00 pesos

mensuales.



Si bien hay que reconocer que el incremento actual difiere

sustancialmente del pretendido en 2005, también resulta insoslayable que

se produce en circunstancias bien diferentes a aquel: ahora están

derogadas las leyes que prohibían masivamente a todos los cubanos viajar

al extranjero; ya están derogadas también las resoluciones ministeriales

del MINSAP que retenían a los profesionales de la salud durante al menos

cinco años si querían viajar; ahora las misiones de trabajo en el

extranjero están reportando ingresos records, pero a la vez se

evidencian señales inequívocas de deserciones desde las mismas, de

médicos y personal técnico que emigra temporal o definitivamente, así

como de un número sin precedentes de trabajadores de estas categorías

dentro de Cuba desvinculados debido a una profunda desmotivación.



Es indudable que este incremento salarial forma parte de una estrategia

de contención contra todas estas tendencias, aunque lo anunciado adolece

de grandes vacíos: no toma en cuenta a los jubilados del sector, no se

paga antigüedad, ni se mencionan para nada las guardias médicas que tan

caras nos cuestan en cuestión de salud personal. No descarto que estas

últimas cuestiones estén incluso decididas, pero que se lleven a efecto

más adelante.



De momento Ciudadano Cero saluda cuanto de sensato haya sido

determinante en la toma de esta decisión, que favorece a un sector

social que muchísimo se lo merece. Inevitables recuerdos me asaltaron

ante la noticia, que llega en vísperas de cumplirse justo dos años de

nuestra rehabilitación para el ejercicio de la Medicina, el 31 de marzo

de 2012, después de una larga batalla que contó con el apoyo de cientos

de personas de buena voluntad dentro y fuera de Cuba.



Valió la pena cada post, cada tweets, cada mensaje de aliento, cada

palmada en el hombro. Atesoro en la memoria aquellas conmovedoras

muestras de solidaridad: los largos minutos de ovación que derivaron en

catarsis colectiva cuando el padre Francesc Carreró Vidal, después de

misa, anunció la nueva en la Iglesia Católica de Guanajay; la vecina que

recibió el mismo día dos buenas noticias –que habíamos sido vindicados,

y el resultado de una biopsia que demostraba que no tenía cáncer– y me

aseguró con total certeza que se alegraba más de lo primero; cada hombre

que me estrechó las manos sin disimular las lágrimas. Para todos ellos

guardará siempre este cubano su deuda perpetua de gratitud.



Publicado en el blog Ciudadano Cero



Source: Incremento salarial a la Salud Pública cubana: sabores y

sinsabores -

http://www.martinoticias.com/content/incremento-salarial-a-la-salud-p%c3%bablica-cubana-sabores-y-sinsabores/33765.html

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