Las empresas estatales socialistas en el núcleo de las reformas castristas
[30-04-2014 11:48:32]
Elías Amor
Economista
(www.miscelaneasdecuba.net).- Una de las actuaciones que ha venido
impulsando Raúl Castro en su programa de actualización del socialismo ha
sido la transformación de la empresa estatal socialista. Desde los
tiempos ya lejanos del "perfeccionamiento empresarial", la necesidad de
poner en orden el sistema ha sido recurrente.
Y, aun cuando en los distintos enunciados y proclamas sigan insistiendo
que "la forma fundamental de gestión del modelo económico es la empresa
estatal socialista", las normas jurídicas que se publicaron hace unos
días en la Gaceta Nacional suponen un nuevo paso adelante en un proceso
absolutamente irreversible y que debe conducir a la normalidad en la
gestión de las actividades económicas en Cuba.
Dicho de otro modo, Raúl Castro está dando la vuelta a todo lo que su
hermano se empeñó en destrozar durante cinco décadas. En ese sentido,
dotar de mayor autonomía a las empresas estatales es una buena cosa, y
merece una valoración positiva.
¿Por qué defiendo esta posición?
Básicamente porque el estado centralista y estalinista que sostiene la
dictadura comunista de Cuba demuestran ser inservibles. Ya no existen
países en el mundo que apuesten por este sistema para regular sus
relaciones económicas, salvo Corea del Norte y Cuba. El modelo castrista
es una reliquia histórica que pertenece al siglo pasado. La prohibición
de la libre empresa y la propiedad privada, el intervencionismo estatal
asfixiante y las prácticas autárquicas como ejes de un modelo económico,
no dan para más. Tal vez, el Ché, Fidel o Raúl, creyeron que era posible
esa vía alternativa, pero sus ideas trasnochadas pertenecen a un
contexto y una época ya muy lejana en el tiempo.
Dar más autonomía a las empresas estatales es una buena forma de mejorar
su eficiencia y competitividad. Por supuesto que las normas castristas
publicadas en la Gaceta dejan mucho que desear, pero suponen un camino a
iniciar lleno de promesas. No me extraña que esta política de dar más
libertad a las empresas socialistas haya abierto un nuevo frente en el
aparato burocrático de un estado que se resiste a adaptarse a los nuevos
tiempos. Vaya por delante que tengo muy claro quiénes van a perder esa
batalla. Y por supuesto, la guerra, hablando como lo hacen ellos.
Lo que se ha aprobado por el régimen castrista es una progresiva y muy
sana, separación de las funciones estatales de las empresariales.
Gracias a ello, las empresas estatales tienen las manos más libres,
digamos sus gestores, para adaptarse a un nuevo entorno que es
absolutamente necesario para evitar la parálisis imperante en el país
durante décadas. Ojalá que ese proceso continúe avanzando. Tiempo habrá
para regularizar el marco de los derechos de propiedad, pero la
prioridad es que las empresas funcionen y sean rentables. Y con el peso
del estado y del partido encima, eso es imposible.
Es muy bueno para una economía, vincular el salario con los resultados
de las empresas. Si se eliminan los límites administrativos del pésimo
modelo igualitario imperante en la Isla, y se fomenta que aquellas
empresas estatales que funcionen bien puedan pagar más, los efectos de
esas medidas pueden ser muy relevantes. Nada de referencias negativas al
"destajo" como he leído en algunas declaraciones. El salario en función
de la productividad rige en las decisiones microeconómicas que están en
la base del funcionamiento de una economía y permite que muchos
comportamiento se acerquen a estándares de eficiencia. Fundamental para
que la economía cubana vuelva a funcionar.
Por supuesto que hay mucho recorrido por delante. Por ejemplo, ahora se
permite a los gestores la venta de los excedentes después del perverso
cumplimiento de los encargos estatales. La cuestión es ¿por qué deben
existir esos encargos estatales? ¿Qué sentido tienen? ¿Por qué las
empresas estatales no pueden vender toda su producción y servicios
directamente a los consumidores que son los destinatarios finales de los
mismos? ¿Qué sentido tiene ese papel "intermediario" del estado
castrista que se reserva esa producción para una distribución que,
durante medio siglo, ha sido un desastre? Creo que en este campo existen
muchas posibilidades de ir avanzando en la libertad y la flexibilidad
empresarial, pero la venta de los excedentes a precios de mercado parece
un buen comienzo.
Visto desde lejos y con los efectos que el mantenimiento de un sistema
dominado por la ideología tiene sobre una economía, liberalizando las
trabas existentes se puede concluir las enormes dificultades que el
castrismo ha impuesto sobre los cubanos y el normal funcionamiento de
sus empresas. Algunos ejemplos de lo que ahora se está implantando
sirven para contrastar lo alejado que se encontraba el sistema de la
realidad.
Las normas de la Gaceta aumentan la independencia de la gestión,
flexibilizan los objetos sociales y el sistema de indicadores directivos
para medir el desempeño de las entidades, descentralizan funciones,
incrementan la responsabilidad en la actividad empresarial, pretenden
una mayor preparación de los directivos. La pregunta inmediata, ¿es que
acaso todo esto, que es absolutamente necesario para que una economía
funcione con absoluta normalidad, no se estaba haciendo en la economía
castrista?
Defiendo la libertad de empresa. Creo que la empresa estatal puede y
debe funcionar con criterios de independencia y autonomía respecto de su
propietario principal, el estado. También pienso que este no debe
interferir directamente en la actividad económica, sino que sus
funciones clásicas, asignación de recursos, estabilización de los ciclos
económicos y distribución de la renta, tienen poco que ver con la
presencia del estado y sus representantes en las empresas. Hay mucho que
hacer.
Source: Las empresas estatales socialistas en el núcleo de las reformas
castristas - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5360c6f03a682e0ed0bb0935#.U2Dti_mSwx4
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